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Mientras el euro alcanza los 300 pesos cubanos, el Gobierno sigue con el mismo rumbo

La prensa oficial pide un cambio de rumbo genérico, mientras expertos independientes creen indispensables modificaciones tributarias

Las 'mipymes' ya no estarán exentas del pago de impuestos al inicio de su creación. (EFE)
14ymedio

06 de febrero 2024 - 17:00

Madrid/La preocupación del régimen por la crisis actual ha llevado al diario del Partido Comunista de Cuba a retomar la sección Economía con tinta, que se leerá en Granma con carácter semanal.

Su primera nota, firmada por Joel Ernesto Marill Domenech, autor de varios textos con propuestas para estabilizar la situación económica y financiera del país en septiembre pasado, no pasa de ser una exposición de lo que hay que mejorar –todo– sin pasos concretos para hacerlo, contrastando con la lluvia de ideas lanzada anoche por el también economista cubano Pedro Monreal, centrado en la fiscalidad y estructura del sector privado.

Marill Domenech abre la nueva sección describiendo el conocido panorama que ha quedado a la salida del ya ex ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil. En resumen: una inflación interanual que supera el 30% en el mercado formal, salarios depreciados, exportaciones un 30% inferiores en 2022 a las de 2019, importaciones un 25% más caras, cuatro años consecutivos de déficits fiscales de dos dígitos respecto al producto interno bruto (PIB) y producción nacional arrasada.

La producción del sector agrícola y ganadero fue, en 2022, un 37,2% inferior a la de 2019, la industria manufacturera un 32%, y la generación eléctrica un 25%, de acuerdo con los datos oficiales

Al respecto de esto último bastan unas breves pinceladas, que también aporta: la producción del sector agrícola y ganadero fue, en 2022, un 37,2% inferior a la de 2019, la industria manufacturera un 32%, y la generación eléctrica un 25%, de acuerdo con los datos oficiales.

¿Cómo solucionarlo? "Con eficiencia interna", señala Marill Domenech en un simplificador texto que contrasta con sus anteriores notas, mucho más concretas. En este caso, el economista habla de dos grupos de "distorsiones" que existen en la economía cubana e incluyen los altos déficits fiscales, la dolarización y la falta de unidad cambiaria.

A su juicio, ese es el primero de los ámbitos que se debe abordar, ya que un déficit fiscal de más de 147.000 millones de pesos como el que está planificado para 2024 se está solucionando con emisión monetaria –evidentemente, sin respaldo– que incrementa el dinero en circulación y, a su vez, eleva los precios en el mercado libre por la insuficiencia de la oferta de bienes.

Esa espiral continúa porque la moneda nacional ha perdido valor ante la competencia de las divisas. La consecuencia es una tremenda falta de incentivos a la producción interna frente al atractivo de la exportación. Desde ahí se llega a la situación del mercado cambiario informal –disparado hoy, cuando el euro alcanza los 300 pesos– que "condiciona un acceso dispar a las divisas que entran al país vía remesas y a través de los derrames del turismo, privilegiando a actores económicos no estatales muchas veces de bajo valor agregado, a la par que excluye de dicho acceso a las empresas estatales y a todo su potencial productivo instalado", resume el experto.

Según su balance es una cuestión urgente corregir esta distorsión, pero su propuesta de cómo hacerlo es poco concreta, aunque en ella se adivina un llamamiento al Banco Central de Cuba a tomar el mando real de la política económica y dejar de responder a las decisiones políticas.

"La recuperación del mercado cambiario oficial deberá ser un primer paso en una transformación cambiaria más sustantiva y abarcadora, que fije su objetivo final en la definitiva unificación cambiaria, y que, junto a la estabilidad fiscal y la desdolarización, permita poner finalmente la moneda nacional como centro del sistema económico y financiero del país", señala.

