Marta Valdés, la discreta voz de terciopelo
La cantante, compositora y crítica musical falleció el pasado 3 de octubre en La Habana a los 90 años de edad
La Habana/La artista Marta Valdés murió este 2024 a los 90 años de edad. Sin tener la fama de otros músicos de su generación, notoriamente todos los salidos del proyecto Buena Vista Social Club, su talento como letrista y compositora era extraordinario, y sus canciones llegaron a ser inmortales.
Ella misma decía a este diario hace diez años que aunque no gozó del reconocimiento del mercado o de los medios, sí tuvo la suerte de que sus piezas lograran fama antes de que cumpliera 25 años. “Mis canciones nunca han sido, ni van a ser, unas canciones de mercado, ni de los medios. Sobre todo porque no fueron hechas para eso, fueron canciones hechas desde el corazón, por amor a la música. Los cantantes que entienden eso son los que han cantado mis canciones”, decía entonces.
Temas como Palabras, Deja que siga sola, En la imaginación, Canción simple, José Jacinto, Deja que siga sola, Llora o Tú no sospechas, llenos de complejidad en fondo y forma, llevaron el bolero tradicional a otro nivel.
Se hicieron célebres en las interpretaciones de cantantes legendarios como Bola de Nieve, Elena Burke, Fernando Álvarez, Omara Portuondo, Vicentico Valdés, Cheo Feliciano, Miriam Ramos o Pablo Milanés, y, más recientemente, Haydée Milanés, Martirio o Sílvia Pérez Cruz. Sin embargo, en su voz de terciopelo, discreta como ella misma, pero honda y emocionante, eran irrepetibles.
Fue también muy relevante su papel como crítica musical. Ella misma explicaba que le fascinaba la idea “de hacer memoria”, especialmente sobre la música cubana, pues la Isla, aseguraba, “es una mina de música”. Su influencia en las nuevas generaciones de creadores, para quienes fungió como maestra y mentora, tiene un ejemplo en el importante papel en la creación del dúo musical cubano Gema y Pavel, o en su labor como promotora de espacios artísticos.
A pesar de que fue marginada en los 70 y los 80 por ser un símbolo de una farándula habanera noctámbula y desinhibida en su sexualidad, tanto la prensa oficial como los sitios del Gobierno nunca dejaron de referirse a ella como una artista “fiel al proceso”. En vida recibió, incluso, galardones de instituciones estatales, como el Premio Nacional de Música de 2007, la Réplica del Machete de Máximo Gómez del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias o varias distinciones de la Asociación Hermanos Saíz o la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, de la que era, por cierto, fundadora.
Así, fue “honrada” a su muerte por el Ministerio de Cultura, que ensalzó su “sensibilidad artística, su palabra poética y su gran talento musical”.