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La agonía de Fin de Siglo

Del antiguamente glamuroso Fin de siglo, solo queda un inmueble con serios problemas estructurales, vacío y maloliente. (14ymedio)
Reinaldo Escobar

28 de junio 2017 - 14:34

La Habana/La mierda, no la metafórica sino la que apesta, apenas permite leer el nombre de Fin de Siglo incrustado en el suelo de granito. En cinco décadas, una de las más emblemáticas tiendas habaneras ha transitado del glamour al abandono, pasando también por los experimentos de la distribución socialista y del sector por cuenta propia.

Fundado en el lejano 1897 y ubicado en la céntrica esquina que forman el Boulevard de San Rafael y la calle Águila, Fin de Siglo estuvo entre los más importantes locales comerciales de Cuba, junto a La Época y El Encanto. Sin embargo, en el lugar solo queda ahora un inmueble con serios problemas estructurales, vacío y maloliente.

Durante el Periodo Especial el comercio solo vendía a los trabajadores distinguidos con la condición de "vanguardia" y a las parejas de recién casados. Un simpático documental de 1992, realizado por la belga Madelin Waterlet y el polaco Simon Saleski y que lleva por título el nombre del local, narra el surrealista momento.

Durante el Periodo Especial el comercio solo vendía a los trabajadores distinguidos con la condición de "vanguardia" y a las parejas de recién casados

Aquella modalidad de mercado socialista no pudo sostenerse por mucho tiempo y con los suaves vientos de las reformas económicas la planta baja del edificio se habilitó para que comerciantes del sector privado vendieran sandalias, utensilios del hogar, objetos para rituales religiosos o ropa.

Muchos turistas acudían también para adquirir un cenicero con el rostro de Che Guevara o lienzos donde brillara la piel de despampanantes mulatas. Pero hace un mes los vendedores fueron distribuidos en locales de desangeladas tiendas estatales.

Las autoridades justifican la reubicación con el deterioro del edificio. Sin embargo, los particulares que alquilaban puestos en el local aseguran que el contrato con la Empresa de Comercio estipulaba que un 30% de lo recaudado por arrendamiento se destinaría a reparaciones que nunca se hicieron.

A finales de 2012 los comerciantes fueron informados de que comenzarían a realizarse obras de restauración en el inmueble, pero después de algunas semanas y la colocación de unas vigas de madera para apuntalar el último piso, los trabajos no continuaron.

Para no perder la clientela, los vendedores propusieron al Gobierno local que les permitiera convertirse en una cooperativa no agropecuaria (CNA), una modalidad de gestión económica que en enero pasado contaba con 397 exponentes en todo el país dedicados a los servicios gastronómicos, personales y técnicos.

Sin embargo, la iniciativa no prosperó y desde hace varias semanas los cuentapropistas han sido trasladados a tiendas cercanas como el local Cancha, Florida y Sublime, más pequeños y peor ubicados.

"He perdido mucho dinero en esta movida y además este lugar no tiene las mínimas condiciones", asegura una vendedora de ropa con un puesto en la tienda Cancha y que prefirió el anonimato. No obstante, reconoce que "Fin de Siglo también tenía problemas por el calor, la falta de ventanas y las constantes tupiciones en las tuberías albañales".

La comerciante cree que si hubieran dejado invertir a los arrendatarios, se hubieran mejorado las condiciones de la planta baja, ya que cada año el local recaudaba cerca de 3 millones de CUP por concepto de alquiler. "¿Por qué no usaron parte de eso para la reconstrucción?", protesta.

La comerciante cree que si hubieran dejado invertir a los arrendatarios, se hubieran mejorado las condiciones de la planta baja, ya que cada año el local recaudaba cerca de 3 millones de CUP por concepto de alquiler

Algunos vendedores han colocado improvisados carteles en las vidrieras de Fin de Siglo advirtiendo de su nueva ubicación. En el interior del local no se percibe ningún trasiego constructivo, aunque faltan todos los tomacorrientes y los bombillos de las lámparas del techo.

Carlos Alberto, un joven joyero pide explicaciones. "Cuando alguien se entere de lo que van a hacer allí, que venga y me lo cuente". El artesano duda de la versión oficial y sostiene que el edificio será "remodelado para pasar a ser una tienda en pesos convertibles", una especulación sobre la que las autoridades del municipio Centro Habana no quieren hablar.

En el establecimiento Sublime, un vendedor de discos compactos le vaticina un peor futuro a la emblemática tienda. "Le va a pasar lo mismo que al cine Duplex, a una cuadra de distancia, que un día lo cerraron porque tenía un problema en el baño y hoy es una ruina", apunta.

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