‘Las Meninas’ corretean por La Habana
La Habana/En los alrededores del Castillo de la Real Fuerza, brotan por doquier rostros familiares, poses conocidas y personajes que han llegado desde el Museo del Prado, en Madrid, hasta esta Habana de sol y nostalgias. Esta ciudad, criolla hasta el tuétano, mantiene en cambio una conexión con la visualidad peninsular y europea, donde Las Meninas de Velázquez son primas hermanas y el Saturno de Goya que devora a sus hijos se interpreta en clave política.
Desde el pasado martes y hasta el 4 de mayo, luce bajo el sol de marzo una exposición fotográfica que reproduce a tamaño real 53 de las más representativas obras de la colección de la emblemática pinacoteca española. La intensa luz del trópico les da cierto toque irreal. Las balaustradas de la fortaleza colonial logran sacarlas del sagrado espacio de la sala de exposición y lanzarlas a la realidad cubana, a ras de calle, para competir por el protagonismo con la dura cotidianidad.
Emplazada en las verjas del castillo, la exposición pone "al alcance del gran público una serie de obras que son claves para el museo, pero también para la historia de la pintura", explica uno de sus coordinadores, Guillermo Corral van Damme, Consejero Cultural de la embajada de España en La Habana.
Las imágenes forman parte del archivo fotográfico del Museo del Prado y reproducen con alta fidelidad luces, colores, detalles y texturas. "Ahora nos podemos hacer una idea de cómo se ven estas obras a escala natural", comenta una joven que se ha detenido por un momento a mirar los paneles de plástico y lona donde están impresos los cuadros. Los cubanos en su inmensa mayoría no han visitado la pinacoteca que se erige "allende los mares" y, por regla general, ni siquiera han podido verlo en un recorrido virtual.
El Museo del Prado en La Habana traza un recorrido por los principales ejes que sustentan la colección original. La pintura española, con 25 reproducciones, comienza en el siglo XII con murales de San Baudelio de Berlanga para continuar con tres obras de El Greco y llegar al Siglo de Oro: Murillo, Rivera, Zurbarán y Velázquez. Entre las varias obras de este pintor en el marco de la muestra, destaca el detalle de Las meninas, que es además la identidad de la exposición.
'El Museo del Prado en La Habana' traza un recorrido por los principales ejes que sustentan la colección original
Las cinco obras de Goya recorren varios de sus registros, desde El quitasol y La maja desnuda hasta Saturno devorando a un hijo o El 3 de mayo de 1808 en Madrid, conocido como Los fusilamientos; Mariano Fortuny con Los hijos del pintor en el salón japonés y Madrazo con el retrato La condesa de Vilches ilustran el siglo XIX, y Joaquín Sorolla con Chicos en la playa cierra el periodo en el siglo XX con sus vibrantes pinceladas.
La escuela italiana también está representada a través de 13 obras de Fra Angelico, Mantegna, Botticelli, Rafael, Tiziano, Tintoretto y Caravaggio, entre otros. La pintura flamenca se muestra en 11 obras, entre las que destacan La adoración de los magos y Las tres Gracias de Rubens, además de El Jardín de las delicias de El Bosco, cuya obra está casi toda en el Museo del Prado. De la misma escuela están presentes Van Dyck, Brueghel El viejo, y Van der Weyden. Otras escuelas que pueden apreciarse son la francesa y la bohemia, con Poussin y Mengs, además de la alemana -con un autorretrato de Durero- y la holandesa, con Judit en el banquete de Holofernes, de Rembrandt.
Los curadores de la muestra han sido Ester de Frutos González y Fernando Pérez Suescun, del Área de Educación del Museo del Prado. El proyecto, nombrado inicialmente El Prado en las calles, tiene una voluntad pedagógica y de recuperación del espacio público. A lo largo de 2015 estuvo en El Salvador, Nicaragua y Honduras. "En principio iba a quedarse allí, pero ha tenido tanto éxito que se decidió hacer una gira latinoamericana (más extensa). La Habana es la primera escala", cuenta Corral van Damme.
Atados con un sistema de bridas, los paneles sostienen impresiones preparadas para resistir a la intemperie durante un mes que fueron realizadas en Tegucigalpa, última ciudad donde estuvo la exposición. Un equipo de la Oficina del Historiador de La Habana fue el encargado del montaje final sobre las rejas del castillo, justo frente a la entrada de la Bahía de La Habana.
El proyecto tiene una voluntad pedagógica y de recuperación del espacio público
La exposición ha sido posible gracias a la colaboración del Museo Nacional del Prado y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), que corre con el financiamiento de su itinerancia, y coordinada por la Embajada de España en La Habana y la Oficina del Historiador de La Habana (OHC).
Este viernes fue la inauguración formal con unas palabras del embajador español a las 10 de la mañana, en el Palacio del Segundo Cabo, Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Unión Europea.
Se espera que tras la inauguración oficial comiencen las visitas guiadas, los viernes y sábados a partir de las 10 de la mañana. En el Palacio del Segundo Cabo se anuncian conferencias impartidas por especialistas y otras actividades de promoción. Por el momento, algunos amantes del arte se detienen para disfrutar de esta muestra virtual materializada en plástico. Otros, atenazados por la rutina diaria, pasan sin mirar siquiera a una Maja desnuda a la que el sol le llega del ombligo a la barbilla.