Vuelve a escena el Gran Teatro de La Habana
La Habana/En los alrededores del Capitolio, el panorama ha cambiado en los últimos meses. Un edificio se desplomó mientras otros se recuperan de años de abandono. Es el caso del Gran Teatro de La Habana, que ahora llevará el nombre de Alicia Alonso. Luego de tres años de reparación y a partir del 1 de enero, cuando abra sus puertas, volverá a ser la sede del Ballet Nacional de Cuba.
La jornada inaugural será solo para invitados y la gala, en tres actos: recogerá momentos de las obras Giselle, El lago de los cisnes y Coppelia bajo el nombre de Tríptico clásico. La música será interpretada en vivo por la orquesta del propio teatro, dirigida por Giovanny Duarte.
Un programa similar se ofrecerá el domingo 3 de enero , para el que las entradas se agotaron en cuanto salieron a la venta, el pasado lunes. En el momento que suenen los primeros acordes del compositor francés Adolphe Adam, se habrá dado por terminada la extensa pausa en las actividades culturales que tradicionalmente ha acogido el emblemático escenario.
Sin embargo, donde está enclavado el inmueble queda mucho por hacer. El cine Payret, por ejemplo, se yergue como una deuda pendiente en esa céntrica zona que, poco a poco, va transformando su perfil.
Las calles nuevas y los portales relucientes dan a esa manzana una elegancia que había perdido, aunque todavía este lunes en la tarde se veía a obreros que daban los últimos retoques en el área.
Se dice que la primera llamada telefónica de la historia se realizó en su interior, contradiciendo así la versión que coloca este invento 25 años más tarde por Graham Bell
La sala principal del teatro, que conserva el nombre de Federico García Lorca, cuenta ahora con 1.300 asientos, 200 menos que antes de la restauración. A ella se suman otros espacios para presentaciones de formato más pequeño como el Café de la Ópera y el Tablao, ubicados donde antes estaba el Cabaret Nacional. Se habla también de una cava y un patio interior, donde el visitante podrá consumir platos y bebidas.
La historia del Gran Teatro de La Habana, antiguo Teatro Tacón, está jalonada de sucesos curiosos y extraordinarios. Se dice que la primera llamada telefónica de la historia se realizó en su interior, en el año 1850, por el italiano Antonio Meucci, contradiciendo así la versión que coloca este invento 25 años más tarde por Graham Bell. Como si fuera poco, en la manzana que hoy ocupa el teatro en su totalidad, se realizó la primera proyección cinematográfica del país gracias a Gabriel Veyre, quien trajo a La Habana, en enero de 1897, el primer cinematógrafo desde México.
Sus tablas fueron pisadas por prestigiosos artistas internacionales,como la bailarina Anna Pavlova, la actriz Sarah Bernhardt o el gran mimo francés Marcel Marceau. De la música destacan los pianistas Serguéi Rachmáninov, Arthur Rubinstein y Daniel Barenboim y los cantantes Enrico Caruso y Titta Rufo. Los cubanos Ignacio Cervantes, José White, Ernesto Lecuona, Alicia Alonso y Rita Montaner enriquecen esta lista, que ahora podrá seguir creciendo.
En el interior del teatro también se ha reservado un espacio para la Sinfónica Nacional de Cuba, que perdió su local de ensayo cuando el Teatro Amadeo Roldán cerró sus puertas por peligro de derrumbe.
La inversión realizada por el Ministerio de Cultura superó los 30 millones de pesos, más de un tercio en moneda convertible. Ahora, muchos anhelan que los fondos públicos se dirijan a recuperar varias de las plazas culturales perdidas en los últimos años cuyas obras han estado "paradas" a la espera de que se concluyera la restauración del principal teatro habanero.