Crecen las ventas de pollo de EE UU a Cuba y también las quejas del canciller

La Habana/Cuba ha seguido aumentando en los primeros siete meses de 2021 las importaciones de Estados Unidos, sobre todo de pollo congelado. Así lo muestran los últimos datos publicados por el Consejo Económico y Comercial EE UU-Cuba, que detallan un incremento del 54,8% en julio respecto al mes anterior y del 88% respecto a 2020, año en que se produjo el mayor descenso en las relaciones comerciales entre ambos países desde 2002.

Más del 90% de esas compras fueron de pollo congelado –cuartos, patas y carne– y el resto, de maíz, café –uno de los productos antaño emblemáticos de Cuba–, madera y comida para mascotas.

El Gobierno de la Isla empleó en ello, siguiendo los números del Consejo, casi 180 millones de dólares –en efectivo y por adelantado, como indican las excepciones al embargo–, en un momento en que el país pasa por su más grave crisis económica desde el Período Especial de los años 90.

Es algo a lo que no puede renunciar: La Habana tiene que importar alrededor del 80% de los alimentos que consume, por los que gasta al año unos 2.000 millones de dólares.

El monto total de las operaciones con el vecino del norte desde 2001, cuando el Congreso estadounidense autorizó las ventas de alimentos a Cuba, alcanza, indica el Consejo, los 6.475 millones de dólares.

Esas compras ocurren, argumentaba el canciller en su cuenta de Twitter, "bajo una excepción aprobada por el Congreso de EE UU que establece condiciones discriminatorias"

El propio ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, reconocía el pasado viernes la exportación de alimentos de EE UU a la Isla, pero sólo para lamentar que esta información forme parte de una "campaña que pretende negar la existencia del bloqueo". Esas compras ocurren, argumentaba el canciller en su cuenta de Twitter, "bajo una excepción aprobada por el Congreso de EE UU que establece condiciones discriminatorias".

"Se trata únicamente de ventas unidireccionales de EE UU a Cuba", continuaba Rodríguez, "sin posibilidad de crédito, mediante la obligatoriedad de pago anticipado y en efectivo, y bajo licencias que tiene que aprobar el Departamento del Tesoro, todo incompatible con las prácticas del comercio internacional".

En cualquier caso, el aumento del pollo congelado en el mercado cubano está lejos de notarse por el pueblo. Al contrario, en los últimos días se ha extendido el racionamiento de este producto. El más reciente lugar en implementar esta normativa, del que tuvo constancia este diario, fue en La Habana. "Se le informa a la población que a partir del lunes 6 de septiembre la venta del pollo se efectuará cada 15 días", rezaba un cartel en la tienda ubicada en la calle Concha y Fábrica, en Luyanó.

Este alimento es, desde hace tiempo, imprescindible en la mesa de los cubanos, dado, por un lado, la desaparición del mercado de otras fuentes de proteínas, como el pescado, los huevos o la carne de res, y, por el otro, la subida estratosférica del precio de la carne de cerdo.

Tanto, que la queja entre la población por la monotonía de la dieta es ya un lugar común: "Nos van a salir plumas".

Con todo, la oferta de pollo ha ido depauperándose. Lo que se encuentra en las tiendas son, sobre todo, cuartos traseros –muslo y contramuslo–, y rara vez pechugas, de mayor calidad.

Las cajas de hasta 18 kilos autorizadas hace años, además, han quedado reservadas para el mercado de divisas, pero ni siquiera hay disponibles siempre.

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