Golpeadas por las medidas restrictivas del Gobierno, cientos de 'mipymes' cierran sus puertas en Cuba
Por primera vez desde su legalización en 2021, baja el número de empresas privadas
Madrid/Las consecuencias de las medidas gubernamentales tomadas contra el sector privado en la segunda mitad de 2024 ya se traducen en números. Por primera vez desde que se autorizó su creación en septiembre de 2021, las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) registraron un descenso a finales 2024. En concreto, este diciembre había 222 mipymes menos de las que había en septiembre, según datos oficiales, publicados este martes por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei).
Las cifras de la Onei sitúan el número de empresas privadas en 9.236 al cierre de 2024, aunque Manuel Marrero dijo, por esas mismas fechas ante el Parlamento, que había más de 11.000 aprobadas. Con más precisión, en agosto las autoridades llevaron la cuenta hasta las 11.044. La discrepancia está justificada en el informe de la Onei con una aclaración que indica que la inscripción en sus oficinas se realiza una vez concluye la inscripción en el Registro Mercantil y en la Oficina Nacional de Administración Tributaria, “procesos posteriores a la aprobación de estos actores por el Ministerio de Economía y Planificación, de ahí la diferencia con lo publicado por ese Ministerio”.
Resulta imposible saber cuántas de las mencionadas en agosto o posteriormente por el primer ministro llegaron –o lo harán– a concluir el proceso. Igualmente, el Ministerio de Planificación y Finanzas no detalla periódicamente cuántas se crean o cierran, por lo que, si bien el total ha disminuido, no se sabe cuántas desaparecieron y si hay nuevas en su lugar. En cualquier caso, la diferencia de 222 pymes señalada por la Onei indica que los cierres rebasaron esa cantidad, puesto que también se crearon nuevas empresas entre octubre y diciembre de 2024, aunque los datos no estén disponibles.
El Ministerio de Planificación y Finanzas no detalla periódicamente cuántas se crean o cierran, por lo que, si bien el total ha disminuido, no se sabe cuántas desaparecieron y si hay nuevas en su lugar
En su informe anual de Organización institucional, instituto oficial de estadísticas cifra en 19.697 el total de empresas y cooperativas de todo tipo de gestión, una cifra menor que la del trimestre anterior, ya que en septiembre había 19.909. La diferencia es de 212, es decir, casi toda la diferencia procede de cierres en el sector privado. De hecho, en el sector estatal aumentaron casi todas las entidades, tanto las unidades presupuestadas, como las empresas estatales –siete más–, como las sociedades mercantiles y las empresas filiales.
En cuanto a las cooperativas, sus números son casi exactamente iguales. En cambio, las pymes estatales sufrieron también algunas bajas, pues se registran dos menos.
El crecimiento de las empresas privadas había sido exponencial desde que se volvieron a permitir en septiembre de 2021, después de la prohibición decretada en marzo de 1968, algo que los cubanos han contemplado –con desigual entusiasmo – y se constata en la documentación. De las primeras 262 aprobadas en el trimestre inicial se pasó a 4.666 en 2022, un 1.681% más. En 2023, el incremento fue del 73%, hasta llegar a 8.066.
Finalmente en 2024, los datos se han ido moderando hasta ponerse en negativo. Hasta marzo de 2024 aumentaron un 7,6% (con un total de 8.686), en junio un 4,4% (hasta las 9.075) y en septiembre un 4,2% (9.458). En diciembre se aprecia la primera contracción, del -2,35%.
Las cuentas oficiales no sorprenden, por esperadas. Aunque era lógico que el desmesurado ritmo de crecimiento del primer o segundo año no fuera sostenible, la tendencia debería haber sido de nuevas aperturas moderadas, como se produjo a principios del pasado año. La crisis energética no ha contribuido, pero las medidas legales han forzado a muchos privados a anunciar, desde hace meses, que se avecinaban numerosos cierres.
Entre agosto y diciembre el Gobierno anunció numerosas medidas para “reordenar” el sector, entre ellas destacaba la limitación para ejercer el comercio mayorista, la obligación de que sus propietarios sean residentes efectivos, el fin de las exenciones tributarias y otras subidas de impuestos; y el tope de precios a media docena de productos básicos, entre ellos uno de los que se había convertido en la estrella de las ventas de las mipymes: el pollo.
Entre agosto y diciembre el Gobierno anunció numerosas medidas para “reordenar” el sector, entre ellas destacaba la limitación para ejercer el comercio mayorista
A finales de junio, el Gobierno decretó un tope a los beneficios máximos que el sector privado puede obtener sobre los bienes o servicios que venda al Estado, fijado en el 30% desde el 1 de julio. Ya entonces el economista cubano Pedro Monreal advertía: “Además de que no parece ser muy grande la base de ‘ahorro’ de gastos estatales por la vía de limitar la tasa de ganancia de las ventas no estatales adquiridas por entidades estatales, la experiencia indica que los ‘topes de precios’ no son efectivos para reducir la inflación”.
Pocos días después, y tras erráticos anuncios que provocaron el pánico entre los comerciantes, llegó el tope a los precios de seis productos básicos: el pollo, el aceite, la leche en polvo, las pastas, las salchichas y el detergente. El caos organizativo en los primeros días fue tal que los dueños de mipymes sacaban y escondían la mercancía casi a golpe de post en redes sociales.
Las autoridades impusieron infinidad de multas, cierres y ventas forzosas a partir de esta decisión y fueron muchos los testimonios de pequeños empresarios que advirtieron de que tenían compromisos con proveedores, las cuentas no iban a dar y estas normas abocaban al fracaso. La población, aunque muy molesta por los altos precios de los privados, también veía cómo se escapaban productos que, estimulados por la competencia, no solo habían vuelto al mercado gracias a las mipymes sino que incluso, en ocasiones, el precio se moderaba.
En diciembre llegaba la puntilla, con el anuncio de la prohibición de vender al por mayor, salvo a través del Estado, a menos que la mercancía fuera de producción propia: es decir, se acababa la importación masiva para la venta, el principal negocio de la mayoría de privados. Para los cuentapropistas, además, quedaba prohibido por completo. “Desde que se anunciaron en agosto las nuevas medidas nos estamos preparando. Ya pasó la luna de miel con las mipymes, ahora el Estado está mostrando su verdadero rostro abusivo con los privados. Mientras nos cierran a nosotros, permiten cada vez a más empresas extranjeras, varias españolas, las ventas mayoristas”, lamentaba el contable de un negocio de La Habana en declaraciones a 14ymedio.
Las mipymes privadas siguen siendo la principal forma de organización en Cuba, con un 46,9% de las compañías registradas
Las mipymes privadas siguen siendo la principal forma de organización en Cuba, con un 46,9% de la compañías registradas, según los datos de la Onei, mientras la empresa estatal “principal actor de la economía socialista” en palabras del Gobierno, tiene un peso del 25,95% del total de las compañías registradas.. Aún no se puede medir los efectos de la reciente decisión de las autoridades de introducir la dolarización en el comercio estatal, una opción que sigue prohibida para el sector privado.
La Habana se confirma como ciudad centrífuga del capital, acaparando 5.835 de las 19.909 entidades totales del país, seguida de lejos por Granma, Santiago de Cuba y Holguín, que tienen unas 1.400 aproximadamente cada una.
En cuanto a la actividad, la que más concentra es Agricultura, Ganadería, Caza y Silvicultura, con 9.236 empresas privadas y más de 4.000 estatales. Le siguen las industrias manufactureras –no incluyendo el azúcar– con 2.855 particulares, Hoteles y Restaurantes, con 2.104 y, más lejos, la construcción (1.796).