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La crisis logística impide que el mayor central de Ciego de Ávila levante cabeza tras seis años de fracasos

Parte de la caña que molerá el Ciro Redondo es de campañas pasadas y ha "perdido su frescor"

La baja disponibilida de caña es uno de los problemas más graves de la industria. / Sierra Maestra
14ymedio

21 de diciembre 2024 - 18:00

La Habana/Ciego de Ávila planea recuperarse este año de las seis zafras pasadas, en las que permaneció prácticamente inactiva. Ya el llamado Coloso del Centro –el central Ciro Redondo– empezó a moler, pero las previsiones de producción y la cantidad de obstáculos logísticos no acompañan las pretensiones de la industria, que lleva viviendo de lo ganado en 2022, cuando molieron por última vez una cantidad de caña considerable. 

Las condiciones ahora son peores que entonces, pero al ingenio no le queda otra opción que sumarse a la campaña: el dinero “ya se nos acabó”, admiten los directivos. El periódico oficialista de la provincia, Invasor, entrevistó hace una semana a varios obreros y dirigentes involucrados en la zafra que, sin tapujos, describen la penosa situación de la producción de azúcar

“No tenemos deudas envejecidas con nadie, pero sí una situación financiera muy apretada. La salvación de nosotros está en la zafra; tenemos buenas cañas, cinco de seis camiones en condiciones de transportar la materia prima, y el apoyo de la Empresa Agroindustrial Azucarera Ciro Redondo, cuando sea necesario, en unos 80 días de zafra, hasta el 9 de marzo”, declara Arlenis Batista, jefe de una cooperativa agropecuaria que ofrece un panorama más o menos esperanzador. 

Para otros, como Irabel Morales, operador de una cortadora, está claro que el negocio de la caña podría ir mucho mejor si se organizaran y entregaran más recursos. “La tarea diaria mía son 250 toneladas. Me pagan la tonelada a cinco pesos. Un día puedo picar 250 toneladas y otro llegar hasta 500; si las cosas marchan bien, puedo ganar buen dinero”, explica. 

Para otros, como Irabel Morales, operador de una cortadora, está claro que el negocio de la caña podría ir mucho mejor

El problema del obrero es que hace años que la industria no levanta cabeza –en 2023, de 26.000 toneladas proyectadas se cortaron solo 1.400– y, por si fuera poco, las trabas para obtener combustible para la cortadora brasileña que maneja desde 2012 son cada vez peores. 

La máquina emplea, en terrenos bien preparados y sin plagas, casi un litro y medio de petróleo por tonelada cortada. El alto consumo ha derivado en numerosas interrupciones por escasez de combustible, que se multiplican si se tienen en cuenta las roturas. Como consecuencia, Morales hace muchas zafras que no gana el “buen dinero” que quisiera.

No obstante, las autoridades aseguran que, según el plan a cumplir, esperan obtener unas 36.500 toneladas de caña quedada. Es decir, de plantaciones de años anteriores que nunca se cosecharon.

La calidad de la meladura de las plantas que llevan varias temporadas en los surcos y han “perdido su frescor” no preocupa a los directivos. Serán empleadas en la fabricación de azúcar para el consumo nacional, pues a la destinada a otros sectores, como la elaboraciones de rones y aguardientes para la exportación, requiere calidad.

 “Si este año se hace una buena zafra, con más áreas liberadas, podremos sembrar y cultivar más caña y rebasar las 100.000 toneladas en el futuro cercano”, estima, solo para el municipio de Ciro Redondo, la presidenta de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (Anap).

“Comparado con el cierre de la zafra precedente, el rendimiento por hectárea debe crecer en 5,7 toneladas y llegar a 38,7; de igual modo, los pronósticos indican que aumentará el área a cortar y el tonelaje acopiado de la gramínea, según el estimado del pasado 30 de septiembre”, añade optimista otro dirigente de la institución.

Comparada con la minúscula producción de la anterior campaña, está claro que Ciego de Ávila crecerá esta zafra

Comparada con la minúscula producción de la anterior campaña, está claro que Ciego de Ávila crecerá esta zafra, pero nada garantiza que los mismos errores que han mermado por años el proceso, que se limitan casi siempre a errores en la gestión de los recursos, no se repitan. 

Hace un año, por ejemplo, las escasas 1.400 toneladas producidas se repartieron entre tres centrales, cuando uno solo pudo molerlas en poco tiempo, “lo que representó un gasto enorme de combustible por concepto de transportación; además de que vivíamos en litigio constante porque se nos perdía la caña en ese trasiego”, admite el directivo de la cooperativa.

Las nulas reservas de combustibles también los obliga a esperar a que los petroleros que compra el país descarguen en los puertos cubanos y el petróleo se distribuya, lo que suma más tiempo a las ya preocupantes pausas en la molienda. Mientras tanto, añade Invasor, las autoridades dejan que “el reloj camine mientras el colectivo está virtualmente inactivo”.

Los problemas del Coloso del Centro se repiten en casi todos los centrales que se incorporaron este año a la zafra (15) mientras los medios prometen un buen desempeño y los dirigentes evitan dar las cifras, como ocurrió en las sesiones del Parlamento convocadas esta semana. 

En el ingenio Argeo Martínez de Guantánamo, por ejemplo, este sábado la prensa oficial anunciaba la “baja disponibilidad de caña, debido sobre todo al incumplimiento reiterado de los planes de siembra”. Este año planean entregar más de 7.000 toneladas de caña, una cantidad ínfima, pero significativa en comparación con el año anterior cuando “apenas produjeron 3.928 toneladas de azúcar, y [la campaña] pasó a la historia del ingenio como la peor”.

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