Bruno Rodríguez, ministro de la Desinformación
Cuando le tocó dar la cara en el Examen Periódico Universal del Consejo de Derechos Humanos de la ONU dedicó el triple de tiempo a hablar de EE UU que de su propio país
La Habana/Catorce años lleva Bruno Rodriguez Parrilla, nacido en México un año antes del triunfo de la Revolución cubana, siendo el rostro internacional del régimen. El canciller es una de las caras más visibles fuera de la Isla y uno de los miembros del Gobierno que más se relaciona con la prensa internacional acreditada en La Habana. Ante ellos comparece, con relativa frecuencia, para ofrecer y vender su particular visión de las cosas.
Rodríguez Parrilla es un experto en responder sobre el embargo, una tarea constante. Cuando se le pregunta por las ingentes cantidades de alimentos –pollo, sobre todo– que Cuba compra a EE UU, el canciller alega que ningún país comercia internacionalmente con las condiciones impuestas a la Isla, con pagos por adelantado y sin acceso a créditos internacionales. No menciona, claro, que el propio Fidel Castro fue quien impulsó la retirada de la mayoría de las instituciones bancarias foráneas.
Su participación anual en la Asamblea General de Naciones Unidas para la votación de una resolución de condena del embargo de EE UU a Cuba lleva aparejada la presentación de un informe que da cifras del presunto impacto económico que suponen para la Isla las sanciones. Este año, el canciller la situó en 3.806 millones de dólares para el período que va entre agosto de 2021 y febrero de 2022, pero siempre es un misterio cómo se realizan los cálculos y por qué esas proyecciones.
En los últimos años, Rodríguez Parrilla, que ha convivido con rumores –no demostrados– de una enfermedad que lo habría llevado a perder peso, también ha tenido que montar un nuevo argumentario para defender al régimen de las acusaciones de ser un Estado que no coopera con el terrorismo y, directamente, patrocinador del terrorismo. En ambas categorías quedó colocada Cuba por la Administración de Trump y de nada han servido las presiones, ya que Biden sigue sin sacarla. El canciller esgrime lo arbitrario e injusto de esta inclusión en ambas listas, que pone en apuros algunas transacciones comerciales e impide la venta de armas, entre otras cosas.
Pero lo que trae a Rodríguez Parrilla a la lista de los 14 rostros que marcaron este año es su insólito discurso en Ginebra, este noviembre
Pero lo que trae a Rodríguez Parrilla a la lista de los 14 rostros que marcaron este año es su insólito discurso en Ginebra, este noviembre, cuando le tocó dar la cara en el Examen Periódico Universal (EPU) del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. El Ministro de Relaciones Exteriores, presente para pasar el control al que los Estados se someten cada cinco años para evaluar los derechos y libertades públicas, escuchar la opinión de los expertos e investigadores y atender sus recomendaciones, dedicó el triple de tiempo a hablar de EE UU que de su propio país.
Llegado el momento de argumentar en qué se ha mejorado con respecto al anterior examen y qué más se está dispuesto a hacer, el canciller se refirió a la manera en que, a su juicio, las medidas de Washington violan los derechos humanos de los cubanos. Afirmó, además, que durante la pandemia se le vetó la compra de insumos y materias primas sanitarias, aunque las exenciones autorizan precisamente este tipo de comercio por la vía humanitaria.
Rodríguez, a sabiendas de que la represión por el 11 de julio sería mirada con lupa por cuantos los escuchaban aquel día, solo acertó a decir que Cuba es "víctima" de campañas mediáticas para "proyectar una imagen absolutamente falsa sobre los derechos humanos y para subvertir el orden constitucional de la nación. Este modus operandi fue implementado, con particular intensidad, en 2021, cuando se intentó forzar una situación desestabilizadora".
Después habló de cuánto y cómo mejorarían la vida de la gente algunas leyes recientemente aprobadas y volvió, tranquilamente, a la Isla. Con su papel de ministro desinformador cumplido.
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