Los expertos prevén una nueva subida del dólar después de bajar un 16,5% en 11 días
La reducción del consumo y de las importaciones da una tregua al peso
Madrid/Los cubanos contemplan atónitos el desplome de la tasa de cambio del dólar en el mercado informal que hasta ahora parecía imposible. Hace 11 días, el pasado 16 de mayo, la moneda estadounidense se cambiaba por 395 pesos, mientras que este lunes ha bajado a 330. Los pasos parecen de gigante, ya que apenas un día antes, este domingo, era de 340, 10 pesos más. La memoria, sin embargo, es frágil y la mayoría no recuerda que entre el 10 de junio y el 21 de junio de 2021 el abismo fue mayor, al pasar el dólar de los 69,5 pesos a los 52, un 25%, frente al descenso del 16,4% que sufre hoy.
Las caídas en la tasa de cambio, que reseña diariamente El Toque desde 2022, han sido frecuentes en estos meses. Aún mayor (aunque se aproxima) que la presente fue la que se produjo en octubre de 2022, cuando en 15 días el dólar bajó un 17% respecto a la moneda nacional. Aquel mes comenzó con la divisa estadounidense comprándose por 200 pesos, pero el 19 de octubre se situó en 165. No tardó ni un mes en recuperarse y a mediados de noviembre ya estaba en 180.
Los cambios han estado asociados siempre a factores disruptivos. En el caso de la gran bajada de 2021, el desencadenante fue la suspensión de los depósitos en efectivo de dólares, anunciada por el Gobierno cubano precisamente el 11 de junio, lo que generó entre la población una sensación de desánimo y pesimismo por lo que entendió como restricciones a la divisa. Pocos días bastaron para comprobar que el efecto era más que escaso y la moneda nacional volvió a perder fuelle.
Aquel mes comenzó con la divisa estadounidense comprándose por 200 pesos, pero el 19 de octubre se situó en 165. No tardó ni un mes en recuperarse y a mediados de noviembre ya estaba en 180
Un año después, Pavel Vidal, investigador principal de El Toque y prestigioso economista cubano afincado en Colombia, advirtió de que la causa de la bajada de la tasa en octubre pudo deberse a una sobrerreacción “en agosto y septiembre, debido a un fenómeno especulativo alimentado por expectativas” que en ese momento se estaban corrigiendo. “Sin embargo, esta corrección tiene un piso, porque la crisis, la emigración y la inflación siguen”, advertía.
Ha pasado un año y medio desde aquellas palabras y Vidal no modifica lo dicho. Mientras no haya cambios, podrán producirse oscilaciones, pero no habrá un cambio de rumbo definitivo, ni siquiera aunque el oficialismo o quienes confían en sus teorías se empeñen en campañas para revertir la tendencia, como es el caso de los comerciantes de Holguín que acordaron rechazar la compra de dólares por encima de 390 para contener la depreciación de la moneda nacional.
Los economistas coinciden en que la bajada actual vuelve a ser transitoria, “una típica autocorrección de un mercado de divisas”. Las causas ya han sido señaladas en varias ocasiones, aunque la discusión no cesa. Entre ellas, los expertos citan el elevado Indíce de Fuerza Relativa (RSI) que alcanzó la tasa en abril, rondando el 96.
El RSI es un índice empleado para medir el impulso del precio de un activo e indica si está en un rango de normalidad, infravalorado o sobrevalorado. Cuanto más se acerca a 100 más se teme que se esté sobrevalorando y ahí comienza el punto de inflexión, generándose un freno a la compra y su posterior bajada. A ellos se unió la reducción de la demanda por profecía autocumplida y efecto rebaño, dos factores que irrumpieron con el retorno de los servicios de envío de remesas de Western Union, anunciado el 9 de mayo.
El temor a que llegasen más divisas de golpe, bajando el precio, llevó a muchos a ponerlas en venta, aumentando la masa de oferta, lo que a su vez inducía a otros a hacer lo mismo
El temor a que llegasen más divisas de golpe, bajando el precio, llevó a muchos a ponerlas en venta, aumentando la masa de oferta, lo que a su vez inducía a otros a hacer lo mismo. Parte de esos miedos, confirman los economistas, no se cumplieron, ya que los depósitos son en moneda libremente convertible (MLC) y no en dólares. Pavel Vidal, Mauricio de Miranda, Pedro Monreal, Tamarys Bahamonde y otros reconocidos economistas están entre los que han suscrito la tesis de que las oscilaciones por correcciones del mercado han sucedido y van a seguir haciéndolo.
Entre las conclusiones a las que se ha llegado en los grupos de debate económicos surgidos en redes al calor de las publicaciones de El Toque se menciona también la velocidad a la que el mercado de divisas alcanzó la tasa de equilibrio anual, 400 pesos previstos para finales de 2024 que casi llegan en mayo. En estas circunstancias, indica el economista Alejandro Peñalver, el mercado sufre un movimiento rápido para buscar el equilibrio, pero es inevitable –al mantenerse el problema de fondo– que le siga una subida también veloz.
Dos factores nuevos entran en juego en los últimos días para tratar de explicar la aparente remontada del peso. El primero, el efecto de los apagones sobre la demanda y las importaciones de productos vinculados con la refrigeración, tanto los aparatos eléctricos como los alimentos. El temor a adquirir bienes que no se vendan, reduce esas compras y, por ende, la necesidad de conseguir divisas.
“En contra de esta hipótesis, se puede alegar que, a pesar de que hubo grandes apagones en julio y agosto de 2022, la tasa del dólar subió 35 pesos –señalan–. Sin embargo, en el primer cuatrimestre de 2022, las importaciones que realizaban los negocios privados eran incipientes, de modo que sus volúmenes fueron muy inferiores a los registrados en el mismo período del año actual. La inflación, además, incide en estos negocios, ya que al contraerse el consumo, se necesita importar menos –por tanto, menos moneda extranjera para comprar.
Por último, un factor interno que también se valora es la caída de la cantidad de pesos en manos de los particulares y de las pymes, que gastan mucho más
Por último, un factor interno que también se valora es la caída de la cantidad de pesos en manos de los particulares y de las pymes, que gastan mucho más por el aumento de los precios de carburantes, alcohol y tabaco o aranceles a productos importados. Los especialistas, además, señalan que lo más importante no es el aumento de las tarifas aduaneras, sino el incremento de la tasa de cambio en un 500% (de 1 x 24 a 1 x 120) . “Esto se traduce, por ejemplo, en que para nacionalizar un contenedor de aceite de 40 pies antes de 2024, las empresas estatales importadoras cobraban entre 40.000 y 45.000 pesos, pero en la actualidad cobran 260.000 o 270.000 pesos. Por este concepto, el Gobierno está recogiendo grandes volúmenes de moneda circulante”.
No se prevé que el respiro al peso dure mucho, pero algunos comerciantes ya han decidido adecuar los precios a la nueva situación. El grupo Pelícano en Holguín anunció este sábado que desde mañana se reajustará todo “debido a que el dólar bajó”, una noticia muy bien acogida en redes sociales. Mientras dura.