Penalti en casa
Las autoridades deportivas privilegian al béisbol sobre el fútbol
Los torneos nacionales padecen de una pobre cobertura en los medios y de peor organización
Cada día son más frecuentes los juegos callejeros con balón y porterías improvisadas
La Habana/La mayor pesadilla del fútbol cubano estriba en tener al enemigo dentro y disfrutando, además, de una estrecha complicidad con el Instituto Nacional de Deportes y Recreación (INDER). Esta entidad se muestra preocupada hasta el desvelo por salvaguardar la prevalencia del béisbol en tanto "deporte nacional", como si las preferencias deportivas fueran un tema de seguridad nacional o una cuestión de Estado.
Por estos días, en que ocurre el Campeonato Nacional de Fútbol, unos breves comentarios en los noticieros televisivos y una deficiente programación en los juegos ilustran la actitud de las autoridades ante el deporte más popular del mundo.
Como si las preferencias deportivas fueran un tema de seguridad nacional
Por su parte, los medios de comunicación se suman sin rubor a esta especie de guerra fría contra el más universal de los deportes, quizás cumpliendo orientaciones u órdenes que les llegan desde arriba. La radio y la televisión nacionales parecen siempre listas a reforzar esa percepción de que nuestro fútbol es una pasión menor que interesa a pocos.
Ese ninguneo llega a la bobería mayúscula de afirmar que el baloncesto es el "segundo deporte más popular del país", o a priorizar la transmisión de la Eurocopa femenina de 2013 antes que los partidos de nuestra propia Selección en la Copa de Oro que transcurrían en paralelo. Prefieren atiborrarnos de fútbol europeo mientras sólo le dan una ridícula cobertura a los grandes momentos de los eventos nacionales. Tal y como sucedió con la conquista de la Copa del Caribe y también durante la clasificación del equipo Sub-20 para el Mundial de su categoría.
Un largo etcétera podría sumarse a esa lista de menosprecios y desaires
Y sin embargo, el protagonismo del fútbol en nuestra vida cotidiana aumenta. Hasta los propios directivos de la Asociación de Fútbol de Cuba (AFC) gustan de llenarse la boca y afirmar que se trata del deporte más practicado en la Isla.
En la calle se han vuelto menos frecuente los grupos de jóvenes o niños jugando béisbol, incluso en momentos álgidos como los play-off de la Serie Nacional o durante los torneos internacionales. El fútbol ha copado los espacios más populares y resulta una presencia constante en las calles, los parques y hasta los bares.
Las iniciativas privadas que involucran al fútbol, ya sean lucrativas o no, florecen de diferentes maneras. Existen peñas deportivas que han superado los cien kilómetros recorridos por carretera para acompañar a su equipo durante el Campeonato Nacional. También abundan las páginas webs y los blogs dedicados en exclusiva al fútbol nacional o a los equipos de la Primera División. Hasta se suceden ligas municipales autogestionadas, desde el punto de vista económico y organizativo, por los propios jugadores.
El fútbol también ha comenzado a mover dinero. Desde hace años muchos bares estatales, sobre todo en La Habana, cobran entre 1 y 3 CUC la entrada para ver en grandes pantallas los partidos de las ligas europeas. Una suma importante si se tiene en cuenta que el salario promedio ronda los 20 CUC mensuales. Los costos, sin embargo, no desaniman a los fanáticos. La afluencia es tal que con frecuencia estos locales deben restringir la entrada.
En el mercado clandestino las camisetas de clubes famosos cuestan entre 10 y 20 CUC
Más recientemente, han proliferado las cafeterías particulares que llevan nombres de clubes famosos y exhiben sus símbolos. El equipo de Barcelona y el Real Madrid se llevan las palmas en estos sitios. Hasta los cines estatales buscan aumentar sus recaudaciones y abren sus salas al público futbolero en tiempos de copas mundiales o europeas. Aunque se han atrevido a poner precios "difíciles" como 20 pesos cubanos por entrar, unos 0,80 CUC, las salas están repletas. ¿Ley de oferta y demanda en el paraíso socialista? Pues sí.
El comercio de banderas, bufandas o afiches también arrasa. En el mercado clandestino las camisetas de clubes famosos cuestan entre 10 y 20 CUC, según la calidad. En varias ciudades del centro de Cuba las pequeñas zapaterías venden tacos para calzado deportivo, que imita marcas famosas como Adidas o Nike por un precio competitivo de 10 CUC.
La locura por el deporte más universal comienza a reflejarse incluso en nuestro cine. En la reciente y muy taquillera cinta Conducta, del director Ernesto Daranas, el fútbol gana protagonismo en varias escenas. Por otra parte, un proyecto inconcluso del músico Edesio Alejandro tiene como personaje principal a un joven que lucha por convertirse en un jugador de nuestra Selección Nacional. Para el próximo mes de julio se anuncia también el estreno en los cines cubanos de La Partida, rodada por el español Antonio Hens y que refleja los vínculos entre la juventud cubana y el fútbol.
Las próximas interrogantes de la afición cubana rondan alrededor del Mundial de Brasil 2014. ¿Los principales cines de la capital se volverán a llenar de adolescentes con banderas, camisetas y body-art de sus equipos favoritos o la paranoia oficialista preferirá dejar de ingresar cuantiosas sumas a fin de no alentar la nueva pasión de los cubanos? ¿Las transmisiones televisivas estarán a la altura de la gran fiesta o entibiará el asunto con entregas diferidas y limitada cobertura informativa?
Y por último, ¿logrará la pasión del Mundial favorecer las iniciativas a favor de nuestros jugadores y nuestra selección nacional, que bien se lo merecen?
Más y mejor fútbol criollo para el pueblo de Cuba, también es un derecho civil del que vale la pena ocuparse, porque reivindica parte de nuestros deseos y sueños actuales.