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Pese a su fuerte reducción, el déficit cubano volvería a ser el segundo mayor del mundo

Los expertos creen que la tasa de cambio y los precios han dejado de ser útiles, porque no miden lo que no se puede pagar, como la falta de luz

La tasa de cambio en el mercado informal de divisas se ha mantenido estable los últimos meses, pero la inflación sigue muy elevada. / 14ymedio
14ymedio

18 de diciembre 2024 - 12:34

Madrid/La única buena noticia que han tenido las autoridades en los últimos meses ha sido la reducción del déficit fiscal. La reducción prevista está en torno al 47%, un 53% menos de lo calculado tras lograr una reducción desde los 90.000 millones de pesos hasta los 57.000 millones de pesos (2.375 millones de dólares, al cambio oficial). El ministro de Finanzas y Precios, Vladimir Regueiro contó en la comisión relativa a la economía en el Parlamento que habrá superávit por cuenta corriente.

No habrá muchas oportunidades para la alegría, pero incluso esta es relativa. “Las cifras ofrecidas por las autoridades indican cierto éxito en el control del déficit fiscal, uno de los principales determinantes de la inflación y la depreciación del peso en el mercado informal”, señala en su más reciente informe el Observatorio de Monedas y Finanzas de Cuba (OMFi), dirigido por el economista cubano residente en Colombia Pavel Vidal que, no obstante, añade la de cal. 

“Si el Gobierno estimaba un déficit equivalente al 18% aproximadamente del PIB a comienzos del año, las últimas proyecciones sugieren que este podría alcanzar un valor bastante menor. Así y todo, se mantendría en niveles muy altos, en el orden del 9-10 %, sujeto a revisión de las cuentas finales y el desempeño de la economía”, estima. 

"Así y todo, se mantendría en niveles muy altos, en el orden del 9-10 %, sujeto a revisión de las cuentas finales y el desempeño de la economía”

Es una percepción compartida por el economista cubano Pedro Monreal, que sostiene que el déficit estará entre el 11% y el 12% del PIB, similar al que ha habido desde 2021. “Hubo reducción nominal en comparación con el monto planificado, pero sería el segundo mayor déficit del mundo, solamente superado por el déficit de Ucrania”, advierte. 

El economista subraya en un primer análisis de estas cuentas que el gasto corriente “(educación, salud, pensiones, administración) sería aproximadamente de 384.000 millones”, algo mayor al de 2023, pero que puede ser incluso más pequeño si se tiene en cuenta la inflación (situada en un 21% oficialmente). 

La mejoría en las cuentas públicas procedería, así y como ha señalado este diario en ocasiones anteriores, “de mayores ingresos y también un componente de austeridad, con efecto de erosión en el nivel de vida”, puntualiza Monreal, es decir, el aumento de la recaudación por las subidas de precios de inicio de año y los recortes de gastos. En un país con una ciudadanía tan dependiente de ayudas y subvenciones, la disminución de ese gasto público supone menos acceso o peor calidad en esos bienes y servicios gratuitos o de precio reducido. 

“La principal distorsión estructural del presupuesto cubano no es que existiera un déficit en cuenta corriente, sino la enorme brecha que representa el déficit total del presupuesto, que se cubre principalmente con emisión de liquidez en condiciones de restricciones de oferta”, afirma el economista.

El análisis de la OMFi no difiere demasiado. En su boletín, el observatorio admite que ha dejado de preguntarse cómo impulsará el régimen la recuperación para reflexionar sobre “cuál es el fondo de la crisis”, ya que, afirma, la economía mantiene una “tendencia contractiva que parece no tener fin”.

Entre los indicadores evaluados, el texto se centra en la “incapacidad estructural para atender la demanda de electricidad” ni tan siquiera con el racionamiento que se hace. “Sin una infraestructura energética y de transporte resiliente, no es viable la prosperidad del turismo”, destaca el documento tras repasar el calamitoso estado del sector, cuyo futuro tampoco se observa próspero. Además, la producción de azúcar no se recupera y el níquel, que sí se mantiene –en buena parte gracias al carácter mixto de la extracción– está dando peores resultados por la reducción de precios, entre un 22 y un 27%. 

