El oficialismo admite que "topar los precios puede ser un remedio peor que la enfermedad”

Los participantes en Cuadrando la Caja aseguran que el control de precios fue una medida consensuada con los privados

Mercado vacío en La Habana, tras entrar en vigor los precios topados para algunos productos.
Mercado vacío en La Habana, tras entrar en vigor los precios topados para algunos productos. / 14ymedio
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01 de abril 2025 - 11:22

Madrid/El tope a los precios de seis productos de primera necesidad el pasado julio fue una medida consensuada con los privados, defendieron el domingo los participantes en el programa económico de la televisión cubana Cuadrando la Caja. “Cuando se va a topar un precio siempre tiene una repercusión”, dijo Glenys González Almager, directora de Finanzas de La Habana. “Esa decisión además debe ser consultada también [con los productores] y, cuando se aplique, debe ser divulgada ampliamente", resumió en referencia a aquel proceso. 

Las primeras noticias del tope a los precios del aceite, el pollo, las pastas, el detergente, las salchichas y la leche en polvo comenzaron a circular, en efecto, cuando algunos dueños de negocios privados fueron convocados a reuniones en las que se discutió la medida. Sin embargo, pocos fueron los llamados a esos encuentros y muchos los que discreparon de una política que amenazaba, de entrada, a las compras ya comprometidas. La funcionaria sostuvo que, gracias a la exoneración de aranceles, se llegó a un consenso. 

Los propios datos ofrecidos en el programa indican, sin embargo, que ese consenso brilló más bien por su ausencia. En el primer trimestre del año se han realizado entre 138.000 y 140.000 inspecciones y en el 60% se detectaron violaciones, afirmó Silvio Gutiérrez Pérez, directivo del Ministerio de Finanzas, aunque en estas cifras se refería no solo a los topes de precios de seis productos para los privados, sino también a los llamados “precios concertados” que los municipios imponen y donde, a juzgar por lo que se dijo, el descontento de los productores es aún mayor. 

“No en todos los municipios eso lo hemos podido lograr”, admitió González

“No en todos los municipios eso lo hemos podido lograr”, admitió González, para quien esas reuniones son muy enriquecedoras y hacen ver las dificultades que pasan los campesinos, entre ellas los costos reales de la importación o el mercado informal de divisas en el que deben moverse para conseguir los insumos necesarios para la producción agrícola.

El programa del domingo llevaba por título Topes de precios: ¿solución o ilusión? Y los expertos admitieron en incontables ocasiones que la medida es no solo controvertida sino un arma de doble filo. “Aunque son hechos con una buena intención, buscando un mayor poder adquisitivo, buscando mayor acceso de personas de bajos ingresos a los productos, es probablemente de las políticas de regulación que tiene el Estado la que más contraindicaciones tiene o que más problemas puede traer en la práctica”, dijo Carlos Enrique González García, investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana. 

“Lo primero que pasa es que hay un desestímulo de la producción y de la oferta: si me topas el precio de un producto ese producto no lo voy a producir, ese producto no lo voy a vender, me voy a mover para otro producto”, razonó, y dijo, de manera contundente: “Puede ser grave desde el punto de vista alimentario y una política con una buena intención pudo traer un efecto negativo”.

A juicio del especialista, el tope a un precio debe ser temporal, muy técnico y analizado a posteriori. Según ese seguimiento, dijo, la medida ha funcionado con el pollo y el aceite, pero no con el resto de los productos, aunque no mencionó si se plantea una modificación de la decisión. 

“Puede ser grave desde el punto de vista alimentario y una política con una buena intención pudo traer un efecto negativo”

La defensa que hizo González García del tope de precios como medida muy concreta también chocó con la realidad cuando hizo revisión de las muchas veces que se ha recurrido a esa política en los últimos años. El especialista mencionó los controles de 2016, 2019 “y ahora de nuevo”, reconoció. Además, admitió que también se ha intentado con el transporte privado, donde ha sido un rotundo fracaso. “Digamos que los resultados no fueron los mejores”, suavizó.

Los invitados coincidieron en señalar que la política de precios ha cambiado mucho en los últimos años, aunque esa pequeña gran revolución consistió en pasar el control del Estado al municipio. “Quedan solo algunos [centralizados], los decisivos, como la leche, el ganado, los combustibles… que son precios importantes”, dijo Gutiérrez Pérez, que habló de indicadores macroeconómicos, de los largos años que lleva Cuba instalada en la elevada inflación y el alto déficit del Estado. “Digamos que tenemos la tormenta perfecta:

una economía con menos productos y mayor cantidad de dinero”, dijo, ya que el Banco Central nunca dejó de imprimir billetes.

Carlos González argumentó que solo cabe hablar de un cambio a medio plazo a través de la inversión, esa que Cuba no dedica a la alimentación. Solo el pasado año, el Gobierno cubano invirtió 14 veces más en turismo que en agricultura, un 37,4% frente al 2,7% del total. “En el tema de la producción no tiene mucho sentido hacer inversiones nuevas si usted tiene inversiones anteriores y capacidades productivas ociosas. Centre los recursos en lograr las producciones de esas capacidades ociosas y no inversiones nuevas (...) Entonces hay posibilidades que tienen más efecto en el mediano y largo plazo”, expuso.

Sin embargo, en el corto, no ve otra opción que topar precios. “Hoy, yo no veo otra medida de inmediato que no sea la de controlar, de regular los precios”, dijo. Algo que sonó especialmente negativo porque, minutos antes, había señalado: “Cuando hablamos de los controles de precios, puede ser peor el remedio que la enfermedad”. 

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