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Adiós Ela

Moraima Secada , Ela O'Farrill y Meme Solís
Zunilda Mata

31 de octubre 2014 - 08:20

La Habana/La muerte se ha llevado a la compositora e intérprete cubana Ela O’Farrill. Con su partida la música nacional pierde una de sus más notables creadoras. La triste noticia, obliga también a reflexionar sobre una generación musical que en gran medida vivió el dolor del exilio, la censura en los medios nacionales y el intento de borrar su existencia de la cultura cubana.

Ela nació en Santa Clara, en 1930 y compuso varios boleros antológicos, entre los que destaca el clásico “Adiós, felicidad” y “Freddy”, dedicada e interpretada por la fugaz estrella Fredesvinda García Valdés. Cuando joven trabajó como maestra y tomó clases con César Portillo de la Luz, a quien siempre reconocería como su maestro.

Sus canciones fueron interpretadas en un inicio –y con magistral desempeño- por la voz de Doris de la Torre con el acompañamiento de la pianista Numidia Vaillant. Poco tiempo después sus composiciones llegarían a ser conocidas por grandes figuras de la escena de los años cincuenta, quienes las agregaron a su repertorio. Así quedaron grabados boleros como No tienes por qué criticar, Cuando pasas tú, Son cosas que pasan, Nada son mis brazos y Adiós, felicidad.

Voces como la de Elena Burke, Pacho Alonso, Fernando Álvarez, Oscar Martin y Bola de Nieve, integraron aquellas letras de la “muchacha santaclareña” a sus presentaciones

Voces como la de Elena Burke, Pacho Alonso, Fernando Álvarez, Oscar Martin y Bola de Nieve, integraron las letras de la “muchacha santaclareña” a sus presentaciones. La propia autora podía ser escuchada en centros nocturnos y otros espacios musicales habaneros, donde con su voz y su guitarra se habría paso en una de las épocas más prodigas y llena de estrellas de los escenarios cubanos.

Ela se radicó en México desde 1969 y sobre ella cayó el silencio de las instituciones culturales que dejaron de difundir su trabajo e incluirla en discos y en la programación radial y televisiva. Varias generaciones de cubanos sólo supieron de su existencia a través de las historias que contaban sus padres y sus abuelos o algún disco de antaño que hubiera quedado escondido en una gaveta.

Afortunadamente los torquemadas culturales no pudieron impedir que siguiéramos escuchando a Ela en la intimidad de nuestras casas

Afortunadamente los torquemadas culturales no pudieron impedir que siguiéramos escuchando a Ela en la intimidad de nuestras casas. Como mismo lo hicimos con Celia Cruz y Olga Guillot. No obstante, el daño musical fue profundo y su canción "Adiós felicidad" fue tildada de "decadente" y "pesimista”, comparada con los “gloriosos himnos” que el sistema político prefería escuchar en boca de sus artistas.

Pasaron casi cuarenta años hasta que Ela volvió a ser escuchada de manera pública en Cuba, cuando regresó en 2008 y participó en un homenaje a su amiga Elena Burke, quien había fallecido seis años antes. El “redescubrimiento” continuó y Omara Portuondo incluyó su Adiós, felicidad en el disco Gracias, que mereciera en el año 2009 el Premio Gramy Latino.

La muerte de Ela, ha hecho que varios medios oficiales cuelguen en sus páginas digitales alguna que otra necrológica. En ellas apenas se menciona su “muerte” anterior, cuando la intentaron matar artística y culturalmente. Sin embargo, como una vez volvió de ese enterramiento forzado, esperamos que también en esta ocasión la creatividad de Ela O´Farrilll sobreviva a su propio deceso.

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