"El arroz de la bodega es tan malo que ni gratis me lo llevo y está a seis pesos"
Los nuevos precios en Cuba afectan sobre todo a los ancianos, que no pueden llegar a fin de mes
La Habana/"Son 130 pesos", escuchó decir al bodeguero este martes Lucinda Torres, vecina del barrio de La Timba, cuando terminó este miércoles de hacer las compras del mercado racionado para el mes de enero. "Yo antes venía con 20 o 30 pesos y mi libreta daba para casi todos los mandados. Esto ha crecido como 10 veces y mi jubilación apenas aumentó cuatro'', calcula Torres al vuelo.
"Yo no entiendo lo que nos están haciendo, nos quieren implantar el capitalismo pero en comunismo", sentencia.
Esta primera semana del año ha sido un dolor de cabeza para muchos cubanos, pero sobre todo para los ancianos, que ahora tienen que desembolsar cientos de pesos para llevar a casa la canasta básica que vende el Gobierno en las bodegas por la libreta de racionamiento. Arroz entre 6 y 10 pesos la libra, frijoles entre 14 y 16, picadillo a veinte, un pan a peso, suman una cuenta que no da para llegar a fin de mes.
"Yo no entiendo lo que nos están haciendo, nos quieren implantar el capitalismo pero en comunismo"
Un empleado con más de 20 años de experiencia trabajando de cara al público en una bodega del municipio de Plaza de la Revolución explica a 14ymedio que lo que más más inquietud provoca son los altos precios en comparación con la calidad del servicio y los productos.
"Desde que colgué la pancarta con los nuevos precios la gente no para de quejarse, sobre todos los ancianos", comenta. "En parte tienen razón. Por ejemplo, el arroz que vino este mes es tan malo que ni gratis me llevo para mi casa, partido, sucio y húmedo. Si vas a pagar unos centavos por él, está bien, pero no seis o siete pesos".
Quejas similares llegaron también al pan normado que se vende en las panaderías, una bolita de 80 gramos que antes costaba cinco centavos y ahora vale un peso. Por su pésima calidad este alimento básico ha sido el principal blanco de las críticas por parte de la población durante décadas, desde que en los años noventa pasó del mercado liberado al racionado.
En algunas localidades el pan se ha quedado sin vender en los mostradores, ilustrando así el disgusto de muchos. En Ciego de Ávila en los últimos días los funcionarios del comercio estatal informaron de que tuvieron que "redefinir el destino de unas 8.000 bolas" de pan porque no fueron compradas por los consumidores.
En esa misma provincia, el director del Grupo Empresarial de Comercio, Reinaldo Frómeta Romero, explicó a los medios locales que los nuevos precios de los alimentos del Sistema de Atención a la Familia (SAF) ha generado que muchos de los censados no hayan asistido en los últimos días. En estas instalaciones muchos ancianos que sobreviven con bajos ingresos resolvían ahí su alimentación diaria sin tener que desembolsar grandes sumas de dinero.
En La Habana, en el establecimiento del SAF ubicado en la calle 39, en el municipio de Plaza de la Revolución, un empleado dijo a este diario que desde el 1 de enero casi nadie ha visitado el local. Según datos oficiales, este proyecto atiende en 1.445 establecimientos a lo largo de todo el país a 77.661 censados, incluyendo a 36.298 jubilados, 6.251 personas con discapacidad y 12.773 de la asistencia social.
"Yo los conozco a casi todos, aquí vienen a diario en busca de su almuerzo y su comida. Nada de lo que vendíamos superaba el peso y ahora cuesta varios pesos". El hombre muestra la tablilla y la ración de arroz que antes valía 20 centavos ahora está a dos pesos y una de frijoles a tres, "una cifra que la mayoría de los que vienen aquí no pueden pagar a diario", asegura.
"Subieron las pensiones, es verdad pero sucede que muchos de mis clientes ni siquiera tienen un salario del Gobierno, sobreviven haciendo trabajos por la izquierda o recogiendo materia prima que luego venden", agrega.
Según datos oficiales del Ministerio del Comercio Interior, el nuevo menú cuesta entre 8 y 13 pesos, es decir entre 496 y 806 pesos al mes.
La titular de ese ministerio, Betsy Díaz Velázquez, precisó en el programa Mesa Redonda que cinco provincias reportaron una reducción en las visitas a estas instalaciones, a raíz del aumento de los precios. Se trata de Santiago de Cuba, Las Tunas, Cienfuegos y la Isla de la Juventud. En el caso de las tres primeras fue más del 50% de los censados los que no acudieron a comprar los alimentos, y en las dos últimas un 49%.
La pensión mínima que ha fijado el Gobierno desde este mes de enero es de 1.528 pesos pero aumentaron además las tarifas del consumo eléctrico, el gas, el transporte, la telefonía fija, el agua y otros servicios básicos.
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