El éxito de los entrenadores cubanos emigrados remata el mediocre desempeño del oficialismo en París
Ganaron en los Juegos Olímpicos 28 medallas: 11 de oro, 10 de plata y siete de bronce
La Habana/En las Olimpiadas de París 2024 hubo 50 entrenadores cubanos emigrados a cargo de la formación de atletas en 30 países y cosecharon con su trabajo 28 medallas, el triple de las conseguidas por la delegación de Cuba (apenas nueve). El resultado puso en evidencia el impacto del exilio en el deporte de la Isla, que este año tuvo su peor desempeño desde Múnich 1972.
De las preseas obtenidas por entrenadores cubanos, 11 fueron de oro, 10 de plata y siete de bronce. Tan solo el boxeo, una de las disciplinas más importantes para Cuba, dio a otros países nueve metales dorados. Los otros dos se repartieron en atletismo.
El mayor caso de éxito en París fue el de Enrique Steiner. En los juegos, junto con el santiaguero Julio Lee, formó a los pugilistas de Uzbekistán, que impusieron su dominio en la rama masculina. El país ganó cinco medallas de oro bajo su mando: Hasanboy Dusmatov (51 kg), Abdumalik Khalokov (57 kg), Asadkhuja Muydinkhujaev (71 kg), Lazizbek Mullojonov (92 kg) y Bakhodir Jalolov ( más de 92 kg). En Cuba, Steiner fue preparador de la selección nacional de boxeo juvenil y de adultos.
Tan solo el boxeo, una de las disciplinas más importantes para Cuba, dio a otros países nueve metales dorados
Tres medallas de oro, también en ese deporte, se fueron a China, que estuvo bajo la preparación de Raúl Fernández. En la rama femenina, Wu Yu (50 kg), Chang Yuan (54 kg) y Li Qian (75 kg) ganaron los títulos.
El noveno metal dorado en pugilismo con un entrenador cubano lo obtuvo la boxeadora argelina Imane Khelif (66 kg), centro de una de las mayores polémicas sobre el género de los atletas en París. Pedro Luis Díaz fue su tutor y en Cuba dejó una escuela sobresaliente. Formó parte de varios ciclos olímpicos bajo la tutela del histórico Alcides Sagarra y contribuyó al desarrollo de figuras como Félix Savón, Joel Casamayor, Yan Barthelemí y Héctor Vinent, leyendas olímpicas de la Isla.
Cuba apenas sumó dos medallas en París en boxeo, la peor cosecha en esa disciplina en unos Juegos Olímpicos en 56 años. El deporte ha dado casi un tercio de las preseas en toda su historia a la Isla, pues ha granjeado 80 de las 244 que tiene el país en las Olimpiadas. El golpe puede ser peor aún, pues el pugilismo no está contemplado para Los Ángeles 2028.
En el mundo del atletismo, Iván Pedroso, en su faceta como entrenador, ya tiene un impresionante registro. En Tokio condujo al oro a la venezolana Yulimar Rojas, con marca mundial en triple salto de 15,67 metros. Ahora, en París, su pupilo Jordan Díaz –un atleta cubano exiliado que representó a España– ganó el oro en triple salto. El segundo y tercer lugar de esa competencia fueron también saltadores de la Isla, pero bajo las banderas de Portugal (Pedro Pablo Pichardo) e Italia (Andy Díaz).
Iván Pedroso, en su faceta como entrenador, ya tiene un impresionante registro. En Tokio condujo al oro a la venezolana Yulimar Rojas. Ahora, en París, su pupilo Jordan Díaz ganó el oro
Como atleta, Pedroso sumó una medalla de oro en Sídney 2000, además de haber sido cuatro veces monarca mundial al aire libre y en cinco ocasiones bajo techo. Su salto de 8.96 metros en Sestriere, Italia, en 1995, pudo haber sido récord mundial, pero, tras una polémica con el viento a favor, se decidió no reconocerlo.
La onceava medalla de oro de un entrenador de la Isla en París fue la que obtuvo la dominicana Marileidy Paulino. Con el habanero Yaseen Pérez como guía, ganó los 400 metros, imponiendo récord olímpico, y es, además, la actual campeona mundial de la disciplina, lo que la convirtió en la única mujer multimedallista en República Dominicana.
La cifra de los entrenadores cubanos trabajando en otros países ha ido creciendo con los años y los múltiples casos de exilio. En Tokio 2020 se contabilizaron 44, que representaron a 23 naciones y tan solo en la última década, más de 1.000 atletas y formadores han huido de la Isla, lo que ha supuesto un duro golpe a las aspiraciones deportivas cubanas a nivel internacional.
