¿Tienda de chocolates o museo?
La Habana/Risas y caras de asombro rodean desde hace semanas la vidriera de la tienda de confituras en el interior de la Plaza Carlos III en La Habana. La expectación ha acompañado la venta, por primera vez en el local, de los bombones italianos Ferrero Rocher. Sin embargo, una caja de 80 unidades cuesta 68,25 CUC, el salario de tres meses de un profesional.
Para quienes solo quieren probar fugazmente la golosina, está la opción de un estuche con solo tres unidades por valor de 2 CUC, una tarifa que sigue siendo alta para los sueldos promedios del país, que no superan los 25 CUC mensuales.
La llegada de los exclusivos manjares genera curiosidad y gritos de alarma entre los clientes, pero también ciertas dudas en los empleados sobre la posibilidad de comercializar una mercancía de tan alto precio. Desde que hace tres meses salieron a la venta, los únicos en comprarlos han sido "extranjeros, pero solo se han vendido entre seis o siete cajas", según la cajera del establecimiento.
"Comprarlos, ni soñando", aclara una señora que se ha sumado al grupo de los que alzan las cejas al ver la cifra pegada en cada caja de Ferrero Rocher. Más que una tienda, el lugar parece por estos días un museo con una exposición que mezcla el azúcar con el absurdo.