El béisbol cubano tras la pandemia
Si la anterior "normalidad" era el declive, ¿cómo será entonces la "nueva normalidad" del deporte nacional?
Miami/En medio de la inmovilizante emergencia sanitaria, una reciente noticia de nuestra pelota ha llamado la atención. La I Serie Nacional Virtual de Béisbol quería reavivar la pasión de los aficionados combinando el azar de los dados con el saber testimonial, en un evento peculiar pero sin dudas también muy lógico, a la espera del inicio de la LX Serie Nacional.
Que parece vislumbrarse a lo lejos, finalmente, desde que se ha anunciado el Plan de Medidas para la desescalada, en tres fases sin fechas precisas, pues, aunque continúan suspendidos los torneos internacionales, se retomará pronto la preparación para ellos y, en cuanto se declare la segunda fase, arrancará la 60 SNB, manteniendo las medidas sanitarias que se dispongan.
Las autoridades aseguran que para esto se guiarán por las recomendaciones que han publicado el Comité Olímpico Internacional y la Organización Mundial de la Salud
Las autoridades aseguran que para esto se guiarán por las recomendaciones que han publicado el Comité Olímpico Internacional y la Organización Mundial de la Salud para el público y los jugadores. Las medidas podrían cambiar bastante el rostro del mayor pasatiempo nacional.
Pero ahora nada asombra, porque ya desde antes de esta crisis resultaba muy difícil definir ese rostro, tan desfigurado en los últimos años por la ineficiencia, la politización, la corrupción y el éxodo, al punto que empieza a parecer costumbre el desinterés de los jóvenes por el béisbol. Contra ello, hará falta mucho más que una Serie Virtual: habrá que regresar ese deporte a la educación física y que remozar un par de estadios.
En febrero, concluida la anterior campaña, se efectuaban los campeonatos en las provincias con los mil problemas de siempre agudizados por la agonía nacional del béisbol y la 60 SN debía comenzar en abril con una nueva estructura. A esta hora, esa estructura no está definida entre cuatro variantes propuestas, todas con 50 juegos o más por equipo.
Ciertamente, en todo el mundo han cambiado los eventos deportivos, sobre todo los que reúnen multitudes. En Cuba, lo único seguro con el béisbol es que la campaña no empezará antes del 31 de julio –quizás sea a fines de agosto o inicios de septiembre–, aunque ya el próximo mes los peloteros empiezan a entrenar con un microciclo de seis semanas.
Si a los problemas acumulados sumamos las variantes de calendario que se manejan, las restricciones sanitarias y la afirmación oficial de que el torneo no debe interferir en la preparación del Cuba para sus compromisos internacionales, entonces podremos estar seguros de que se verán -aún más- horrores. Que por fin se usen los nuevos uniformes con los nombres de las mascotas de los equipos, no pasaría de ser una nota de color.
Encima de todo eso, llega la decisión de definir al director de la selección nacional por ciclos de cuatro años, de Clásico a Clásico, cuya próxima cita será en 2023
Encima de todo eso, llega la decisión de definir al director de la selección nacional por ciclos de cuatro años, de Clásico a Clásico, cuya próxima cita será en 2023. Se sabe que el relevo del actual mentor, Miguel Borroto, saldrá de esta campaña, pero no se aclaró si será el campeón. Se le evaluará cada dos años y deberá contar con experiencia de trabajo en la base, nivel profesional y resultados competitivos.
No obstante, una condición para el cargo -que no participará más en el clásico local- ha provocado algunos claros desacuerdos, como el del reconocido José Manuel Cortina, a quien no le resulta "una idea saludable que un mentor deje de dirigir en campeonatos cubanos para solo hacerlo en torneos internacionales". Mientras tanto, Borroto, que encabezó la embestida de los Toros de Camagüey que les dio el subcampeonato pasado, asegura que seguirán buscando el oro. Cada detalle es otra polvareda y lo único claro es la confusión que impera.
No se ha hablado, por ejemplo, de lo que se hará con los peloteros de excelentes resultados cuyos equipos no pasen a segunda fase. Tampoco se ha hecho caso del reclamo mayoritario de dos torneos distintos: una campaña con 16 equipos y un campeón sin refuerzos, seguida por un encuentro élite con 6 elencos que acojan a los 150 mejores peloteros del país.
Incluso, no son pocos los que opinan que, teniendo en cuenta la crítica situación sanitaria y económica, sería bueno dejar la 60 SN para el próximo año y no gastar recursos del Estado en un torneo peor aun que los anteriores.
Está también el asunto de los prospectos anunciados, cuyo seguimiento será desde el territorio con entrenadores y ex peloteros de experiencia. No se sabe mucho de este proceso, aunque precisamente a esa categoría de talentos pertenecen los más de 100 jugadores que se fueron del país en 2019, con promedio de edad de 17,8 años, y sin embargo no se busca la solución contra un éxodo cada vez más joven.
