Una raza nueva y bien alimentada

Carlos Celdrán coloca en la escena del Argos Teatro su Mecánica partiendo de la misma anécdota que Ibsen en 'Casa de muñecas'
Una escena de 'Mecánica', representada en el Teatro Argos de La Habana. (14ymedio)
Reinaldo Escobar

19 de octubre 2015 - 17:44

La Habana/A más de 130 años de que Ibsen estrenara Casa de Muñecas, Carlos Celdrán coloca en la escena del Argos Teatro su Mecánica donde la misma vieja anécdota cambia de época, de lugar, de contexto y hasta de sexo.

La intimidad de una relación matrimonial, el modus vivendi de una nueva clase social cubana, la simulación oportunista, la amistad, la traición, la ambición de poder, las bajas pasiones que mueven al ser humano y mucho más, afloran aquí en los diálogos que el autor de la obra, Abel González Melo, pone en las voces de cinco actores que se mueven en un escenario concebido con mucha economía de recursos por el escenógrafo Alaín Ortiz para recrear una suite de lujo en un hotel de la playa de Varadero.

Nara (Yuliet Cruz) es una joven ambiciosa que ha logrado escalar hasta el más alto peldaño social de la Cuba actual: gerente de una empresa mixta en el sector turístico. Es laboriosa, exigente y determinada a conseguir sus propósitos con una eficiencia implacable. Su esposo Osvaldo (Carlos Luís González) es el típico hijo de papá; tiene ínfulas de escritor y se siente cómodo en su rol de marido que depende económicamente de su mujer. A la muerte del padre de Osvaldo, es Nara la que se ha quedado al frente. Ella quiere deshacerse de Rogbar (José Luís Hidalgo/Waldo Franco), el abogado que lleva los asuntos económicos de la empresa, pero el hombre sabe demasiado y está dispuesto a todo con tal de no perder sus privilegios.

Otros dos personajes rondan en la trama, Katia (Rachel Pastor), la vicegerente de sanidad del hotel, que le dará al público un par de sorpresas y Linda Kristín (Yallin Coppola), una antigua amiga de Osvaldo que aparece de la nada en busca de ayuda.

Nara (Yuliet Cruz) es una joven ambiciosa que ha logrado escalar hasta el más alto peldaño social de la Cuba actual: gerente de una empresa mixta en el sector turístico

La pareja vive en la suite principal del hotel, en el piso 15 frente al mar. Ellos y sus hijos gozan de un nivel de vida totalmente ajeno a la realidad del país, pero creen merecerlo todo. Comen, beben y se visten con elegancia, tienen criadas y choferes, pero la obra no transmite en lo más mínimo la roñosa envidia al buen vivir de los demás, sino que se esmera en evidenciar la conducta ambivalente y equívoca de estas personas, que saben que son observadas por los poderosos funcionarios del partido y sufren el dilema de querer vivir ostentosamente y al mismo tiempo tener que aparentar austeridad.

A la inversa que en Casa de Muñecas, es Osvaldo quien comete una falta grave al falsificar un documento. Lo hace, según dice, para beneficio de la familia y cree que en caso de descubrirse Nara lo podría entender, pero a punto de destaparse el escándalo ella es inflexible y lo hiere hasta la humillación.

Hasta allí las semejanzas con Ibsen. La notable diferencia es que esta historia no se desarrolla en la gélida Noruega de finales del XIX sino en la cálida isla de Cuba a comienzos del siglo XXI, en medio de transformaciones en las que lo que estuvo muy mal visto hasta hace poco es ahora símbolo de status que se exhibe casi sin pudor.

Mecánica forma parte de la trilogía Verano de Luxe en la que, como apunta Carlos Celdrán en las palabras del catálogo, "el autor parece abandonar los escenarios marginales de sus anteriores piezas –Chamaco, Talco, Nevada– por otros donde riqueza, confort, dinero y lujo nos adentran en una jungla poblada por una raza nueva y bien alimentada."

Con cerca de 40 representaciones Mecánica continuará exhibiéndose a lo largo del Festival de Teatro de La Habana en la propia sede de Argos Teatro, en la calle Ayestarán y 20 de Mayo en La Habana.

También te puede interesar

Lo último

stats