Salvador Valdés Mesa, primer vicepresidente
La Habana/La gran sorpresa del pasado 19 de abril, cuando el Parlamento cubano eligió un nuevo Consejo de Estado, no fue la investidura de Miguel Díaz-Canel como presidente de los Consejos de Estado y de Ministros sino la designación de Salvador Antonio Valdés Mesa como su vicepresidente.
Su nombre no aparecía entre las especulaciones de los analistas que apostaban por diferentes candidatos para el segundo escalón de mando en el Gobierno.
Valdés Mesa ocupó la cartera de ministro del Trabajo y Seguridad Social en 1995 y, a partir de 2006, fue secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba.
Desde 1999, entre un cargo gubernamental y otro sindical, se desempeñó como primer secretario del Partido Comunista en la provincia de Camagüey, donde su gestión resultó muy impopular.
Ahora, con 68 años, el funcionario se sitúa en una edad intermedia entre los octogenarios de la generación histórica y los cuadros más jóvenes nacidos después del triunfo de la revolución. Desde que fue designado vicepresidente se le ha visto con mucha frecuencia en los noticieros de la televisión visitando provincias, chequeando el trabajo de las empresas estatales o las cooperativas. En la mayor parte de estos viajes ha estado acompañado de José Ramón Machado Ventura, segundo secretario del partido único.
En sus intervenciones públicas insiste en la necesidad de trabajar más, aumentar la eficiencia, elevar el ahorro y sustituir las importaciones con producción nacional. Se le considera un conservador de línea dura y por tanto como el encargado de vigilar que el presidente se mantenga dentro de la ortodoxia política. Prueba de ello es que, a diferencia de Miguel Díaz-Canel, no ha tenido la necesidad de aclarar que él no es un reformista.
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