De lo que se habla es de buscar soluciones afuera. Desde marzo, a casi un año del veto de la administración Trump al acuerdo entre Grandes Ligas (MLB) y la Federación Cubana de Béisbol (FCB), ha dicho algún directivo cubano que las conversaciones entre ambas parten continúan y que el acuerdo no ha muerto. Aquel convenio no detendría el éxodo de peloteros, pero de seguro lo reduciría notablemente, aunque muchos jóvenes de entre 13 y 15 años continuaran marchándose y aceptando una probable penalización de dos años.
Ahora, ante la asfixia deportiva y el reclamo de convocar para el próximo Clásico a peloteros en otras ligas, las autoridades anuncian un plan -planes nunca faltan- para regresar a la selección nacional a más de 30 atletas que juegan en el exterior, excluyendo a los de la Gran Carpa y a los que "desertaron" de una delegación.
Se trata principalmente de participantes en ligas de Japón, Corea del Sur y China Taipéi, algunos con experiencia en MLB, como Yoanis Quiala, Jorge Martínez, Henry Urrutia, Dariel Álvarez, Alexander Guerrero, Ariel Miranda, Dayán Viciedo, José Miguel Fernández, Onelkys García o Leonys Martín. La gran novedad es que no estarían obligados a repatriarse.
Sin dudas es un primer paso para el equipo Cuba unificado, por una parte, y se demuestra, por otra, que el gobierno cubano resulta el mayor obstáculo para ese objetivo y la principal razón para que el plan no sea recibido con optimismo generalizado, pese a que federaciones como las de atletismo, voleibol y balonmano procuran reinsertar a sus emigrados.
Muchos de esos peloteros en la lista están dispuestos a participar, pero habría que ver las condiciones económicas del trato y la autorización de las respectivas ligas, aparte de otros aspectos dudosos. "Con Higinio Vélez Carrión al frente de la FCB esos cambios son solo quimeras. Sueños de una noche de Covid", sentenció un forista.
Puntualmente, dos de las principales causas para el pesimismo son que la selección resultará de la Serie Nacional y, por supuesto, que se excluya a los contratados en MLB, que en 2019 fueron más de 150. En fin, la FCB, y tras ella el gobierno cubano, sigue manejando nuestro béisbol con mano de hierro.
Notablemente, este abismo del béisbol nacional coincide con una explosión de cubanos en la Gran Carpa este año, que hace suponer que se romperá el récord de 30 en una temporada, alcanzado el año pasado y en 1969 y 2016. Además, la última lista de 100 mejores jugadores incluye a seis nuestros: Yasmani Grandal, Yoan Moncada, Yordan Álvarez, Jorge Soler, Aroldis Chapman y José Abreu.
Aunque la crisis sanitaria mundial obligó a posponer las Olimpiadas de Tokyo y sus dos torneos clasificatorios restantes, es posible que aún este año se puedan celebrar tres compromisos internacionales que ha anunciado la Confederación Mundial de Béisbol y Softbol (WBSC, por sus siglas en inglés) en los que Cuba puede participar: los campeonatos mundiales Sub 15, Sub 23 y el femenino, los tres en México.
Pero, en cuanto a lo más importante en el horizonte, las posibilidades de que nuestro país clasifique para la cita olímpica, es difícil guardar esperanzas
Pero, en cuanto a lo más importante en el horizonte, las posibilidades de que nuestro país clasifique para la cita olímpica, es difícil guardar esperanzas, mucho más luego de que, hace unos meses, MLB, su asociación de jugadores y WBSC firmaran un acuerdo para mejorar la calidad de los equipos en la competencia de Tokyo, permitiendo a jugadores profesionales del mejor béisbol del mundo participar cómodamente en ella. Un beneficio del que Cuba queda excluida por las razones sabidas.
Obviamente, aun fortalecer la temporada nacional es otra ilusión, porque la naturaleza de eso que llaman "béisbol revolucionario" sigue intacta y el problema no puede formar parte de la solución, incluso cuando el público vuelva a llenar los estadios. El peso del béisbol profesional se está convirtiendo en el tiro de gracia para un sistema deportivo que ha llevado a la pelota cubana al octavo lugar del ranking mundial por primera vez en su historia.
Se repite mucho que "nada volverá a ser como antes", pero hay que ver cómo se diferencia el béisbol cubano posterior a la pandemia del anterior, que ya merecía un pronóstico reservado. Aunque difícilmente pueda ser peor, ¿qué cabría esperar cuando ni siquiera el clamor por una reestructuración de la funesta FCB actual ha sido escuchado?
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