Bernardo Espinosa, el rostro de las malas noticias de cada día
En un año marcado por los apagones, este periodista relata cuánta oscuridad le espera a los cubanos, aunque muchos de ellos no puedan siquiera sintonizar Canal Caribe
La Habana/Uno de los rostros más populares de la pequeña pantalla cubana es el de Bernardo Espinosa Moya, y no precisamente por las alegrías que acostumbra a dar. A este periodista, afincado prácticamente en la sede de la Unión Eléctrica de Cuba, le ha tocado formar casi un dúo con Lázaro Guerra, ingeniero y director general de electricidad del Ministerio de Energía y Minas.
En un año marcado más que nunca por apagones y desconexiones totales, Espinosa es la voz que cada mañana relata cuánta oscuridad le espera a los cubanos, aunque muchos de ellos no puedan siquiera sintonizar Canal Caribe, precisamente porque un corte programado o intempestivo, les impide encender la televisión o ver en redes sociales el fragmento de la Revista Buenos días, donde pocos son realmente buenos.
Espinosa se graduó en periodismo en 1990, en la Universidad de Oriente y se ha especializado desde sus inicios en los sectores de recursos hidráulicos, transportes y minero-energético. Su biografía oficial indica que ha cumplido misiones en varios países latinoamericanos (Honduras, Guatemala, Venezuela, Nicaragua y Bolivia) y africanos (Zimbabwe y Mozambique). Precisamente posee un premio entregado por Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua, pero también el Félix Elmuza de la Unión de Periodistas, y del Ministerio de Salud Pública por su cobertura de las llamadas “misiones médicas”.
Otro reconocimiento que llama la atención en su carrera es el que le hizo el Ministerio de las Fuerzas Armadas por su cobertura de las “honras fúnebres del comandante en jefe Fidel Castro Ruz”
Otro reconocimiento que llama la atención en su carrera es el que le hizo el Ministerio de las Fuerzas Armadas por su cobertura de las “honras fúnebres del comandante en jefe Fidel Castro Ruz”. Entre sus coberturas especiales, además de esa, están las del 7º Congreso del Partido Comunista, el 6º pleno del Comité Central del PCC, períodos de sesiones de la Asamblea Nacional y, como no podía ser de otra manera, “eventos meteorológicos y Contingencia Energética Nacional”.
Poco o nada de esto importa a la mayoría de los cubanos, que solo ven en el rostro de Espinosa las malas noticias de cada día. Aunque alguna vez se despierten con novedades felices, como que por fin se hizo el pago que permita descargar a un barco con gas licuado o petróleo que alivien temporalmente sus cuitas o que regresó esta unidad o la otra de alguna decadente termoeléctrica, lo habitual es que el experto hable de un déficit creciente en la generación de electricidad.
Los apagones no son ninguna novedad en Cuba, que ha vivido dos años de particular infarto en este sentido. Las centrales térmicas agonizando por una vejez para la que los mantenimientos son tiritas sobre herida abierta, el suministro de crudo es cada vez más inaccesible por la falta de divisas –pese a los esfuerzos de Venezuela, México y Rusia– y la nula inversión cuando aún era posible evitar este desastre, ahogan tanto al sistema eléctrico nacional (SEN) que este final de año ha resultado agónico, con tres desconexiones totales y la amenaza constante de uno más en cualquier momento.
En verano, el Ministerio de Energía y Minas presentó un plan de construcción de parques solares con la colaboración de China que, de haber comenzado a implantar hace diez años, hubiera llegado a tiempo. Vicente de la O Levy anunció en septiembre –coincidiendo con el certificado de muerte de Tallapiedra, a los 60 años de edad– que a principios de 2025 habría casi 500 megavatios de potencia solar instalada que permitirían mejorar la situación. Creía entonces el ministro que si se lograba pasar el invierno, cuando la demanda cae por el alivio de las temperaturas, el año nuevo daría un respiro al sector. Lo peor estaba aún por llegar, con las caídas completas del SEN en octubre, noviembre y diciembre. Y los expertos auguran que, en el mejor de los casos, los parques chinos no estarán generando hasta 2027.