Cuba contra las cuerdas en la Serie del Caribe
Decepciona la mejor selección nacional de los últimos años en la Serie del Caribe
La Habana/Parecía una selección nacional maldita ya desde el momento en que se anunció, marcada por la injusticia y el nepotismo. La estrella radiante del mentor Pablo Civil perdió brillo en el juicio de muchos. Los jeques del béisbol cubano querían beber a cualquier precio de la copa dorada de la Serie del Caribe, pero tal campeonismo disgustó a aficionados y especialistas.
Había que ver, no obstante, qué ocurría en ese caprichoso lugar que llamamos realidad. De entrada, al Cuba disfrazado de Leñadores le tocó el más fuerte de los dos grupos. Sin embargo, el primer partido alimentó las esperanzas de los optimistas, pues ganamos 3-1 ante los mejicanos Charros de Jalisco, con un Lázaro Blanco enorme y un Alfredo Despaigne impulsando todas las anotaciones y despejando dudas.
En la segunda jornada, el 6, se encendieron las alarmas. Cuba perdió 1-0 ante Cardenales de Lara a pesar del excelente trabajo del abridor Freddy Asiel Álvarez. No hubo manera de que despertaran a tiempo los bates y, para colmo, Alexander Ayala cometió un error en el short que significó la carrera decisiva de los venezolanos en el inning de su suerte.
Comenzaban a hacerse visibles las manchas de siempre. Ansiedad en home, deficiencias del swing, dificultad para hacer ajustes rápidos ante un sistema de pitcheo desconocido y lenta adaptación
Comenzaban a hacerse visibles las manchas de siempre. Ansiedad en home, deficiencias del swing, dificultad para hacer ajustes rápidos ante un sistema de pitcheo desconocido y lenta adaptación. También apareció lo que ya estaba cantado: la química y el team work de los campeones nacionales se habían quedado en Las Tunas.
Rey Vicente Anglada dijo en un programa televisivo que de todas maneras ese apretado revés no resultaba una mala noticia, pero sí subrayó que el pobre bateo en eventos internacionales era un problema que arrastraríamos mientras no tuviéramos más lanzadores con velocidad superior a las 90 millas y mayor variedad de recursos.
Por eso los bateadores tienen que hacer ajustes en plena competencia: "Solo hay que ver la cantidad de ponches recibidos en dos juegos". Y está además el hecho -igual para todos los contrincantes- de que en el Rod Carew, sede del torneo, el viento normalmente está en contra de los batazos altos, por lo que hay que hacer más juego chiquito.
Sí, ese mismo que tan bien hacía Las Tunas y que no hizo este equipo Cuba en su tercera aparición, perdida 3-2 frente a los Charros. Cierto que los mejicanos pusieron en el montículo al letal Sergio Romo, pero también que los lanzadores cubanos, contra la tradición, no fueron el punto débil. Sencillamente no apareció el batazo a tiempo.
Luego, Pablo Civil declararía que es "imposible ganar cuando las pequeñas cosas no se hacen bien". Sabemos, empero, que los juegos cerrados los gana o los pierde el mentor y él mismo es lamentable ejemplo de eso, no solo por no sentar al hundido Yosvani Alarcón, sino por hacer del banco una parte casi inexistente del equipo y de la ofensiva tunera un mito: cinco anotaciones en 29 innings.
Se trata, para muchos, de la selección más fuerte que la Isla ha llevado a una Serie del Caribe desde el retorno en 2014. Pero eso no basta para enfrentar, en rápido evento, a peloteros que dominan a la perfección los fundamentos prácticos y la mentalidad táctica de este deporte.
Ahora el equipo cubano está contra las cuerdas, cifrando su esperanza en la actuación de sus rivales, en el mejor de los casos: venciendo el sábado a los Cardenales de Lara, a su vez derrotados por los Charros este viernes, para alcanzar un triple empate, que se definiría por un complejo sistema de desempate.
Resulta curioso que Cuba se haya coronado campeón siempre que el torneo se ha efectuado en Panamá. Desde que la Serie del Caribe nació en La Habana hace 70 años, la Isla ha ganado en ocho de las 17 veces en que participó
Resulta curioso que Cuba se haya coronado campeón siempre que el torneo se ha efectuado en Panamá. Desde que la Serie del Caribe nació en La Habana hace 70 años, la Isla ha ganado en ocho de las 17 veces en que participó. Tras su regreso en 2014, sin embargo, ha vencido en 12 juegos y perdido en 16.
¿Cómo terminará nuestra selección en esta edición 61? El pronóstico es reservado. Por otra parte, La Habana tampoco podrá ser sede de la competencia en 2020 porque, para ello, tendría que cambiar su estatus de invitado a miembro pleno, cosa que la Federación Cubana de Béisbol tampoco ha logrado este año.
"El problema con Cuba es que no lo podemos aceptar en la confederación hasta que no se resuelva ese problema político", ha declarado Juan Francisco Puello, Comisionado de la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe, que sueña con ver una edición en La Habana.
Los cubanos, mientras tanto, solo sueñan con que su béisbol vuelva a hacer un papel más digno fuera del país. Y también dentro, para empezar.
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