Obsesiones en un teatro de La Habana
'Toc toc' arranca las risas del público cubano a partir de una terapia de grupo en una consulta psiquiátrica
La Habana/Seis pacientes aguardan la llegada de su doctor en la sala de espera de la consulta. Cada uno padece de un trastorno obsesivo compulsivo, Toc en la jerga de los psiquiatras. Como el especialista no aparece, acuerdan hacer una terapia de grupo para intentar aliviar el padecimiento de cada uno.
Este es el tema de Toc Toc, una divertida comedia que se presenta ahora en la sala Arenal tras su éxito en las dos semanas que permaneció en la cartelera del teatro El Sótano.
El humorista y dramaturgo francés Laurent Baffie (1958) fue el primero en asumir, con éxito, el reto de hacer reír con los efectos de un trastorno psiquiátrico. La comedia recibió en 2006 el premio Molière de Revelación Teatral. En 2017 el cineasta español Vicente Villanueva llevó la obra a la pantalla grande.
La comedia recibió en 2006 el premio Molière de Revelación Teatral. En 2017 el cineasta español Vicente Villanueva llevó la obra a la pantalla grande
La primera sorpresa es que, después de pedir a los asistentes que silencien sus teléfonos móviles, se anuncia que se permite hacer fotos o vídeos para difundir el espectáculo.
Poco a poco los personajes se van presentando. Los primeros en hacerlo son Alfredo (Iván Balmaseda), un señor muy respetable que no puede controlar su impulso de proferir palabras obscenas (síndrome de Tourette) y Vicente (José Alejandro), quien trabaja como taxista y siente el irreprimible deseo de contar cada cosa y hacer cálculos sin fin con cada número (aritmomanía).
Luego aparecen Blanca (Yamira Díaz), una enfermera, obsesionada con la limpieza (nosofobia) y la joven Lily (Ana Pomares) que sufre porque se ve en la obligación de repetir cada fase que pronuncia (palilalia y pcolalia).
A María (Yanel Gómez /Ludmila Alonso) le atormenta la obsesión de revisarlo todo muchas veces (trastorno compulsivo de verificación) y por último, Boby (Rafael Alonso), el más joven del grupo que siente pánico de pisar las rayas del piso y tiene la manía de colocarlo todo en orden simétrico (obsesión con las líneas).
Cuando ya no quedan pacientes hace su entrada la secretaria del doctor interpretada por el actor Jaime Jiménez. Sus esporádicas, pero vibrantes apariciones provocan en los pacientes una angustia ajena a toda patología.
Con ese material Hugo Alberto Vargas, a cargo de la puesta en escena y la dirección general, arma una comedia que se desarrolla en una escenografía sencilla pero flexible. Los mejores momentos surgen precisamente en virtud del movimiento de lo actores que bajan del escenario e interactúan con el público, al que hacen participar sin someterlo a presiones extremas.
Rivalidades por el liderazgo, romances, riñas y alboroto se desarrollan con un convincente lenguaje verbal y corporal
Rivalidades por el liderazgo, romances, riñas y alboroto se desarrollan con un convincente lenguaje verbal y corporal.
Obviamente, la obra ha recibido las imprescindibles adaptaciones para encajar en el espectador nacional y, aunque en ningún momento se hace alusión al país o a la ciudad donde los hechos se desarrollan, los chistes que más carcajadas ocasionan solo se entienden en Cuba, sobre todo por su "leve perfume subversivo".
Si algo le sobra a la versión cubana de Toc Toc es el énfasis de trasmitir una moraleja aleccionadora sobre los efectos positivos de la solidaridad humana. Después de dos horas en las que los actores lograron hacer llegar al público la sensación de que "no todo está perdido" parece innecesario subrayarlo con tanta evidencia.
Resulta innegable que todos los asistentes se divirtieron y lo más meritorio, sin acudir a la chabacanería y con el añadido de aprender algo sobre los trastornos de la conducta humana.
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