Medio centenar de cineastas cubanos denuncian la falta de respeto de las autoridades culturales

La Habana/Decenas de cineastas cubanos han arremetido este jueves contra las "instituciones culturales" por la polémica alrededor del documental La Habana de Fito, dirigido por Juan Pin Vilar y producido por Ricardo Figueredo. Tras una reunión que duró horas, en el cine 23 y 12 de El Vedado habanero, a la que asistieron unos 50 artistas, estos hicieron público un comunicado en el que desgranan los "sucesivos errores" de los "funcionarios implicados en estos actos".

El primero de ellos, prohibir la proyección de la cinta, junto a Existen, de Fernando Fraguela y Yulier Rodríguez, y El encargado, de Ricardo Figueredo, en la sede del grupo teatral El Ciervo Encantado, el 29 de abril.

Los cineastas reprochan "no ofrecer información pública y satisfactoria sobre esta decisión" y, además, cosa que ocurrió el pasado sábado, "presentar una copia no concluida del documental en un programa de la televisión cubana, ignorando la negativa de su director y su productor, y con el propósito explícito de desacreditarlos".

En ese programa, continúan, participaron dos vicepresidentes de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, "cuya primera función debía ser la defensa de los intereses de los creadores cubanos". En lugar de eso, denuncian los artistas, publicaron en las redes "declaraciones donde manipulan lo ocurrido" y "ofrecen falsas interpretaciones de la Ley de Derecho de Autor".

"Lo más grave es que procedimientos semejantes se han hecho sistemáticos, sobre todo en relación con el cine. La actuación de esas autoridades culturales ha violado una y otra vez principios éticos que deberían ser el sostén de cualquier diálogo respetuoso y constructivo", sentencian los cineastas.

Entre los firmantes de la misiva destacan, entre otros, Fernando Pérez, Gustavo Arcos, Rebeca Chávez, Luis Alberto García, Arturo Arango y Jorge Perogurría

Entre los firmantes de la misiva destacan, entre otros, Fernando Pérez, Gustavo Arcos, Rebeca Chávez, Luis Alberto García, Arturo Arango y Jorge Perogurría.

El director Carlos Díaz Lechuga, residente en España, no se mostró optimista con el encuentro de este 15 de junio. "Todo lo que tiene que ver con Cuba y el cine cubano es un déjà vu", aseguró en su cuenta de Facebook. "Los creadores se sientan en la misma silla desde los 60 y los cuadros y policías disfrazados los dejan hablar y le dicen que todo se va a resolver. Todo mundo se va con esperanzas o dudas para la casa y ya".

El cineasta afirmó que los creadores estaban "regalando sueños a gente que mata. Diálogo contra golpeadores. Nada va a cambiar. ¡Abajo la dictadura!".

La cancelación de las tres cintas mencionadas en la carta provocó una ola de cuestionamientos hacia las autoridades y la solidaridad con los cineastas afectados. En el caso de La Habana de Fito la censura sorprendió a muchos puesto que el documental fue uno de los proyectos ganadores del Fondo de Fomento del Cine Cubano en 2021, una iniciativa estatal. Vilar buscó explicaciones oficiales por la cancelación del evento. En una reunión con funcionarios del Ministerio de Cultura solo recibió evasivas, así que decidió enviar una carta a Miguel Díaz-Canel.

Cuando el 10 de junio, por el Canal Educativo 2, Televisión Cubana transmitió La Habana de Fito, que narra las visitas de Fito Páez a La Habana y sus opiniones sobre la situación en Cuba, en su espacio Espectador Crítico, Vilar denunció que nunca dio su consentimiento para la proyección televisiva del documental y que la difundida en el programa era "una copia mala y robada (...) No es el corte definitivo".

A partir de ese reclamo, numerosos cineastas han criticado la actuación oficial, como el director Fernando Pérez y el crítico Gustavo Arcos.

La reunión de este jueves no es la primera de este tipo en que los creadores audiovisuales reclaman mayor respeto por su trabajo y proponen una hoja de ruta para reflotar el sector.

En 2013 surgió el G-20, un grupo de cineastas que demandaban una ley de cine, mayor reconocimiento para el creador audiovisual y la legalización de las productoras independientes, entre otros beneficios. Pero pasados unos años el grupo fue perdiendo fuelle por agotamiento, cansancio o responsabilidad con otros compromisos. Varios de sus integrantes partieron al exilio.

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