Después de un año desastroso, el Gobierno cubano anuncia un crecimiento del 1% para 2025
En la Asamblea Nacional, el ministro de Economía no explicó cómo podría mejorar la economía
La Habana/Los datos expuestos por el ministro de Economía y Planificación, Joaquín Alonso Vázquez, ante la comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional este lunes, vuelven a acreditar la crisis estructural que sufre Cuba. La enumeración de sectores en los que no se cumplió el plan previsto durante 2024 da para una letanía: ni las exportaciones de bienes y servicios, ni las importaciones, ni la producción agropecuaria, ni la zafra azucarera.
“Los bienes solo alcanzaron el 92,5%, mientras que los servicios llegaron al 101,6%, con mayor incidencia de los servicios médicos, aunque cayeron el turismo y las telecomunicaciones”, refirió el ministro sobre el primer renglón, el de las exportaciones. La merma para las arcas cubanas este año ha sido de 900 millones de dólares.
En el caso de las importaciones, dijo, “solo alcanzaron el 82,4%, concentrándose en alimentos, combustibles, medicamentos e insumos médicos”.
"Durante 2024, la producción de acero fue nula (0%), el cemento solo llegó al 43,2%, mientras que la madera alcanzó el 17,6%"
“Durante 2024, la producción de acero fue nula (0%), el cemento solo llegó al 43,2%, mientras que la madera alcanzó el 17,6%”, indicó también Alonso Vázquez, que reconoció que la falta de energía eléctrica, “tanto por déficit en la capacidad de generación como por el déficit de combustibles”, impactó “de manera directa” en el desempeño de la economía.
Las razones de la debacle las difuminó el ministro diciendo que el año estuvo marcado por un “complejo escenario”, donde “confluyeron” la “guerra económica” (es decir el embargo de Estados Unidos a Cuba), la “espiral inflacionaria internacional”, la prolongación de la crisis “multidimensional” derivada de la pandemia de covid-19, “así como la insuficiente captación de ingresos en divisas, el alto endeudamiento y las restricciones financieras”. Además de “las limitaciones del balance energético” influyeron “los desequilibrios macroeconómicos y los eventos naturales” (o sea los huracanes Oscar y Rafael y los terremotos de Granma, todo ello ocurrido en menos de un mes, entre octubre y noviembre).
A pesar de este desastroso panorama, La Habana todavía prevé crecer en 2025. Muy poco, eso sí: apenas el 1% del producto interno bruto (PIB). Confían, para ello, en “la recuperación del turismo y de los ingresos de los principales rubros exportables, así como en la reanimación de las actividades productivas, agropecuarias e industriales, y en los servicios sociales a la población”.
En las proyecciones del Gobierno se incluyen “la estabilización del Sistema Electroenergético Nacional y mejoras en el balance de combustibles”, pero la realidad –apagones constantes, escasez de petróleo y colas en las gasolineras– no ofrece atisbos de que ese punto esté claro.
Aunque esa recuperación del SEN la califica de "prioritaria", llama la atención las disparatadas cifras que calcula
Aunque esa recuperación del SEN la califica de “prioritaria”, llama la atención las disparatadas cifras que calcula: “Se estima generar 18.606 GW [gigavatios], más de 158,73 GW respecto a este año; de ello, 1.734,6 GW deben generarse a partir de las fuentes renovables de energía, para alcanzar el 9,3% de la matriz energética”.
Ese optimismo no es compartido por los expertos independientes, que sitúan en un máximo de 5% la energía producida por las renovables y son escépticos ante las cuentas alegres del Gobierno para 2027.
“Debemos continuar con la implementación de las proyecciones del Gobierno para reducir el déficit”, pidió el ministro, con el voluntarismo que caracteriza al régimen y casi en otro rezo: “Debemos recuperar los servicios turísticos y dinamizar otros servicios profesionales, así como los flujos de inversión extranjera directa. Debemos lograr una mayor captación de remesas y otras fuentes de financiamiento. Debemos avanzar en los esquemas de autofinanciamiento y recuperar el SEN”.
No detalló cómo va a conseguirse todo eso, pero sí estimó que el país deberá invertir unos 1.200 millones de dólares en la importación de alimentos.
En cuanto a la inflación, aunque prevén que continúe “desacelerándose”, seguirá alta, entre un 25% y un 30%.
“La alta inflación no ha sido condición generalizada de la economía internacional en 2024”, ha contestado al ministro el economista cubano residente en EE UU Pedro Monreal, quien hizo un recuento de los promedios de “regiones decisivas”: “Europa 7,9%, Norteamérica 3,1% y Asia 2,2”. Solamente tuvieron inflación de dos dígitos Sudamérica (23,7%), Medio Oriente-Asia Central (14,6%) y África (18,1%).
Los datos expuestos por el ministro no son una sorpresa. Ya el mes pasado adelantó que el PIB del país sufriría una contracción este 2024. Aunque no dio una cifra concreta, sí concedió la previsión de una caída del 0,4% anunciada por la Cepal. Otros especialistas prevén un decrecimiento más importante, sobre todo después del paso de los dos huracanes en octubre y noviembre.