Derrotado por Estados Unidos, México discutirá el bronce

Mark Serrano, 'pitcher' mexicano. (MILB.com/Chris Nelson)
Mark Serrano, 'pitcher' mexicano. (MILB.com/Chris Nelson)
Ernesto Santana

21 de noviembre 2015 - 02:06

La Habana/Esta vez no hubo sorpresas en la semifinal del torneo Premier 12 y, tal como se pronosticaba por los resultados obtenidos hasta el momento, un equipo estadounidense de evidente superioridad derrotó a su vecino de Norteamérica por seis carreras a una.

Si bien la Federación Mexicana de Béisbol, para no hacerse merecedora de una sanción internacional, había escogido improvisadamente y a última hora a los miembros de su selección, estos jugadores eran cualquier cosa menos peloteros improvisados, y eso lo habían demostrado sin dejar la menor duda al sobrevivir en un grupo B lleno de duros rivales.

Para enfrentarse a Estados Unidos trajeron como abridor a Mark Serrano, que comenzó muy bien, mientras los otros salían al terreno confiados en el espigado Zeke Spruill y sus lanzamientos por encima de las 90 millas, a quien los mexicanos no pudieron arrancarle un primer hit, por batazo de Medrano, hasta la tercera entrada.

En el cuarto inning, sin hombres en base, el robusto Humberto Sosa disparó un cuadrangular —tercero de su equipo— que puso el juego una por cero. Fue entonces cuando se despertó de súbito la ofensiva de Estados Unidos, que le hizo en esa entrada tres hits y tres carreras a Mark Serrano, enviado acto seguido al banco por su manager.

Al relevista Gerardo Sánchez, que no es muy rápido pero sí bastante controlado, no le fue mucho mejor en su salida que a Serrano, pues también le batearon. Un error trajo la cuarta anotación de los norteamericanos y otro hit puso el partido cinco carreras por una. En esa sola entrada, conectaron seis imparables.

Mark Serrano cargó con la derrota y la victoria fue para Zeke Spruill, que lanzó durante cinco 'innings'

Cuando, a la altura del quinto capítulo en su parte baja, los favoritos lograron fabricar la sexta carrera, también por un error de la defensa mexicana, y el encuentro se puso seis anotaciones por una a favor de Estados Unidos, ya la suerte estaba echada.

Sus vecinos sureños, sin embargo, jugando siempre sin tensión y como quien no tiene en verdad nada que perder, no se daban por vencidos y, luego de llenar las bases en la séptima entrada, cuando vino al bate el peligroso Humberto Sosa, parecía que se declaraban en desafiante rebelión. Pero cayeron también esta vez.

Vino entonces el quinto pitcher mexicano, Andrew Romo, que hasta el momento había trabajado muy poco a lo largo del certamen y que consiguió dar el cero sin mayores contratiempos.

En el octavo capítulo ninguno de los dos contrincantes pudo producir más. Tampoco en el noveno. El juego cerró con el mismo marcador que había al final de la quinta entrada, seis anotaciones por una.

Mark Serrano, el primero de los seis pitchers mexicanos que subieron al box, cargó con la derrota, y la victoria fue para Zeke Spruill, primero de tres pitchers, que lanzó durante cinco innings, dando tres ponches, regalando dos bases por bolas, permitiendo cuatro hits y una carrera, por el jonrón de Sosa.

Que los perdedores jugaron dando cuanto pudieron, pese a dos errores cometidos, queda demostrado por los siete hits que colocaron —con varios extrabases—, aunque únicamente pudieron ligar una carrera, mientras sus rivales, con una sola pifia, le sacaron un jugo de seis carreras a los nueve hits que consiguieron batear. Cuando se enfrentaron durante la clasificación, los estadounidenses habían ganado 10 por 0.

Ya ellos mismos habían advertido que este era un equipo mejor que el que habían llevado a Toronto. Además, esta vez los dirigía Willie Randolph, un manager de 61 años, estrella en retiro desde 1992 que había debutado en 1975 y que integró grandes equipos de la liga norteamericana, bateó 2210 hits, participó en seis juegos de las estrellas y recibió un Bate de Plata en 1980.

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