Muere Umberto Peña, que rompió con la visión oficial del arte cubano

Salamanca/El pintor cubano Umberto Peña falleció este jueves a los 85 años en Salamanca, España, donde residía desde 2006. Su obra, una de las más expresivas de la plástica de la Isla, supuso una ruptura con la visión oficial del arte que el régimen de Fidel Castro quiso imponer y un canto, desde lo grotesco, a la libertad de expresión.

Nacido en La Habana en 1937, fue un artista polifacético que se desempeñó también como grabador, dibujante y diseñador gráfico y fue considerado exponente de la neofiguración latinoamericana. Peña estudió, entre 1954 y 1958, en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, de La Habana, "siguiendo patrones académicos", según declaró él mismo en una entrevista con Carlos Alberto Aguilera hace cinco años.

En marzo de 1959 se incorporó a la Asociación de Grabadores de Cuba y un año después obtuvo una beca para ir a México, donde aprendió pintura mural de la mano nada menos que del gigante David Alfaro Siqueiros. Después, estuvo en París, en la Academia de la Grande Chaumière.

"Como resultado de lecturas y diversas influencias de pintores: Soutine, Bacon, Schiele, el arte Shunga y otros, las pinturas de las reses fueron derivando hacia formas de la anatomía y fisiología de la figura humana con influencias del cómic y el arte pop, que era la tendencia internacional predominante del momento", explicó Peña en la misma entrevista publicada por Hypermedia Magazine.

A pesar de serle reconocido su talento en los años sesenta con varios premios, el artista estuvo sin exponer dos decenios

A su regreso a la Isla, comenzó a trabajar en el Departamento de Cultura del Gobierno Provincial de La Habana y, paralelamente, en el Departamento de Propaganda del Consejo Nacional de Cultura. En 1963 fue nombrado director artístico de la Casa de las Américas, para cuya revista realizó portadas memorables.

A pesar de serle reconocido su talento en los años sesenta con varios premios, el artista estuvo sin exponer dos decenios –los de máximo control y vigilancia de la cultura cubana–, hasta que en 1988 realizaron una exposición antológica de sus obras en el Museo Nacional de Bellas Artes. Justamente entonces Peña fue objeto de crítica en Bastión, el órgano de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, con un artículo que lo calificaba de "grotesco" y "vulgar".

En 1992 salió de la Isla para residir primero en México, después en Miami y, por último, en España. Preguntado por Aguilera si volvería a su país, Peña respondió: "¿A hacer qué, a ver qué? ¿Al compromiso con una realidad política que no ha cambiado en lo esencial? Mi tiempo habanero ya se ha cerrado".

Distintas instituciones culturales de la Isla lamentaron el deceso de Peña. El Consejo Nacional de Artes Plásticas recordó su vínculo con "figuras indiscutibles" –si bien acosadas por el régimen en su momento– como Antonia Eiriz, Ángel Acosta León y Miguel Collazo. Por su parte, el Museo Nacional de Bellas Artes, donde se exponen varias pinturas del artista, definió su poética como "escatológica", y afirmó que Peña pudo representar el "ambiente convulso que se vivía en el ambiente social y político que se vivía en la década de 1960".

El periodista Erian Peña Pupo expuso que moría "un creador visceral, de una fuerza telúrica y de un peso (y una presencia) importante en la historia de las artes visuales cubanas". Por último, la prensa local de Salamanca recuerda su exilio en la ciudad donde "habitaba sin ruido", en la que expuso por primera vez en 2012 una obra "fuerte, violenta, colorida", que contrastaba, sin embargo, con el temperamento sosegado del pintor.

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