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Milanés al cuadrado

Haydée y Pablo Milanés durante el concierto ‘Amor’ en el teatro Karl Marx de La Habana, este sábado 11 de junio. (14ymedio)
Luz Escobar

13 de junio 2016 - 00:25

La Habana/Después de una semana de lluvias y derrumbes, La Habana recibió el bálsamo de la buena música. A dúo se unieron las voces de Haydée y Pablo Milanés, para presentar los temas del álbum Amor ante el público que abarrotó en la noche de este sábado el teatro Karl Marx, en La Habana. Hija y padre se acompañaron sobre el escenario con esa natural conexión que les otorga la familiaridad y el talento.

Haydée mostró su alcanzada madurez artística y se sumergió en el repertorio de su padre con autenticidad. Eligió temas antológicos pero también rescató otros menos favorecidos por los medios y las compilaciones sobre la Nueva Trova. La joven lo advirtió en las palabras del programa, cuando detalló que quería “homenajear” las canciones de su padre, “que han formado mi sensibilidad y son parte de mi vida”.

En una escenografía simple, con luces de tonos azules, la intérprete irrumpió en escena entonando Comienzo y final de una verde mañana. Comentó al público que se trataba de una noche “muy especial” al cumplir el sueño de presentarse con “la música, las canciones con las que [creció]”.

Solo al filo de la tercera canción, Si ella me faltara alguna vez, hizo entrada la figura inconfundible del cantautor que levantó de las butacas a todos los espectadores. Con un sencillo gesto, Pablito, como le llaman sus seguidores, se remangó la camisa y comenzó a tocar en la guitarra el tema Matinal a solas. Un momento íntimo, en el que el público sintió como si se asomara a la ventana de una casa familiar, del hogar del artista.

Comentó al público que se trataba de una noche “muy especial” al cumplir el sueño de presentarse con “la música, las canciones con las que [creció]”

Las reflexiones acompañaron también a los temas musicales. Pablo Milanés aseguró que “hoy el planeta vive días terribles” donde “conseguir un día de felicidad” puede ser “casi un milagro”. Con esas palabras dio paso a la canción Día de luz que también interpretó en solitario. Al terminar, Haydée se le unió para cantar juntos Vestida de mar, un estreno entre tantos clásicos. En la letra, el autor llama a La Habana su “sueño esencial”, su “espacio vital” y le auguró que “un día será lo que un día fue”.

Los arreglos con aires más actuales y dejos de rock, vistieron de novedad a piezas como Hoy la vi y Hoy estás aquí más lejos, que Pablo dedicó a la compositora Marta Valdés. Con el acompañamiento de un excepcional Yaroldi Abreu, que arrancó varios “¡Bravo!” con su solo de percusión antes de Quiero ser de nuevo el que te amó.

La nostalgia también tuvo su momento con canciones como Ya se va aquella edad que popularizara la serie televisiva Algo más que soñar o El amor de mi vida. Después llegó una catarata de buenos momentos con El breve espacio en que no estás, Yolanda, Ámame como soy, en un espectáculo sin fallas ni baches, y bajo la dirección general y artística de Alejandro Gutiérrez.

Una noche donde padre e hija demostraron que dos generaciones pueden unirse alrededor de la buena música, estrechar vínculos filiales a través de ella y dejarle claro al público que si un Milanés era mucho para la música cubana, cuando se presentan “al cuadrado”, resultan imbatibles.

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