"Aquí no mandas tú", el estribillo que silencia a las mujeres
Este reportaje fue hecho gracias al apoyo del Howard G Buffet Fund for Women Journalists de la International Women's Media Foundation.
- Este reportaje fue hecho gracias al apoyo del Howard G Buffet Fund for Women Journalists de la International Women's Media Foundation.
En el barrio habanero de La Timba un adolescente canta a voz en cuello un tema de trap que causa furor entre los jóvenes cubanos: “Aquí no mandas tú, silencio/ Presta atención bandolera”. El ritmo gana terreno en la Isla, con sus letras cargadas de misoginia y violencia de género.
Nacido en Estados Unidos en la década de los 90 y censurado en los medios oficiales de la Isla, buena parte del trap ensalza el consumo de droga, el sexo sin amor, la violencia y los actos delictivos. Sus estribillos han logrado desplazar al popular reguetón que desde principios de este siglo dominó la escena musical cubana.
El trap se ha vuelto viral gracias a la tecnología. Muchos de sus seguidores tienen menos de veinte años y utilizan las señales bluetooth para pasar los temas de un teléfono a otro. Aplicaciones móviles como Zapya y servicios al estilo de YouTube son las mejores casas disqueras con las que cuentan los exponentes de esta música pegajosa.
El colombiano Maluma, el estadounidense Arcángel, junto a los boricuas Bad Bunny y Ozuna, son las estrellas del nuevo fenómeno más conocidas en Cuba. Sus letras están cargadas con historias de barrios marginales, donde el trapicheo, los estupefacientes y las armas son parte del día a día.
En el contexto trapero las mujeres son vistas muchas veces como una propiedad del varón y pendientes de sus caprichos. Escenas de agresiones sexuales, jóvenes drogadas o amarradas a la cama y continuas infidelidades son tarareadas por niños y adolescentes en los ómnibus, aulas o aceras a lo largo de la Isla.
Unas letras que son dinamita pura en una región donde los indicadores de violencia de género hacen saltar todas las alarmas. En un reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) y ONU Mujeres se advierte de que Latinoamérica y el Caribe tienen unas tasas de feminicidio que son las más altas del mundo.
“El papel de los medios de comunicación como transmisores y constructores de modelos culturales” los convierte en aliados o adversarios en la “lucha por la igualdad”, advierte Amnistía Internacional
La imagen de las féminas en los materiales audiovisuales también se incluye dentro de los análisis sobre estas agresiones. “El papel de los medios de comunicación como transmisores y constructores de modelos culturales” los convierte en aliados o adversarios en la “lucha por la igualdad”, advierte Amnistía Internacional.
Los músicos de trap se defienden de las acusaciones de misoginia diciendo que solo reflejan la realidad de barrios pobres donde el machismo campea a sus anchas. Se muestran como cronistas de una cotidianidad donde las mujeres muchas veces son piezas de cambio entre bandas, grupos y enfrentamientos.
Las autoridades cubanas han reaccionado ante el avance del trap con una avalancha de artículos en la prensa oficial en los que acusan al ritmo de presentar a las mujeres como simples objetos del deseo. La canción Cuatro Babys, de Maluma, han sido censurada de la parrilla televisiva y radial.
Sin embargo, en los centros recreativos, las fiestas escolares y el transporte público se escucha con frecuencia la voz del colombiano. “Siempre me dan lo que quiero / Chingan cuando yo les digo / Ninguna me pone pero”, repetían este jueves durante el recreo una decena de estudiantes de primaria en una escuela en Centro Habana.
“Le he prohibido a mi nieto que escuche esas canciones porque de esas letras no puede salir nada bueno, pero no hay manera porque está por todos lados”, se queja Lucinda, de 72 años y residente en la ciudad de Santa Clara. “No basta con decirle que no puede oír esa música en la casa si hasta en la escuela la ponen”, lamenta.
En los matutinos y momentos recreativos de los centros docentes alternan muchas veces las baladas de corte patriótico con el más duro reguetón y el trap. Los miles de maestros casi adolescentes que están frente a las aulas, debido a la crisis de personal que vive el sector, son activos difusores de esos géneros.
“Yo quiero hacerte las 50 sombras de Grey, amarrarte de la cama con tape, comenzar a las 11 y terminar a las seis”, dice la letra de la canción 50 sombras de Austin del cantante Arcangel que tienen en su teléfono móvil o tableta todos los alumnos del preuniversitario de La Habana Vieja.
“No le veo nada de violento porque no es real, es una historia que el cantante se inventa para pasarla bien”, se defiende Magela, estudiante de enseñanza media
“No le veo nada de violento porque no es real, es una historia que el cantante se inventa para pasarla bien”, se defiende Magela, estudiante de enseñanza media. “No es que ahora oigamos a Arcangel y vamos a hacer lo mismo que él”, explica a 14ymedio la adolescente. “Es como un videojuego, donde no te mueres de verdad”, agrega.
Las discusiones sobre el nuevo ritmo han llegado a los platós televisivos. En un reciente debate, Israel Rojas, voz líder del dúo Buena Fe, apuntaba a deficiencias educativas en los centros de enseñanza y en el seno familiar como el sustrato donde el trap hunde sus raíces.
Sin embargo, Joseph Ros, realizador de audiovisuales, advirtió de los peligros de censurar esos temas y de la falta de diálogo sobre las decisiones de la política cultural en el país. La censura de contenido político o erótico tiende a potenciar la popularidad de canciones o videoclips.
En los años 90 el grupo independiente Magín llegó a reunir a más de 400 profesionales, fundamentalmente del mundo de la televisión y la radio, con el objetivo de cambiar “la imagen de la mujer en los medios”, cuenta una de sus fundadoras, Sonnia Moro.
Las integrantes de Magín trataron de “enfrentar el sexismo, los tabúes, los estereotipos” y los mensajes que contribuyen a reforzar “la mentalidad patriarcal”, pero el grupo fue rápidamente “desactivado” desde el Comité Central del Partido Comunista. “Nos quedamos atrás”, reconoce Moro, que señala también “la ausencia de un enfoque de género” en la educación cubana.
En la zona wifi de La Rampa, Melisa, de apenas nueve años, pedía este viernes a su madre que le descargara el videoclip Soy peor. “Sigue tu camino que sin ti me va mejor/ Ahora tengo a otras que me lo hacen mejor”, canta el puertorriqueño Bad Bunny. “Si antes yo era un hijo de puta ahora soy peor/ Ahora soy peor, ahora soy peor, por ti”.
Con unos pocos clics y sin dudarlo, la mujer bajó el material que la niña compartiría luego con sus amigas.
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Nota de la Redacción: este reportaje fue hecho gracias al apoyo del Howard G Buffet Fund for Women Journalists de la International Women's Media Foundation.
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