Víctor Mesa cumple su promesa y revienta el Latino
Parecía una aspiración desmedida del exageradísimo mentor de Industriales, pero en la noche del jueves cumplió su afirmación al vencer a los Leñadores
La Habana/No resultaba absurdo creer que Granma pudiera volver a disputar la final del campeonato cubano de béisbol. Lo difícil de imaginar era que, después de clasificar de último, arrollara de ese modo a Matanzas, que había acabado en punta la clasificatoria y había sido el conjunto más estable.
Los Cocodrilos han sido los únicos en casi 50 años que ganan al menos 60 juegos en campañas sucesivas y que suben al podio por séptima ocasión consecutiva. Pero, tanto antes con Víctor Mesa como ahora con Víctor Figueroa, han demostrado ser magníficos a lo largo de la temporada para luego caer al pie de la cumbre.
Los Alazanes de Granma, con esta victoria 4-2, se suman así a los 7 equipos que han logrado llegar a dos finales en línea. Nadie previó que esa semifinal terminara en solo 5 partidos, pero así fue y, después de perder el primero, los de Carlos Martí se impusieron 3 veces seguidas y se mostraron muy superiores a los peloteros de Figueroa.
En un parque Mártires de Barbados repleto estalló el júbilo ante el pitcheo del abridor Ulfrido García y del relevista Raidel Martínez, y también ante los oportunos batazos de Lázaro Cedeño y de Geydi Soler y los enloquecedores robos de base de Roel Santos. Si los refuerzos le fallaron a Matanzas para Granma, en cambio, resultaron muy efectivos.
En un estadio Latinoamericano que desde hacía muchos años no se abarrotaba de ese modo se presentó una versión de Industriales que los aficionados más jóvenes quizás nunca habían visto
Mientras tanto, en un estadio Latinoamericano que desde hacía muchos años no se abarrotaba de ese modo, se presentó una versión de Industriales que los aficionados más jóvenes quizás nunca habían visto, no solo más parecida a lo que fue en la primera parte del torneo de lo que llegó a ser en la segunda, sino hecha a los actuales requerimientos de excelencia en la potente ofensiva, en el pitcheo ajustado y en la hermética defensa.
A pesar de la experiencia del abridor Vladimir Baños y de una labor suya que puede describirse como buena, y pese a que los visitadores no parecieron muy afectados por la contundencia intimidante del Latino, no hubo manera de superar a unos inspirados Leones que seguramente le hubieran ganado a cualquier otro rival también. El jovencito Misael Villa fue un enorme pitcher y Yordanis Samón el héroe que impulsó las 4 anotaciones de su equipo.
En palabras a la televisión tras la blanqueada a los Leñadores tuneros, el mentor azul Víctor Mesa expresó: "Dijimos que iba a ser un play-off de Grandes Ligas. Los muchachos jugaron como en las Grandes Ligas. La afición fue igual que en las Grandes Ligas", pero aseguró que "la gran victoria fueron los 55.000 [espectadores] que entraron al estadio y los 15.000 que se quedaron afuera".
En agosto, justo al comienzo de la 57 Serie Nacional, VM32 había declarado que venía a dirigir el equipo capitalino para devolverle su olvidada grandeza y la confianza en su propia condición de estandarte del béisbol nacional, y que "reventaría el Latino". Parecía una aspiración desmedida del exageradísimo Show Mesa, pero hay que reconocer que en la noche del jueves cumplió con esa promesa.
Aunque este triunfo de los azules es valiosísimo nadie espera seriamente que la semifinal termine en La Habana
Aunque este triunfo de los azules es valiosísimo nadie espera seriamente que la semifinal termine en La Habana. Incluso, con el pase a la final de los Alazanes, parece más posible el cierre que algunos se han atrevido a sugerir como posible: una final oriental por primera vez en el clásico cubano.
El choque entre Leones y Leñadores estuvo precedido -y esa fue una poderosa razón para que se llenara el estadio del Cerro- por la ceremonia de despedida de Carlos Tabares, pelotero de Industriales. La última ocasión en que se realizó una ceremonia semejante de retiro oficial en este estadio fue en 1997, cuando Lázaro Valle se despidió del béisbol activo, a pesar de que en el largo intervalo se retiraron muchos otros peloteros importantes.
De que "el eterno 56 de Industriales" lo merecía no cabe la menor duda. El gran capitán del conjunto capitalino, que en toda su carrera solo jugó en ese equipo, además de integrar el equipo Cuba en muchas ocasiones, fue celebrado por quienes fueron sus mentores, por sus compañeros, por sus discípulos y, sobre todo, por su entusiasta público habanero.
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