Muere el cineasta cubano Sergio Giral, cuyo 'Techo de vidrio' y 'Plácido' fueron censurados
De padre cubano y madre estadounidense, su vida transcurrió entre ambos países
Madrid/El cineasta cubano Sergio Giral murió a primera hora de este martes en su domicilio de Miami, EE UU, a los 87 años. Según informó Café Fuerte, el artista “se encontraba delicado de salud desde hacía meses”. En el momento de su fallecimiento lo acompañaba su pareja, el productor Armando Dorrego.
Nacido en La Habana en 1937, de padre cubano y madre estadounidense, su vida transcurrió entre ambos países. De niño se formó en la capital cubana en La Salle, una escuela católica, y al terminar la primaria continuó sus estudios en Estados Unidos, donde residió durante su adolescencia y primera juventud. De ahí que se considerara “cubanoamericano”, mezcla de las dos culturas y “producto de varios cambios de vida”.
Tal y como dijo en una entrevista a Radio Televisión Martí, Giral se crió viendo cine americano, algo que encantaba a sus padres. Después conocería el cine europeo, principalmente el neorrealismo italiano y la Nouvelle Vague francesa, cuyas películas, contaba, se exhibían en el antiguo cine Capri de La Habana de los años cincuenta.
Recordaba que las películas habían de adaptarse a la “ética revolucionaria” pero que “la mayor parte de los cineastas sabía lo que estaban haciendo y dónde lo estaban haciendo”
En Nueva York conoció al director de fotografía español Néstor Almendros, quien le propuso entrar en el recién creado Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic). El idilio con la Revolución le duró poco a Almendros –salió de la Isla en 1962–, pero Giral sí se quedó en Cuba, haciendo documentales “científicos y didácticos”, aunque algunos de ellos, como uno sobre los servicios psiquiátricos del hospital Calixto García, fueron censurados.
“Para que pasara un guion era un poco difícil”, contaba el director en la misma entrevista, de 2022, al tiempo que recordaba que las películas habían de adaptarse a la “ética revolucionaria” pero que “la mayor parte de los cineastas sabía lo que estaban haciendo y dónde lo estaban haciendo”.
Su alabado primer largometraje, El otro Francisco (1975), inauguró uno de los temas fundamentales a lo largo de su carrera: la esclavitud y la figura de los negros en Cuba, que seguiría explorando en El rancheador (1976) y Maluala (1979).
Techo de vidrio (1981), que resultaba una crítica al sistema vigente en Cuba, fue prohibido tras su estreno. Sin embargo, a pesar de quedar desde entonces “bajo vigilancia”, Giral retomó su trabajo cinco años después, con Plácido (1986), también censurada.
De nada de esto da cuenta la página que le dedica Ecured, que recoge su vida y obra de manera sobria. Sin romper explícitamente con el régimen, en 1990 se mudó definitivamente a EE UU.