Libros de marzo: psicoterapia a la cubana y un barrio español en la corte de Fidel Castro
Reedición del estudio de Padura sobre Carpentier y una antología de poetas cubanos
Salamanca/“Queremos pan, queremos vino, queremos al alcalde colgado de un pino”. Así decía el famoso himno punk de Cerro Belmonte, un barrio de Madrid que se declaró independiente de España en 1990 y que nada tendría que ver con Cuba si Fidel Castro no hubiera ofrecido asilo político a sus vecinos. La historia es tan rocambolesca que, además de ser un hito en la cultura popular madrileña, ya tiene novela.
El Reino de Belmonte (Reino de Cordelia), de Alfonso Mateo-Sagasta, relata el insólito interés de Castro, a las puertas del Período Especial, por un país imaginario que duró una semana. Su bandera fue inspirada en la cubana –con un triángulo blanco y una estrella roja–, acuñaron una moneda llamada belmonteño y le dieron al Ayuntamiento de Madrid un ultimátum para que abandonara su intención de expropiar las casas del barrio.
Jugaron bien sus cartas en plena crisis diplomática entre España y Cuba: varias personas habían entrado en julio de 1990 a la Embajada española en La Habana; ellos harían lo mismo en Madrid. Castro invitó a 25 vecinos de Belmonte a visitar Cuba con todos los gastos pagos. En una célebre foto, Castro escucha con fascinación a Esther Castellanos, la jovencísima abogada del barrio.
Mateo-Sagasta ha dicho a la prensa que su novela sobre Cerro Belmonte rinde homenaje a la España que entraba de lleno en la Europa moderna
Mateo-Sagasta, un profesor y medievalista que ha experimentado con varios géneros, ha dicho a la prensa que su novela sobre Cerro Belmonte rinde homenaje a la España que entraba de lleno en la Europa moderna. La Exposición Universal de Sevilla, los Juegos Olímpicos de Barcelona, la locura inmobiliaria, los asesinatos de la organización terrorista ETA son el telón de fondo de la novela.
En Madrid –la ciudad del siglo XXI, donde el Reino de Belmonte se llama Valdezarza– vive el médico cubano Eduardo López Collazo. Nombre hasta ahora poco conocido en el ambiente literario, pero toda una autoridad en la biomedicina y su divulgación, acaba de iniciarse en la ficción con Narcisos (Huso Editorial).
“Ocho hombres deciden abrirse con una psicóloga. Todos quieren solucionar sus problemas o al menos poder convivir con ellos. Carmen, la psicóloga, también tiene su historia […] la novela tiene muchas capas y lecturas”, así describe el argumento el propio en una conversación con el cineasta Carlos Lechuga.
Rialta publica Cuba Material, una caterva de objetos y documentos sobre la Isla durante la Guerra Fría reunidos por la cubana María A. Cabrera Arús y el mexicano Xavier Tavera. El catálogo tiene dos fechas límite: 1959 y 1989. El auge y ocaso de una forma distópica de vivir el socialismo en Cuba.
La misma revista publica, en su sección Expedientes, una recopilación de documentos sobre el legado del Congreso Nacional de Educación y Cultura de 1971, el pistoletazo de salida de una de las épocas de represión cultural más intensas en Cuba. La polémica involucró a tres actores entre 1993 y 1994: el comisario Alfredo Guevara –tras una entrevista con Wilfredo Cancio Isla–, el poeta León de la Hoz y el periodista Pedro de la Hoz. Una frase de Guevara sobre el caso PM puede servir de resumen a la discusión: “De aquel instante quedan la noticia lejana y confusa, las interpretaciones diversas, lo que han dicho algunos protagonistas, y nuestro silencio”.
El conocido estudio de Leonardo Padura sobre uno de sus maestros, Alejo Carpentier, ha sido reeditado este mes por Verbum
El conocido estudio de Leonardo Padura sobre uno de sus maestros, Alejo Carpentier, ha sido reeditado este mes por Verbum. Un camino de medio siglo, publicado en el pasado por algunas editoriales cubanas y por el Fondo de Cultura Económica de México, examina la noción de lo real-maravilloso como concepto en el que el cubano cifró su narrativa. Además de crítica, es homenaje.
Cuando las antologistas de Cielo raso (Rialta) describen su libro como una colección de “poetas cubanos en Cuba” hay que tomarles la palabra: ausencia no quiere decir olvido, y cada exiliado solo puede escribir en su patria mental, que es siempre inmóvil. En Cuba están tanto Katherine Bisquet como Camila Lobón, y tantos otros. Cuba –como Belmonte, Redonda, Syldavia o Ruritania– puede ser también un reino independiente, un reino de la imagen y la imaginación.