¿Azucareros o Leopardos?
Santa Clara/Los villaclareños tienen un enconado diferendo alrededor del sobrenombre de la novena de pelota que representa a la provincia. El dilema entre llamarse Leopardos o Azucareros exacerba las rivalidades y ha sido motivo de debate a todos los niveles.
Recientemente, un grupo de intelectuales aglutinados en torno al historiador Félix Julio Alfonso ha propuesto volver al sobrenombre de los Leopardos, que exhibía el conjunto en tiempos de la República. Según ellos, el color naranja no se explica en una novena de béisbol que se nombre Azucareros porque fue adoptado a fuerza de costumbre por los conjuntos del llamado béisbol revolucionario.
Lo mismo que la capital del país adoptó el azul del viejo Almendares, los del centro de la Isla se adueñaron de los colores de los Leopardos de Santa Clara. Estos últimos, una novena que se hizo con el trofeo de la liga republicana un par de veces, aunque en verdad para los cincuenta ya se había retirado de ella.
Los más incisivos, como el narrador Lorenzo Lunar, cuestionan que se siga llamando Azucareros al conjunto de una provincia donde después del 2003 la otrora poderosa agroindustria ha retrocedido a niveles comparables a los de la colonia.
Del otro lado del debate, el carismático comentarista deportivo Normando Hernández y el recién nombrado "zar del béisbol" villaclareño, César Valdés, defienden el sobrenombre de Azucareros, y se preguntan dónde quedarán los reconocidos deportistas que han jugado bajo ese calificativo desde los años sesenta en caso de un cambio nominal de la novena naranja.
Otro argumento esgrimido por los defensores del actual nombre apunta a que en el equipo de Santa Clara durante los tiempos republicanos predominaban los peloteros americanos. De esa manera, quieren enfatizar el carácter "más auténtico" de la etapa que comenzó después de 1959.
Un grupo de intelectuales ha propuesto volver al sobrenombre de los Leopardos, que exhibía el conjunto en tiempos de la República
Sin embargo, quienes impulsan el regreso del "felino" explican que la mayoría de esos peloteros extranjeros, que eran negros, lo hacían en el conjunto santaclareño por la política segregacionista existente en su país, que no les permitía jugar en las Ligas Mayores, lo cual para el intelectual Félix Julio Alonso es un mérito a la cuenta de los directivos y seguidores de aquellos equipos locales.
En las calles de la ciudad muchos apoyan que se recupere el nombre de Leopardos y que se adopte a ese animal como la mascota de la novena. Desde hace un tiempo se han multiplicado los aficionados que van al estadio Sandino con peluches de rayas y colmillos, que se ven también adornando numerosos negocios de trabajadores por cuenta propia.
Hasta un anacrónico súper bus –hermano gemelo de aquellos ómnibus que en La Habana se llamaban camellos– circula por las calles y carreteras de la provincia con leopardos pintados en su exterior.
Los villaclareños han visto cómo en los últimos años todos los equipos del país han adoptado animales como sus mascotas y ellos no desean ser menos. "¿Por qué los habaneros pueden exhibir el león y nosotros no podemos?", se escucha cada vez con más frecuencia. "¿Por qué pueden los cienfuegueros revivir a su elefante de antes del 59 mientras nosotros seguimos en las mismas?", soltó hace poco un tertuliano del Café Literario cercano al Parque Vidal.
Una solución salomónica que plantean algunos podría ser una asociación de ambos símbolos en uno solo. En lugar de Azucareros o Leopardos, todo se resolvería –opinan estos conciliadores– si se adoptara una simbiosis de los dos nombres. "El Leopardo Azucarero, una fiera vestida de machetero, eso es lo que necesitamos", opinaba ingenuo un joven santaclareño, justo antes de que una algarabía de risas y quejas lo rodee por todos lados.