El baloncesto cubano, uno de los deportes más afectados por el éxodo de los jóvenes
En Ciego de Ávila solo quedan 47 jugadores entre escolares y juveniles de ambos sexos
La Habana/El baloncesto es uno de los deportes más afectados por el éxodo migratorio imparable en la Isla. Así lo asevera Yunier Valdivia Rodríguez, subdirector provincial de actividades deportivas en Ciego de Ávila. "Menos son los estudiantes que renuncian por razones vinculadas a la vida de becado o cambio de decisiones en su futuro", subrayó al diario oficialista Invasor.
Pese a que el baloncesto es uno de los deportes con mayor cantidad de seguidores y practicantes en esa provincia, el funcionario dice que el año pasado entre escolares y juveniles en la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (Eide) apenas sumaban 54 jugadores. A inicios de 2023 eran 41 y en todo el curso no han llegado a cubrir 50.
Con 47 jugadores entre escolares y juveniles de ambos sexos, el entrenador José Echarte Vázquez acepta lo complicado que es armar torneos en territorio avileño. Las plantillas están al límite, porque por lo menos cada equipo debe contar con 10 jugadores para tener suplentes por cada uno de los cinco atletas sobre la duela. El panorama luce muy distinto a la década de los 90, cuando él jugaba con Georffrei Silvestre y Yoan Luis Haití. "En estas edades de 13-15 años, éramos 17 o 18" integrantes.
La base del baloncesto cubano se está desmoronando. Valdivia Rodríguez reconoce que la crisis se ha extendido a la falta de profesores. De ocho con que debía contar la Eide, actualmente hay seis, uno de ellos "contratado por horas". Las bajas son, según señala, porque "migraron" o "buscaron una fuente de empleo que pague más".
Moisés Bravo Torres, un reconocido cazatalentos y profesor, dice estar ligado al Eide porque el baloncesto es su vida, "no porque me permita cumplir las demandas en mi casa". Admite que los entrenadores se han visto "obligados a cambiar de actividades" para generar el doble de ingresos. "Mi salario no sobrepasa los 5.500 pesos, con todo y los años que llevo de experiencia, y eso no alcanza en los tiempos que corren".
Los chicos que va reclutando Bravo Torres entrenan en el Auditorio, un sitio que refleja las carencias del baloncesto cubano: la cancha es de cemento, donde las lesiones son más frecuentes, sólo se cuenta con un aro para encestar y los baños están en malas condiciones. Además, los ocho balones que les dio la Eide a inicios de año ya se deterioraron.
A esto, hay que agregar que "estamos en desventajas a nivel internacional porque, junto a la crisis, no hay fogueo a estas edades", precisa Bravo.
Por su parte, Echarte considera que "el principal problema es que no se compite. Es muy difícil concretar un tope con las provincias vecinas. Aquí se entrena más de lo que se juega, contrario al resto del mundo. Esperamos once meses para el nacional, y a veces está en veremos".
El declarado Jugador Más Valioso de la última Liga Superior de Baloncesto, Joan Carlos Gutiérrez, dijo a Play-Off Magazine, que la falta de "un buen tabloncillo, mejores equipamientos para entrenar y la falta de topes internacionales" son los impedimentos a los que se enfrentan los jugadores.
Gutiérrez indicó que se tiene que recurrir al mercado negro para conseguir zapatillas "porque no hay dónde comprarlas en la Isla", y lo mismo "sucede con las rodilleras, las sudaderas". Para poder desarrollarse es indispensable el apoyo de la familia. En su caso son su madre y hermana las que han sufragado estos gastos.
La falta de calzado y tobilleras se vive desde las primeras etapas. Según Valdivia, el calzado se consigue en el mercado informal en no menos de 60 dólares y los jugadores lo usan solo para competencias, con el riesgo de lesionarse durante los entrenamientos con zapatos inadecuados.
Joan Carlos Gutiérrez consideró que "el baloncesto es un deporte que está ahora mismo subvalorado en Cuba y la solución no está en mano de los atletas". Gutiérrez considera indispensable "mejorar las condiciones de entrenamiento, hay que promover más topes internacionales, hay que motivar a los jugadores y a las nuevas generaciones".
El presupuesto de 70 millones de pesos que recibió este año el Eide fue "insuficiente" para realizar obras significativas en un centro de internamiento con más de 700 estudiantes. El tabloncillo está picado y urge su reemplazo, lo que ha llevado a entrenar en la sala polivalente Giraldo Córdova Cardín y canchas de cemento.
Las carencias en el baloncesto no son nuevas. Invasor reveló en un reportaje de 2005 sobre la Eide las pésimas condiciones de los dormitorios, las áreas deportivas y hasta la alimentación. La condición precaria de los baños obligó este año a más de 300 estudiantes a vivir hacinados en otro edificio con el resto de los atletas e impide que la escuela aumente su plantilla. Para 2024 se prevé un plan de inversiones para mejoras, pero esto, por el momento, es solo un deseo.
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