Leñadores, ¿pan o casabe?
Las Tunas se ha convertido en el gran favorito para coronarse campeón y tienen una magnífica oportunidad para escribir una página de decoro en la anémica historia reciente de la pelota cubana
La Habana/Hay quienes, aparte de no ser fanáticos suyos, ven muy poco de positivo en el paso victorioso del equipo de Las Tunas en esta final -y en definitiva a lo largo de toda la Serie Nacional 58-, pues lo atribuyen principalmente al pobre estado en que se halla el béisbol en el país.
"A falta de pan, se come casabe. Eso es lo que son los Leñadores. Que disfruten su momento y la ausencia de estabilidad en los equipos grandes de esta pelota. Si no ganan ahora, no ganan nunca", escribió un usuario de una página deportiva. Otro, quizás en broma o acaso no, sugirió pruebas antidopaje a los desorbitados atletas de Pablo Civil.
No se puede negar parte de razón debida a la crisis del deporte nacional, pero tampoco debemos ser mezquinos con un equipo que se ha impuesto precisamente jugando un béisbol vivo y actual, derrochando sobre el terreno fuerza, inteligencia y voluntad de triunfo, y sobresaliendo como ningún otro en medio de la paridad mediocre del campeonato.
No se puede negar parte de razón debida a la crisis del deporte nacional, pero tampoco debemos ser mezquinos con un equipo que se ha impuesto precisamente jugando un béisbol vivo y actual
Como no pueden exhibir cual trofeo la piel del leopardo sin haberlo acabado de cazar, en eso andan los tuneros, en pleno acoso para rematar al animal y acabar su agonía para alzar ellos la copa dorada. Es como si, mientras Eduardo Paret pide no olvidar "que esto es de 7 a ganar 4", Pablo Civil estuviera pensando "esto es nosotros a ganar 4 seguidos".
El primer triunfo empezó ante un lanzador de rango como Alaín Sánchez, apaleado sin piedad. Consiguieron el segundo éxito, escribió un cronista, "explotando Villas y derrumbando Torres y Paredes", en referencia a los notables pitchers de esos apellidos, también abusados por la ofensiva de los Leñadores y ahora apodados "la aplanadora" o "la trituradora".
Pero no es solo que bateen de sobra -Industriales se valió en la temporada de esa única virtud-, sino que también tienen buenos abridores, suficiente bulpén y una efectiva mecánica en la defensa. Además, tocan la bola, roban bases o hacen squeeze plays suicidas.
No se recuerda otro equipo de Las Tunas con tal despliegue de firmeza psicológica para revertir marcadores adversos una y otra vez. Con un apabullante estado de forma en casi ya un centenar de partidos, sin perder el excelente rendimiento físico ni padecer lesiones importantes. Con la madurez de los grandes conjuntos en las cinco armas: velocidad, fuerza, tacto, pitcheo y defensa perfectamente engranadas.
No se recuerda otro equipo de Las Tunas con tal despliegue de firmeza psicológica para revertir marcadores adversos una y otra vez
Después del doble destrozo, los Leñadores parten para el estadio naranja sin boleto de vuelta, resueltos a ganar dos de los tres encuentros y convencidos de que no pasará ahora lo que en la final anterior ante Granma, cuando, tras dos victorias iniciales, perdieron la corona en el último choque. Tan lúcido anda Civil que comenzó la serie con la misma nómina casi intacta.
A esta altura, además, los refuerzos escogidos están jugando papel tan decisivo que, por ejemplo, una clave en la estrategia rival es reducir ese dolor de cabeza llamado Jorge Alomá. El habanero de Arroyo Naranjo que jugó con Artemisa lleva una temporada de ensueño, muy bien en segunda base y bateando productivamente frente a cualquier lanzador. Cuando le preguntan por esa afición tunera que, entusiasmada, corea "¡Oye, te cogió Alomá!" —y ya sabemos a qué y a quién se refieren—, el joven se limita a agradecer: "Lo más grande para un atleta es que el público lo reconozca".
Aunque Las Tunas nunca ha obtenido un oro en el clásico nacional y Villa Clara lleva cinco (1983, 1993, 1994, 1995 y 2013), es enorme el desafío para los Leopardos: ganar cuatro de cinco posibles partidos, sobre todo tres en el Sandino, a una escuadra tan motivada y poderosa que, además, jugaría los últimos dos en su casa.
Si pierden el tercero en Santa Clara, solo basta recordar que nadie ha revertido jamás un 0-3 en un play off de nuestra pelota. Por eso es tan importante este desafío para el que los locales han designado abridor a Freddy Asiel Álvarez, como sabemos, aunque ignoramos si por fin jugará el refuerzo "nipón" Alfredo Despaigne.
En definitiva, no se creen los mejores del mundo, sino solo los mejores en la historia de su provincia y los que mejor han jugado la temporada en el béisbol que tenemos aquí y ahora
"Es un gran pelotero y lo quisiéramos en el equipo, pero desconocemos sobre su estado. Si está listo valoraremos con los restantes refuerzos", ha declarado el director naranja, pero no hay nada claro aparte de la polvareda en las redes sociales por tan controvertida posibilidad, pues unos claman por el slugger y otros ven poco ético desechar a otro refuerzo que se ha sacrificado hasta aquí.
Sería toda una apuesta de Paret. Si Despaigne funciona, acierto suyo; si no funciona, como el año pasado, su gran error. Los tuneros dicen que jugarán igual enfrentando a cualquiera. En definitiva, no se creen los mejores del mundo, sino solo los mejores en la historia de su provincia y los que mejor han jugado la temporada en el béisbol que tenemos aquí y ahora.
Ni más ni menos. Pero, como dijera Jorge Johnson, "ya saben ganar" y, si se ciñen la corona, tendrán en la Serie del Caribe una magnífica oportunidad para escribir una página de decoro en la anémica historia reciente de nuestra pelota. Sería un buen espectáculo. Y eso es lo de los Leñadores.
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