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Muchachos bañándose bajo la lluvia en La Habana. (14ymedio)
Luzbely Escobar

21 de junio 2016 - 20:42

La Habana/Con la llegada del verano se reiteran los aguaceros vespertinos. Casi a diario, al caer la tarde, el cielo se carga de nubes negras a punto del gran chaparrón. A veces cae "el palo de agua" y a veces no. Cuando sucede, invariablemente los muchachos del barrio salen en grupo a divertirse bajo la lluvia.

Desde hace semanas la mayoría de los estudiantes del país están de vacaciones y no pierden la oportunidad de jugar al fútbol o a la pelota en cualquier esquina. Cuando llega el aguacero, en lugar de intentar encontrar cobija bajo techo, se pasean por las calles buscando charcos para chapotear en el agua y disfrutar también de la que cae del cielo.

El calor de las últimas semanas ha sido muy intenso, un baño bajo la lluvia fresca en las tardes les viene como anillo al dedo a estos jóvenes. Sin embargo, para los que vienen del trabajo se convierte en un dolor de cabeza para regresar a sus casas después de la jornada laboral.

El presente año está compitiendo con el 2015 que fue catalogado como el más cálido de las últimas seis décadas. En diferentes localidades, los termómetros llegaron a marcar cifras por encima de los 37 grados Celsius, como fue el caso del poblado de Velazco, donde se registraron hasta 38,7 grados.

El presente año está compitiendo con el 2015 que fue catalogado como el más cálido de las últimas seis décadas

La media histórica, que era de 25,49, según reportes del Centro del Clima del Instituto de Meteorología, fue superada el año pasado en 1,06 grados Celsius. El fenómeno está relacionado con el fenómeno El Niño junto al proceso de calentamiento global.

Estas lluvias de final de tarde no se dan solo en la capital. Ayer el récord de milímetros de lluvia se lo llevó Manzanillo, un municipio en el oriente del país. Esta área se ha visto afectada durante los últimos meses por una intensa sequía, así que cualquier lluvia es muy bien recibida por pobladores y embalses.

Mientras los más conservadores se quedan bajo techo, buscando mitigar la canícula con el aire de un ventilador o una bebida refrescante, los más atrevidos seguirán encontrando en las lluvias el momento de contrarrestar la elevada temperatura del ambiente.

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