Vuelve a chocar su propuesta de abordar los cambios macro antes que los microeconómicos con las ideas que pone sobre la mesa Pedro Monreal, centradas en la fiscalidad de las pequeñas y medianas empresas

Vuelve a chocar su propuesta de abordar los cambios macro antes que los microeconómicos con las ideas que pone sobre la mesa Pedro Monreal, centradas en la fiscalidad de las pequeñas y medianas empresas. Mientras Marill Domenech habla de transformar los "esquemas regulatorios, de incentivos, de funcionamiento de los mercados y del tejido empresarial" para impulsar la actividad productiva, Monreal pide incentivos tributarios para los privados justo cuando uno de ellos, el principal del que gozaban las mipymes –exención del pago de impuestos durante dos años– llegó a su fin.

El argumento oficial para eliminarlo es, a juicio del economista independiente, cuestionable y basado en exigencias políticas y no en el criterio de funcionarios del Ministerio de Economía. "La explicación acerca de que han transcurrido ya dos años desde que se adoptaron las exenciones para las empresas beneficiadas no niega que las nuevas empresas no deban ser ayudadas, ni que ello no sea beneficioso para la economía nacional. ¿Algún dato prueba lo contrario?", se pregunta retóricamente.

Monreal pide que se estimule a las mipymes de nueva creación con exenciones iniciales y tasas reducidas, como se hace en otros países, además de gravar los beneficios netos (utilidades) y no el ingreso, una anomalía en el panorama internacional. El economista pone, además, el dedo en la llaga en un sector concreto: la producción de alimentos, que si realmente es la prioridad, como ha manifestado el Gobierno, debería retener privilegios fiscales, al menos de manera temporal.

"Llama la atención el hecho de que, a pesar de que se reconoce la necesidad de incrementar el porcentaje de mipymes con actividades de procesamiento de recursos internos, no se apliquen exenciones, aunque fuesen limitadas a esas actividades", destaca en su análisis en la red social X.

Por el contrario, Monreal sostiene que los privilegios que deberían acabar son los de las empresas de inversión extranjera: "Se recaudarían más impuestos que los que van a obtenerse mediante la eliminación de las exenciones a las nuevas mipymes". En su opinión, ni siquiera está demostrado que sea efectiva la exención de impuestos para atraer inversión extranjera ni, tampoco, se debate.

Monreal sostiene que los privilegios que deberían acabar son los de las empresas de inversión extranjera: "Se recaudarían más impuestos"

La concreción de Monreal se diluye en el texto de Marill Domenech, que también habla de incentivos y rigideces regulatorias sin acabar de señalar propuestas, y lanza ideas sobre qué hacer, pero no sobre cómo hacerlo. Entre ellas cita "transformaciones en la empresa estatal socialista, en especial a sus mecanismos de gobernanza, esquemas de incentivos, estructura organizativa, así como procedimiento de quiebras y reorganización, hasta modificaciones en los mecanismos de planificación, que contribuyan a una verdadera descentralización en el acceso a los recursos mediante el establecimiento de mercados formales y ordenados de divisas e insumos que sustituyan, paulatinamente, la distribución centralizada como mecanismo fundamental de asignación, y ayuden a una verdadera autonomía financiera y económica del tejido empresarial".

El texto acaba, en última instancia, de sugerir medidas similares a las que plantea Monreal pero algo invita a pensar que existe temor a la hora de verbalizar las propuestas –"en el camino a la recuperación tocará asumir, sin duda, momentos difíciles", advierte– y no es de extrañar. Las últimas reformas económicas planteadas en la Asamblea Nacional en diciembre –y a las que remite el propio texto– han quedado atascadas, presuntamente por problemas de ciberseguridad.

Nada se ha desvelado sobre ese presunto virus exterior que atacó al sistema de Fincimex y ha obligado, según la versión oficial, a posponer el alza de los precios del combustible sine die, pero los cubanos no dudan que la salida forzosa del ex ministro Alejandro Gil no es un mero movimiento injustificado y se habla de la pugna entre las dos almas del Partido Comunista, la reformista y la ortodoxa, siendo para esta última inadmisibles los cambios que debían realizarse en 2024. Mientras no se dirima esta disputa, Cuba está condenada al inmovilismo y a la imparable degradación del nivel de vida de su población.

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