La 'miliciana más joven de Cuba' recoge su trauma familiar en el documental 'Seguridad'
Tamara Segura presentó en Canadá el filme en el que revela cómo el régimen acabó destrozando la vida de su padre y sus allegados
Toronto/Nada más nacer un 2 de diciembre, aniversario de la llegada a Cuba del yate Granma en el que viajaban entre otros Fidel Castro y Ernesto Che Guevara para iniciar la Revolución, Tamara Segura fue nombrada por las autoridades cubanas como miliciana, lo que la convirtió en la soldado más joven del país.
Segura, que se definió en una entrevista con EFE como una niña que siempre fue muy tímida y "que no quería ese tipo de atención", vivió el "honor" como una pesada carga.
La cineasta descubrió un violento encuentro con un oficial de la Policía, que le valió a su padre una condena de dos años en prisión y lo sumió en el alcoholismo que le acabaría destrozando
Ahora, convertida en una cineasta afincada en Canadá desde hace años, Segura presentó en Hot Docs –el festival de documentales más importante de Norteamérica y entre los más destacados del mundo– Seguridad , filme en el que narra la historia de su familia y revela cómo el régimen la destrozó.
El alcoholismo y la violencia de su padre provocaron el divorcio de sus padres y Segura se alejó de él. Cuando en 2010 se trasladó a vivir a Canadá, la ruptura fue total.
Cuatro años después, la cineasta intentó reconectar con su padre y se desplazó a Cuba para ello. Sin embargo, su padre falleció pocos días después de su llegada en 2014, hace ahora exactamente 10 años, sin que pudieran hablar.
Entre sus pertenencias había una caja con viejas fotografías familiares que lo mostraban como un hombre joven, alegre, sin rastro del alcoholismo y violencia que marcaría su vida.
En el film, Segura revela un secreto que había desconocido hasta ese momento. A través de conversaciones con su madre y su abuela paterna, así como con documentos, descubre un violento encuentro con un oficial de la Policía, que le valió a su padre una condena de dos años en prisión y lo sumió en el alcoholismo que le acabaría destrozando.
"Mi primer instinto de hacer la película fue justo después de la muerte de mi padre, cuando descubro esa herencia de fotos. Y en esas fotos pues hay claramente una historia familiar que fue un golpe en las vísceras", explicó Segura.
"Ese proceso fue largo hasta que finalmente me di cuenta de que era algo que quería hacer porque era una historia que me iba a perseguir de por vida si no la contaba", añadió.
Segura describe el momento en el que descubrió la brutalidad policial que condenó a su padre, y la impunidad del régimen que envió a la cárcel a un hombre que hasta entonces había sido un ciudadano modelo, como "un puñetazo en la cara".
"Miras atrás y explica absolutamente todo. Eso era algo que no podía ignorar", dijo. Fue en ese momento cuando decidió que tenía que hacer un documental.
"No tenía intención de hablar sobre la economía, la política, la realidad ideológica o sociocultural. Yo realmente quería hablar de la vida interna y de lo que te hace psicológicamente esa violencia"
"No tenía intención de hablar sobre la economía, la política, la realidad ideológica o sociocultural. Yo realmente quería hablar de la vida interna y de lo que te hace psicológicamente esa violencia", explicó.
La cineasta añade que saber el papel que el régimen jugó en la destrucción de su padre fue "como una reafirmación de algo que ya intuitivamente en abstracto. Pero claro que es muy diferente verlo en carne propia".
"Tuve muchas emociones, mucha rabia, mucho dolor, mucho arrepentimiento de haber terminado la relación con él, sin una disculpa, sin entender realmente quién fue él y sin poder decir las cosas que quería decir. Hacer la película ha sido una forma de enmendar esos errores", concluyó.