"El único país del Este en el corazón del Oeste"

Jorge Ferrer presenta en Barcelona 'Entre Rusia y Cuba. Contra la memoria y el olvido'

Jorge Ferrer e Iván de la Nuez, en la presentación de 'Entre Rusia y Cuba. Contra la memoria y el olvido', en La Central de Barcelona
Jorge Ferrer e Iván de la Nuez, en la presentación de 'Entre Rusia y Cuba. Contra la memoria y el olvido', en La Central de Barcelona / 14ymedio
Yaiza Santos

17 de mayo 2024 - 20:29

Barcelona/La historia del vínculo entre Cuba y la Unión Soviética, y lo que ello supuso para el mundo en los años de la Guerra Fría, es conocida. Sin embargo, nadie había contado hasta ahora las implicaciones íntimas que tuvo para varias generaciones de cubanos. Especialmente, la de aquellos jóvenes que, enviados a estudiar a Moscú, fueron testigos de la glasnost y la Perestroika, esperaron que el cambio fuera consecuente en su país y acabaron exiliados. El encargo de explicar ese “vínculo extrañísimo”, a decir de Ricardo Cayuela, director de la editorial Ladera Norte, entre una isla del Caribe y las gélidas tierras de la URSS, fue superado con creces por Jorge Ferrer en Entre Rusia y Cuba. Contra la memoria y el olvido, que se presentó este jueves en la librería La Central, de Barcelona.

El ensayista y crítico de arte Iván de la Nuez, residente en España desde hace más de 30 años y presentador del evento, calificó el libro de “enorme, tremendo, extraordinario”, al ir más allá de narrar la “vida que todo cubano podía haber tenido”. Las tres vidas –y partes– que componen el volumen –la del abuelo Federico, policía de Batista y exiliado en Estados Unidos en 1968, cuando Jorge Ferrer era un bebé; la del padre Jorge, preeminente apparatchik en el Banco Nacional de Cuba, y la de él mismo– son en realidad, dice De la Nuez, “por lo menos 21”: siete, como los gatos, por cada uno.

Pero no es este, como pudiera parecer, un libro de memorias –y de ahí el subtítulo– sino un híbrido inclasificable, como el autor asegura que le gusta considerarse a sí mismo. “Hay un empacho de memoria en el mundo en que vivimos”, dijo en un momento de la presentación. De la Nuez abundó en la misma idea, al referir que “la memoria muchas veces está hecha de mentiras, y este es un libro que busca la verdad”.

No es este, como pudiera parecer, un libro de memorias –y de ahí el subtítulo– sino un híbrido inclasificable, como el autor asegura que le gusta considerarse a sí mismo

Para este propósito es que emprendió una ardua investigación sobre su abuelo, su padre y su propia vida en Moscú, adonde llegó con su padre de adolescente. Es en esa parte donde encontró un muro, destacó Iván de la Nuez: quiso conseguir su expediente en el hospital psiquiátrico donde su padre lo recluyó a la fuerza con 16 años por problemas con las drogas, pero, cosas de la Rusia post-soviética, se encontró con que “ese archivo no está abierto”. En ese edificio, más grande que el Kremlin, no solamente iban a parar enfermos mentales sino disidentes, como el mismísimo poeta Joseph Brodsky, que eran allí castigados.

Hablaron ambos cubanos del término hipernormalización, del ruso Alexei Yurchak, para referirse a ese momento de la URSS previo a su caída, y qué implicaba vivir el “experimento” socialista. Aquella “vida sin intimidad ni recogimiento” guardaba espacio, sin embargo, para los secretos, tal y como los que intenta sacar a la luz Ferrer de su familia.

Entre Rusia y Cuba es también, opinó De la Nuez, el libro “de un traductor” –como lo es Ferrer de autores como Vasili Grossman, Svetlana Aleksievich, Iván Bunin o María Stepánova–, “un libro que nos traduce el mundo” y pretende un impacto. La experiencia del cubano en el exilio, como ellos, no puede estar, a juicio del crítico de arte, supeditada al pasado. “Si nos quedáramos todo el tiempo diciendo de dónde venimos y denunciándolo, no tendríamos salida”.

Frente a la idea de Cuba que suele tenerse fuera de sus fronteras, de cierta multiculturalidad y folklore, De la Nuez indica, en definitiva, que Ferrer acierta en encontrar la verdadera singularidad de la Isla, “que no tiene otro país del mundo”: ser “el único país del Este en el corazón del Oeste”.

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