"'Leonarda' ha sido el pretexto para hablar de mi realidad"
La Habana/Llevar a escena Una caja de zapato vacía fue una prueba de fuego para el joven dramaturgo Eric Morales. Sin embargo, la complejidad del texto de Virgilio Piñera y sus comienzos como director de teatro, no fueron obstáculos para ganarse el aplauso del público y el reconocimiento de la crítica especializada.
Este enero, Morales ha vuelto a las andadas con Leonarda, una obra del escritor noruego Bjørnstjern Martinus Bjornson (1832-1910). La pieza aborda la incapacidad del ser humano para amarse y los conflictos derivados de no aceptar las opiniones del otro. En medio de los ensayos y los últimos retoques a la escenografía, el joven director ha contado para los lectores de 14ymedio los retos que ha debido enfrentar con Leonarda.
Pregunta. ¿Por qué elegir para mostrar en La Habana de este tercer milenio, la obra de un autor noruego de finales del siglo XIX?
Respuesta. Entre las razones por las que elegí Leonarda está su lirismo, pero sobre todo porque me enamoré de ella, me enamoré de su poesía. La obra me ha dado la posibilidad también de acercarme y hablar de mi propio país. De las diferencias políticas que hay aquí, la incomprensión, la necesidad de aceptación y la incapacidad de amar.
La historia es la de una mujer marcada por la sociedad como agresiva y dura, por la manera que tiene de ver la vida, la política y los conceptos familiares. Sin embargo yo la siento como una mujer frágil y llena de encanto. Leonarda ha sido un pretexto para hablar de mi realidad e ir a la poesía, tocar temas como la pasión y los triángulos amorosos.
P. ¿Fue muy difícil contextualizar la historia en el momento actual?
R. Me apoyé en la experiencia que he logrado en el proyecto del que formo parte, el Holo Teatro del Espacio Teatral Aldaba, que dirige la joven directora cubana Irene Borges. También trabajé con mi madre, que es asesora dramática, y con Brenda Besada que me ayudó en esta tarea.
P. Alternan sobre las tablas rostros de actores experimentados y otros mucho más jóvenes. ¿Cómo fue la selección del elenco?
R. Aposté en primer lugar por actores ya consagrados como Faustino Pérez, que ha tenido una carrera muy prestigiosa en el teatro y la televisión. Se trata de un actor muy maduro. En el protagónico, destaca Dania Splinter una actriz de mucha experiencia y carisma. Ellos comparten escenario con rostros más jóvenes como Yeney Bejerano, con la que vengo trabajando hace tiempo en varios proyectos y Marlon López que también se ha desempeñado con anterioridad en el teatro y la televisión.
"Creo que la labor del artista del teatro –y el artista en general– es hacer deleitar o sufrir y, a la vez, poner a pensar"
P. ¿ Y la escenografía? ¿Cómo superaste el problema de los recursos para ambientar la obra?
R. Muy simple. Me decidí por un concepto minimalista en la puesta, con los mínimos recursos. Preferí elementos de buen gusto que den aire de sobriedad y elegancia, pero desde la sencillez. Todo está dispuesto de manera que se pueda transitar por distintos espacios y de esa manera centrar la obra en los conflictos. El trabajo con el actor es lo que más me interesa como director, por eso le doy tanta importancia al trabajo psicológico del personaje.
P. Al revisar las temáticas que has elegido para llevar ante el público, da la impresión que ves en el teatro una fuerza de cambio social ¿Me equivoco?
R. Los que nos dedicamos a este oficio siempre ponemos un grano de arena en esa dirección. Pero a estas alturas no sé si el teatro pueda llegar a cambiar las cosas en un contexto donde existen otros medios que abarcan más. Sin embargo, creo que la labor del artista del teatro –y el artista en general– es hacer deleitar o sufrir y a la vez poner a pensar. Tenemos que estremecer al espectador y eso de alguna manera lo está reafirmando o moviendo a hacer algo. Ahí está nuestro humilde grano de arena que a veces suele ser bastante fuerte y sólido.
P. ¿Después del éxito de Una caja de zapato vacía, no temes quedarte lejos de aquel éxito con esta nueva obra?
R. Esta es mi quinta puesta en escena y la verdad es que, aunque Una caja... no tiene mucho que ver con Leonarda en cuanto a temática o concepto, me ayudó a ganar parte de la experiencia en el trabajo con los actores que tengo ahora. No siento miedo al fracaso, porque creo que en la vida siempre hay que atreverse, siempre hay que lanzarse más allá.