Por fin, el Mundial llega a La Habana
La Habana/En una jugada de última hora que seguramente traerá oxígeno a sus arcas exhaustas, tres cines insignes de La Habana exhiben partidos en vivo del Campeonato Mundial de Fútbol Brasil 2014.
Dicen que en Cuba ser paranoico es tener sentido común, pero quienes hasta última hora temieron verse privados del fútbol en pantalla gigante y el ambiente de estadio que se genera en las salas cinematográficas durante los juegos, ya pueden respirar tranquilos e ir preparando las banderas y camisetas de su selección favorita.
Desde comienzos de esta semana las fachadas de los cines Yara, Riviera y La Rampa, comenzaron a "lucir" discretos carteles con la programación de los partidos al tiempo que en el portal del Yara reparten volantes publicitarios a los transeúntes. Así, todo está listo para que el atracón de fútbol que se nos viene encima deje congelada, por ahora, la polémica sobre posibles manejos gubernamentales para impedir que el deporte más universal destrone al béisbol en el gusto de los cubanos.
Si fuera ese el caso, parece que la ocasión se pinta sola para poner en pausa la ideología y airear las finanzas de un negocio que en Cuba se ha ido quedando indefenso ante los avances tecnológicos que llegaron e impusieron su ley en cuanto a la exhibición cinematográfica. Las salas gigantescas a la vieja usanza ya no son rentables en los tiempos del Home Video, el DVD y la memoria flash, y por eso deben apuntalar su economía con la inclusión de conciertos musicales, shows humorísticos o infantiles y... partidos de fútbol.
Diez pesos –40 centavos de CUC– cuesta la entrada para la fase de clasificación, pero aumentará hasta más del doble a medida que avance el torneo, según explicó una funcionaria de uno de los cines en cuestión, quien prefirió el anonimato.
Solamente el cine Yara, uno de los "gigantes" del circuito de cines capitalinos con sus 1500 butacas, podría recaudar 15 mil pesos o 600 CUC en un solo partido. Demasiado dinero como para dejarlo ir, cuando se compara con las recaudaciones habituales de las tandas fílmicas bajo el precio habitual de dos pesos. "Incluso para las películas taquilleras y en los horarios más propicios de la tarde noche, lo normal es que la sala se llene a la mitad o un poco más", aseguró la misma fuente.
En el Parque Central, epicentro citadino y nacional de los debates callejeros sobre béisbol, el pasado martes un grupo de aficionados cometía la herejía, justo en ese "templo" beisbolero, de dejar a un lado las bolas y los strikes para sucumbir por un rato a la fiebre del Mundial de Fútbol. Al conocer el precio de las entradas ponen caras de desaliento. El salario promedio en Cuba ronda los 18 CUC. Para la mayoría, cada centavo cuenta.
"Diez pesos está carísimo. Deberían empezar con 5 pesos y luego ir subiendo en las fases siguientes", dice Orlando, que aprovecha la conversación para dar su opinión sobre la competencia entre los dos deportes más seguidos del momento: "La popularidad que ha ganado el fútbol ahora está en que aquí [en la TV] ponen muchos juegos de las mejores ligas del mundo, pero no hacen lo mismo con las Grandes Ligas [de béisbol estadounidense]".
Solo recientemente la Televisión Cubana comenzó a transmitir en diferido algunos desafíos de las Grandes Ligas, pero sin incluir aquellos donde actúan jugadores cubanos, lo cual le ha valido la crítica de los seguidores.
¿Y después qué? (...) ¿seguiremos con el ostracismo, el olvido y las limosnas gubernamentales?
Con todo, la nueva oferta futbolera ha irrumpido con cierta timidez y evidencia una vez más la improvisación que marca el mundo de las empresas estatales: habrá días en que no se programarán partidos en uno u otro cine, para no chocar con las tandas fílmicas de mejor horario o actividades de otro tipo planificadas con anterioridad, aun cuando es evidente que estas tendrían una menor demanda. Por ejemplo, el Yara descartará los taquilleros Inglaterra–Italia del sábado 14 y el Alemania–Portugal dos días después. Sus vecinos de menor aforo, La Rampa (918 asientos) y Riviera (920), no podrán responder a la demanda del público, y muchos aficionados se quedarán en la calle.
En este mapa de cines futboleros destaca la ausencia de otro gigante, el Payret, situado a unos pasos del Capitolio Nacional, entre los superpoblados municipios de Centro Habana y La Habana Vieja. Este coloso de las salas oscuras se encuentra cerrado desde noviembre último. "Prácticamente se está cayendo", confiesa una de las empleadas y sigue rápido su camino, como para evitar más preguntas.
Las salas oscuras de la capital enfrentan frecuentes problemas de infraestructura, que van desde la rotura de los obsoletos sistemas de aire acondicionado hasta el mal estado de lunetas y servicios sanitarios.
Según la fuente citada arriba, en esto no tienen que ver los fanáticos del fútbol: "Es cierto que es un público muy diferente al de los cinéfilos: vienen a divertirse, a brincar y a gritar al compás del juego, pero hasta ahora, que yo sepa, no ha habido problemas de indisciplinas graves o maltrato a la instalación".
Según un administrativo del Payret, la opción para quienes vivan o transiten por esta zona menos glamorosa de La Habana, sería el cercano Cinecito –el nombre lo dice todo sobre su capacidad–. Y en el municipio Playa, justo a un costado del Estadio Nacional de Fútbol Pedro Marrero, el afamado Salón Rosado de La Tropical, un centro recreativo al aire libre, tampoco dejará pasar la oportunidad, con programas de variedades y proyección de los partidos en pantalla gigante.
En fin, días de mucho fútbol para Cuba. Maná del desierto en plena calle 23 para los miles de aficionados al deporte más universal. ¿Y después qué? ¿Los ecos del Mundial vendrán acompañados con la inclusión de nuestros futbolistas en ligas profesionales y el consiguiente despegue de la Selección dentro de nuestra área geográfica? ¿O seguiremos con el ostracismo, el olvido y las limosnas gubernamentales?
Seguimos soñando. Después de todo, ¿quién no quiere ver a Cuba en un Mundial de Fútbol?