Dos economistas cubanos critican la obstinación por favorecer la ineficiente agricultura estatal
En lugar de descentralizar la producción, Pedro Monreal y Elías Amor llaman a priorizar el sector privado, mucho más capacitado
Madrid/El plan de trasladar la producción de alimentos al nivel local marcha mal por el momento. La provincia de Artemisa evaluó este lunes los resultados de estos primeros meses en una reunión encabezada por Miguel Díaz-Canel, a la que también asistieron el primer ministro Manuel Marrero y otros altos dirigentes solo para constatar que "falta mucho por hacer" y "las potencialidades no se aprovechan", algo que los economistas independientes venían advirtiendo desde que se tomó la decisión de descentralizar el sector.
El economista cubano Elías Amor, afincado desde hace años en España, resume la situación en un par de frases: "Los comunistas están empeñados en este cambio de estructura y de gestión de los recursos, porque el presupuesto del Estado central ya no puede más y necesitan trasladar gastos a los territorios, donde la recaudación de tributos suele ser mayor. Pero no se dan cuenta que al imponer este modelo lo que realmente hacen es trasladar las ineficiencias y deficiente funcionamiento del Estado central comunista a los territorios".
El experto dedica este martes un análisis en su blog al encuentro de la dirigencia cubana y expresa su opinión sobre los "cambios estructurales" de la producción alimentaria con contundencia. "Los municipios no sirven para producir alimentos suficientes", señala. Bajo su punto de vista, la nueva política ya está dando señales de fracaso y, a su juicio, agrandará "las diferencias entre cubanos en función de residir en una zona u otra del territorio", entre otras cosas.
Otro economista cubano, Pedro Monreal, se apoya en cifras que demuestran que el sector privado es un contribuyente emergente en muchos productos y líder en la mayoría frente al sector estatal. "Los cambios 'estructurales' en el agro cubano que prioricen empresas estatales subordinadas al municipio y enfocadas en el abastecimiento local pudieran relegar el apoyo al componente donde mayor capacidad probada de respuesta de oferta existe: el sector privado", alerta.
Monreal exhibe un gráfico con datos de enero a septiembre de 2021 en el que se observa que el sector privado se tragó literalmente a otras formas de producción tanto en frutales (84%), frijoles (75%), hortalizas (76%), viandas (75,5%) y maíz (73%). El Estado ganó la partida en la proteína animal, sobre todo en el huevo (80%), y más modestamente en la carne de cerdo (63%, aunque muchos particulares crían animales sin declararlos) y de bovino (61%), donde el sector privado se queda en unas cifras nada desdeñables para su posición (13,5%, 36,6% y 24,6%) respectivamente. Por último, la producción de arroz la encabezan las estatales Unidades Básicas de Producción Cooperativa con un 37%, pero los privados no se quedan atrás y aportan el 35,4% al total.
Con las cifras en la mano, Monreal concluye: "El agro privado cubano es ya un puntal de la seguridad alimentaria, pero se necesita pasar hacia un agro privado moderno que permita multiplicar los resultados en el corto y mediano plazos".
Por ese motivo, el experto destaca que las autoridades cubanas deberían enfrentar el problema cambiando el modelo, lo que pasa, a su modo de ver, por dar garantías legales a propietarios y usufructuarios, acceso a créditos y mercados, permitir la formación competitiva de precios y prohibir los monopolios.
"En un nuevo modelo de agro en Cuba deberían coexistir sistemas locales, sistemas de abastecimiento nacional a distancia y exportaciones, así como relaciones directas entre actores privados nacionales e inversionistas extranjeros", concluye Monreal, que aventura nuevos cambios en la política agropecuaria, sin concretar más.
El dirigente local sostuvo que, de los 111 compromisos "contraídos de manera general" en enero, 72 se han cumplido, 24 no y otros 21 "tienen posibilidades de cumplirse"
Los líderes cubanos, sin embargo, hablaron este lunes de "eliminar trabas" al modelo actual y, como en los últimos meses, aprovecharon la reciente descentralización para sacudirse la responsabilidad que pudieran tener de la mala evolución de los indicadores. A estas alturas ya se sabe que no se cumplirá el plan de de carne ni el de azúcar –este último, dijeron, uno de los más deteriorados en la provincia–, además del de turistas internacionales previstos para Artemisa. El gobernador, Ricardo Concepción Rodríguez, lo atribuyó a la "subjetividad y desconocimiento en la aplicación de la Ley de soberanía alimentaria y educación nutricional".
El dirigente local sostuvo que, de los 111 compromisos "contraídos de manera general" en enero, 72 se han cumplido, 24 no y otros 21 "tienen posibilidades de cumplirse", un balance que no sería tan malo si se tradujera en resultados. Manuel Marrero lo resumió así: "Si en la mesa familiar no se ven los resultados de los análisis y compromisos que se han hecho en este contexto, no habremos logrado nada".
Díaz-Canel incluyó entre los retos futuros el control del censo ganadero, un asunto que trae de cabeza a los productores, cansados de que se les exija cumplir con unos indicadores adecuados al número de cabezas que declaran a la vez que no se les paga con la celeridad debida o en la moneda adecuada para mantener su hato de reses, lo que, a su vez, redunda en nuevos incumplimientos y penalizaciones por ello.
"Los responsables locales deberían enfrentar al Gobierno central por esta imposición que solo puede llevarlos al caos", sugiere Elías Amor, que remata. "Todo el mundo sabe que la fórmula es inútil, pero todos avanzan unidos al desastre".
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