Muere en Perú a los 89 años Mario Vargas Llosa, escritor universal y comprometido
De la izquierda al liberalismo, la pasión política que cruzó la vida del Nobel de Literatura
Lima / Madrid/El nobel de literatura peruano Mario Vargas Llosa falleció este domingo en Lima a los 89 años, y con él se pierde al último representante de la generación dorada de la literatura latinoamericana y un gran amigo de 14ymedio, cuyo nacimiento el escritor peruano celebró con mucho entusiasmo en 2014.
Escritor universal a partir de la compleja realidad peruana, Vargas Llosa formó parte del llamado ‘boom’ latinoamericano junto con otros grandes como el colombiano Gabriel García Márquez, el argentino Julio Cortázar o los mexicanos Carlos Fuentes y Juan Rulfo.
“Con profundo dolor, hacemos público que nuestro padre, Mario Vargas Llosa, ha fallecido hoy en Lima, rodeado de su familia y en paz”, informó en la red social X su hijo mayor, Álvaro, en un mensaje suscrito también por sus hermanos Gonzalo y Morgana.
Vargas Llosa describió las realidades sociales en obras maestras como La ciudad y los perros o La fiesta del chivo. Admirado en la literatura, sus posiciones liberales despertaron hostilidad un medio intelectual con tendencia a la izquierda.
“Los latinoamericanos somos soñadores por naturaleza y tenemos problemas para diferenciar el mundo real y la ficción. Es por eso que tenemos tan buenos músicos, poetas, pintores y escritores, y también gobernantes tan horribles y mediocres”, dijo poco antes de recibir el Premio Nobel en 2010.
“Los latinoamericanos somos soñadores por naturaleza y tenemos problemas para diferenciar el mundo real y la ficción. Es por eso que tenemos tan buenos músicos, poetas, pintores y escritores, y también gobernantes tan horribles y mediocres”
Su universalidad quedó patentada con su incorporación a la Academia Francesa en 2023.
Nacido en la sureña ciudad peruana de Arequipa el 28 de marzo de 1936 en una familia de clase media, fue educado por su madre y sus abuelos maternos en Cochabamba (Bolivia) y luego en Perú.
Tras sus estudios en la Academia Militar de Lima obtuvo una licenciatura en Letras y dio sus primeros pasos en el periodismo.
Se instaló en 1959 en París, donde se casó con su tía política Julia Urquidi, 10 años mayor que él (que inspiraría más tarde La Tía Julia y el escribidor) y ejerció varias profesiones: traductor, profesor de español y periodista de la Agence France-Presse (AFP).
Años después, rompió con Urquidi y se casó con su prima hermana y sobrina de su ex mujer, Patricia Llosa, con quien tuvo tres hijos y cincuenta años de relación.
Vargas Llosa se divorció de Patricia tras iniciar en 2015, con casi 80 años, un romance con una conocida personalidad del mundo madrileño, Isabel Preysler (ex pareja del cantante Julio Iglesias). En 2022 anunciaron su separación.
Su larga carrera literaria despuntó en 1959, cuando publicó su primer libro de relatos, Los jefes, con el que obtuvo el Premio Leopoldo Alas. Pero cobró notoriedad con la publicación de la novela La ciudad y los perros, en 1963, seguida tres años después por La casa verde.
Su prestigio se consolidó con su obra Conversación en la Catedral (1969).
Siguieron después Pantaleón y las visitadoras, La tía Julia y el escribidor, La guerra del fin del mundo, ¿Quién mató a Palomino Molero?, Lituma en los Andes y El pez en el agua (memorias de su campaña electoral), La fiesta del Chivo o El sueño del celta, publicada poco antes de recibir el Nobel.
Ya entonces advertía que seguiría escribiendo hasta el último día de su vida. Y cumplió. Vinieron después El héroe discreto o Tiempos recios, sobre la agitada historia de Guatemala en el siglo XX, que le valió el Premio Francisco Umbral de Novela.
Con su obra traducida a 30 lenguas, Vargas Llosa recibió los premios Cervantes, Príncipe de Asturias de las Letras, Biblioteca Breve, el de la Crítica Española, el Premio Nacional de Novela del Perú y el Rómulo Gallegos
Con su obra traducida a 30 lenguas, Vargas Llosa recibió los premios Cervantes, Príncipe de Asturias de las Letras, Biblioteca Breve, el de la Crítica Española, el Premio Nacional de Novela del Perú y el Rómulo Gallegos, entre otros.
Si su legado literario es incuestionable, su legado político es controvertido.
De militante de izquierda a la vanguardia liberal, de enemigo acérrimo del fujimorismo a respaldar a Keiko Fujimori. La política atravesó y ocupó la vida de un Mario Vargas Llosa que trató de ser presidente de Perú, conoció la persecución política y siempre tuvo el devenir de América Latina en su pensamiento.
