El mercado inmobiliario se tambalea con el fin de los privilegios migratorios en EE UU
La venta de viviendas estaba estimulada por la urgencia para sufragar los gastos del viaje
La Habana/El cartel sigue colgado del balcón. "Se vende", dice en unas letras grandes que se ven desde la calle. Pero Jorge ya no quiere rematar el apartamento ubicado en la calle Emilia en Santos Suárez. Con la decisión de Barack Obama de poner fin a la política de pies secos/ pies mojados, este habanero de 52 años ha perdido interés en obtener, a toda costa, el dinero que le permita llegar a Estados Unidos.
La compraventa de viviendas entre particulares fue autorizada en Cuba a finales de 2011, después de haber estado prohibida durante décadas. Quedó entonces aprobada, mediante el Decreto-Ley 288, la transmisión de la propiedad de una casa entre "personas naturales cubanas con domicilio en el país" y "extranjeros residentes permanentes en el territorio nacional".
Tras la autorización, surgieron numerosas inmobiliarias privadas, y un torrente de anuncios clasificados inunda la sección de viviendas de los sitios digitales al estilo de Revolico, Por el Techo, Cubísima o Casas Cubanas. En muchas de las descripciones de las propiedades en oferta se lee: "Vendo para irme, estoy apurado".
"Esa motivación hace que sean más proclives a bajar los precios y a acelerar todo el proceso, porque necesitan cuanto antes el dinero", apunta el especialista
"El mercado inmobiliario se ha nutrido en buena medida de casas cuyos dueños tienen planes de emigrar", cuenta a 14ymedio Juan Alberto Fonseca, economista y gestor de una pequeña oficina en el Vedado que ayuda a interesados a vender o comprar una vivienda.
"Esa motivación hace que sean más proclives a bajar los precios y a acelerar todo el proceso, porque necesitan cuanto antes el dinero", apunta el especialista. El fin de las facilidades para que los cubanos obtengan la residencia en Estados Unidos "influirá directamente en la cantidad de casas en el mercado", considera.
Desde que se implementó la reforma migratoria, en enero de 2013, unos 671.000 nacionales han viajado fuera del país. De ellos, el 45% ha regresado a la Isla, y del resto, muchos todavía están dentro del plazo de 24 meses que establece la ley para no perder el derecho a residir en Cuba, según cifras publicadas esta semana en el oficialista diario Granma.
Una cantidad sin precisar de estos viajeros y emigrados ha costeado su salida del país con la venta de un auto, una vivienda, un terreno u otras propiedades como electrodomésticos, joyas o un panteón en el cementerio. En los últimos años se ha hecho común el canje de posesiones por una cantidad que permita a los migrantes sufragar los gastos de visado, boletos, transportación y el pago a los coyotes que los llevan hasta la frontera estadounidense.
"Lo hemos vendido todo, ya no podemos volver atrás", comenta Charly Medina, un cubano varado en Turbo que esta semana recibió "como un cubo de agua fría" el anuncio de Washington de eliminar los privilegios migratorios que disfrutaban los originarios de la Isla. "Con la venta de nuestra casa en Santa Clara pudimos llegar hasta aquí, pero ya no tenemos nada más", explica.
La historia de Charly se repite en muchos de los que se han quedado en el camino hacia la frontera de Estados Unidos. De ser deportados a la Isla se encontrarían ante la dura realidad de no tener siquiera donde dormir.
"Hasta el momento no hemos notado una baja en el número de ofertas de casas, pero nos estamos preparando para que esta medida tenga un impacto en el mercado", cuenta a 14ymedio una empleada de Zafiro Inmobiliaria, ubicada en la barriada de Miramar.
La trabajadora pronostica que muchos retirarán sus viviendas "de las bolsas de compraventa, por lo que es posible que haya una subida de precios en los próximos meses". Sin embargo, considera que a corto plazo poco va a cambiar. "La gran mayoría de los interesados en emigrar no cree todavía que Estados Unidos vaya a cumplir la disposición de Obama de una manera tan estricta", añade.
Las últimas cifras, de 2013, apuntan a que ese año el emergente mercado inmobiliario alcanzó unas 80.000 transacciones de compraventa, el doble que el año anterior, según precisó a la prensa oficial Aniuska Puente Fontanella, especialista de la Dirección del Registro de la Propiedad, Mercantil y del Patrimonio del Ministerio de Justicia.
La modalidad de un pago en dos partes, la primera dentro de Cuba en pesos convertibles y la segunda en dólares o euros en el país de destino del vendedor, se ha vuelto común
La modalidad de un pago en dos partes, la primera dentro de Cuba en pesos convertibles y la segunda en dólares o euros en el país de destino del vendedor, se ha vuelto común en el entramado inmobiliario nacional. La ley, sin embargo, establece que las transacciones deben concretarse en pesos cubanos (CUP) o en CUC.
En el título de propiedad se establece un valor mínimo referencial en CUP para cada vivienda. Ese es el valor que generalmente se declara durante la operación de compraventa y, sobre ese monto, el comprador paga un 4% de impuesto sobre la transmisión de bienes y herencias y el vendedor la misma cantidad sobre ingresos personales. Sin embargo, la transacción real se realiza por un monto que, frecuentemente, es diez veces la cifra declarada.
El economista Juan Alberto Fonseca explicó a este diario que "muchos propietarios prefieren que parte del dinero se lo entreguen a su familia en Miami, Madrid o cualquier otra ciudad para evitar tener que sacar demasiado efectivo por el aeropuerto si van a emigrar".