Archipiélago: Yunior García, Saily González, Daniela Rojo, David Martínez
El propio Gobierno cubano fue quien colocó el foco sobre ellos mediante ataques personales casi a diario
La Habana/La segunda mitad de año, un colectivo puso patas arriba la actualidad cubana, la plataforma Archipiélago, que se colocó bajo el foco mundial antes incluso de cumplirse un año de su creación. Las autoridades cubanas acababan de anunciar a bombo y platillo la reapertura del país para el 15 de noviembre, cuando este grupo decidió convocar formalmente y en la mayoría de provincias cubanas manifestaciones para pedir la libertad de los presos y un diálogo nacional para solucionar las diferencias entre todos los cubanos. Lo insólito de la propuesta fue recurrir a los cauces legales para que se autorizara la marcha, lo que permitía poner en evidencia al régimen en caso de prohibirla.
Desde aquel día, los rostros más visibles de este colectivo, fundado después del 27N de 2020 por el dramaturgo Yunior García Aguilera, fueron haciéndose cada día más conocidos dentro y fuera de Cuba. El propio Gobierno fue quien colocó el foco sobre ellos mediante ataques personales casi a diario después de torpedear la primera fecha solicitada por Archipiélago, el 20 de noviembre, convocando para esa fecha el Día Nacional de la Defensa.
Archipiélago decidió, de manera asamblearia, mover la fecha al 15 de noviembre, momento en que las autoridades cambiaron su estrategia y pasaron al ataque intimidatorio. Todos los firmantes de las solicitudes de la marcha o simpatizantes de la plataforma e incluso personas que simplemente habían dado al botón de Me gusta en sus publicaciones fueron advertidas por agentes de policía o fiscalías de los posibles delitos en que incurrirían si se manifestaban el 15N.
La presión de las autoridades y de las tropas de choque lanzadas por el Gobierno hizo efecto, provocando que personas como la empresaria villaclareña Saily González, la activista de Guanabacoa Daniela Rojo, o el cienfueguero David Martínez, que habían liderado Archipiélago, se vieran repudiadas y arrinconadas en sus casas, por no hablar de que el 15N el régimen desplegó toda su artillería para mantener a los activistas encerrados en sus casas.
El dramaturgo adelantó un día su idea y anunció que caminaría solo vestido de blanco con una rosa, pero no pudo siquiera poner un pie fuera de su casa
La cabeza más visible del movimiento, Yunior García, fue acosado durante semanas por los medios de comunicación del Estado y la policía llegó a decirle a qué prisión iría si persistía en su intento de marchar. El dramaturgo adelantó un día su idea y anunció que caminaría solo vestido de blanco con una rosa, pero no pudo siquiera poner un pie fuera de su casa, sitiado por el oficialismo tras la reja de su ventana.
La situación terminó cuando tres días después se supo que el activista había viajado a Madrid, convencido de que en la Isla sería silenciado y encerrado entre las cuatro paredes de su hogar o de una cárcel. Esta decisión, muy controvertida, fue encajada por sus compañeros de distintas formas, pero supuso un antes y un después en la vida del movimiento, que este último mes del año que lo aupó a la fama mundial se ha roto con el abandono de varios de sus miembros más conocidos. Pese a todo, Archipiélago aspira a seguir dando guerra.
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