Lo dejó claro en 1967: “Dentro de diez, veinte o cincuenta años habrá llegado, a todos nuestros países, como ahora a Cuba, la hora de la justicia social y América Latina entera se habrá emancipado del imperio que la saquea, de las castas que la explotan, de las fuerzas que hoy la ofenden y reprimen. Yo quiero que esa hora llegue cuanto antes”.
Acababa de recibir el premio Rómulo Gallegos por La Casa Verde que le lanzó al estrellato. Viajó a Caracas, se abrazó a un entonces desconocido Gabriel García Márquez, y mostró su compromiso, además de comenzar una larga serie de pronósticos políticos errados.
Abogó por “que América Latina ingrese de una vez por todas en la dignidad y en la vida moderna, que el socialismo nos libere de nuestro anacronismo y nuestro horror”.
El desencanto con la revolución cubana comenzó cuando el régimen castrista encarceló, en 1971, al poeta Herberto Padilla y él exigió, junto a otros autores, su liberación.
El desencanto con la revolución cubana comenzó cuando el régimen castrista encarceló, en 1971, al poeta Herberto Padilla y él exigió, junto a otros autores, su liberación
Fue la devoción por las libertades individuales la que le alejó de manera progresiva de la revolución cubana y sus adláteres y le acercó a un liberalismo al que dedicó horas, compromiso, esfuerzo y trabajo literario.
Lo recordaba en 2016, cuando en la ciudad española de Burgos hizo balance de su carrera y defendió el papel fundamental que juega la literatura como garante de la democracia y la libertad, al formar a ciudadanos informados.
“Nos hace ciudadanos más conscientes de lo que significa para una sociedad la justicia y la injusticia, la verdad y la mentira, la dicha y la infelicidad”, dijo entonces.
Su carrera política formal comenzó en la década de 1980, cuando se sumó al movimiento Libertad, que integró a los dos partidos de la derecha tradicional peruana: Acción Popular y el Partido Popular Cristiano
Fue con esa coalición electoral, el Frente Democrático, con la que emprendió en 1988 su carrera hacia la Presidencia de Perú.
Su proyecto político anclado en el liberalismo económico fue derrotado. Ganó un político que representaba su antítesis personal: un hijo de inmigrantes japoneses que se había construido a sí mismo y que comenzó a forjar la historia latinoamericana de los outsider que, con un discurso anti establecimiento, llegan al poder.
Alberto Fujimori se convirtió también en el autócrata que iba a dividir a Perú hasta su muerte, en 2024 y, como todo tirano, no soportaba compartir el suelo patrio con su némesis política.
El escritor obtuvo en 1993 la nacionalidad española para, en sus propias palabras, evitar “ser un paria”, después de que Fujimori amenazara con quitarle la peruana al convertirse en su crítico más afilado.
Entre la izquierda inicial y el liberalismo final, Vargas Llosa había recorrido un camino marcado por las lecturas: de Jean Paul Sartre a José Ortega y Gasset.
Entre la izquierda inicial y el liberalismo final, Vargas Llosa había recorrido un camino marcado por las lecturas: de Jean Paul Sartre a José Ortega y Gasset
“Comencé a leer a muchos pensadores liberales y quedé seducido por ellos, convencido de que el liberalismo dentro de la cultura democrática, dentro de la cultura de la libertad, era probablemente la doctrina que había impulsado las reformas más profundas, las mejores transformaciones que habían ido enriqueciendo la democracia y promoviendo valores que hoy día son universalmente aceptados”, dijo en la presentación de La llamada de la tribu.
Ese compromiso le hizo posicionarse con contundencia, y bastantes polémicas, en los últimos años de su vida.
En su país, no hubo campaña en la que no pidiera el voto por un candidato y, con más frecuencia, contra otro: Keiko Fujimori, la tres veces derrotada aspirante presidencial y heredera política de Alberto Fujimori.
Pero en 2021, el hombre que tuvo que dejar atrás un país regido por un autócrata, pidió el voto para Keiko Fujimori.
“Deseo ardientemente que Keiko Fujimori gane la elección”, dijo para sorpresa de muchos y mala suerte de la aspirante, que fue derrotada por el sindicalista –y posterior golpista– Pedro Castillo.
Otro eje que siempre marcó la preocupación política de Vargas Llosa fueron los populismos y las dictaduras en América Latina, y se caracterizó por ser un acérrimo anticastrista y adversario de la Venezuela de Hugo Chávez y Nicolás Maduro.
Tampoco se escapó de sus críticas el magnate Donald Trump, antes incluso de su llegada a la Presidencia estadounidense, al que calificó de “demagogo, payaso e irresponsable”.
Y de España, su país de adopción, también tenía opiniones claras. En 2014 encabezó el manifiesto de “Libres e Iguales” contra el secesionismo catalán y en defensa de la Constitución, una propuesta presentada en el Congreso de los Diputados.