“Sin una infraestructura energética y de transporte resiliente, no es viable la prosperidad del turismo”

El OMFi se muestra verdaderamente preocupado por las medidas gubernamentales más recientes, en particular las que afectan a los privados en cuanto al comercio mayorista, “La eliminación de la participación de los trabajadores por cuenta propia en esta actividad y la imposición de contratos de exclusividad con empresas estatales importadoras generan nuevas ineficiencias y sobrecostos en la cadena de suministros de productos internacionales”, alerta el informe, que teme además las repercusiones, aún no vistas, en los mercados de divisas. 

El observatorio recuerda que la tasa en el mercado informal se ha mantenido estable en los últimos meses, incluso con un levísimo descenso en los últimos días, Sin embargo, advierte, “se debe considerar que la tasa de cambio y los precios comienzan a ser indicadores imprecisos del fondo de la crisis”, ya que el precio del dólar no refleja las implicaciones sobre el bienestar que tienen los apagones, la degradación de los servicios públicos, la inseguridad y otras cuestiones no monetarias. 

Según las conclusiones del OMFi, el peso cubano finalizará el año con una depreciación que ronda el 23%, mucho menos que otros años pese a lo “significativo” de la pérdida, ya que en 2022 fue del 136% y en 2023 del 56%. 

Los análisis relativizan la relativa satisfacción exhibida ayer por el ministro Regueiro y el presidente, Miguel Díaz-Canel, que llegó a decir que “en un año complejo, existen muchas reservas para poder avanzar”. El mandatario aún ve margen si se estrechan los controles sobre la evasión fiscal y los “proyectos de desarrollo local” –negocios, mayoritariamente privados, cuyo beneficio redunda a priori sobre la comunidad– contribuyen más al presupuesto territorial. 

Regueiro detalló las cuentas públicas, cuyo balance se ha logrado mediante la captación de 384.000 millones de pesos, frente a un gasto de apenas 474.000 millones de pesos. En lo primero ha incidido el “sobrecumplimiento” de más de 25.000 millones de pesos, mientras que en lo segundo fue decisiva la inejecución de 32.000 millones de pesos. 

Regueiro detalló las cuentas públicas, cuyo balance se ha logrado mediante la captación de 384.000 millones de pesos, frente a un gasto de apenas 474.000 millones de pesos

“Estamos consumiendo menos en relación con las capacidades que van generando los gastos corrientes. Ahora la estructura del déficit se está trasladando hacia los gastos de capital (inversiones), lo cual, como es lógico, tiene ingresos futuros”, se comprometió el ministro, satisfecho también de que los presupuestos de las administraciones inferiores –provinciales y municipales– han sido muy positivos.

Para 2025, el Gobierno prevé mayor recaudación, ya que los ingresos tributarios crecen dentro de los propios ingresos (un 20%) y ya suponen el 68%; no obstante, decrecerán un 3% los ingresos no tributarios, ya que este año hubo –dijo sin explicar– “conceptos extraordinarios que no son repetitivos para el 2025”. Otro aporte importante es el del sector privado, minimizado aparentemente por Regueiro, que los situó en “poco más de 60.000 millones de pesos que van, mayoritariamente, a los presupuestos locales, suponiendo un 53%. Tras ofrecer ese dato, la cantidad debió parecerle más relevante, ya que pidió que se fortalezca la atención, seguimiento y control sobre “la captación de estos recursos”.

Habrá nuevos tributos, anunció, destacando el que se cobrará a Etecsa por los servicios de telecomunicaciones. A la vez, se eliminarán bonificaciones y exenciones vigentes hasta ahora, “como las que beneficiaban los servicios a las empresas de transportación de trabajadores y de gas manufacturado”.

En 2025, calculó el ministro, el déficit será de unos 88.500 millones de pesos, principalmente a base de un gasto de capital, es decir, inversiones que “deben generar rendimientos futuros y que aportan a la infraestructura, lo cual tributa directamente a la recuperación de niveles de actividad de la economía”. De la descripción se puede entender que ese dinero podría ir a mejorar el SEN, pero también a más hoteles, persistiendo en el desastre actual. 

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