Trinidad, la "trampa" patrimonial de Cuba para atraer a los turistas chinos
Los viajeros provenientes de Pekín buscan destinos más asociados al turismo de compras o de ciudad
La Habana/La cantidad de destinos de sol y playa que ostenta Cuba puede ser un beneficio para la mayor parte del turismo que llega a la Isla, pero cuando se trata de viajeros provenientes de China, las autoridades han debido ingeniárselas para crear ofertas atractivas. Los chinos no solo no buscan este tipo de vacaciones, sino que prefieren ofertas ligadas a la naturaleza o al turismo patrimonial y las compras. En ese sentido, la villa de Trinidad, en Sancti Spíritus, se ha convertido en el destino perfecto para vender a estos viajeros.
“Trinidad es una ciudad muy especial”, dijo a la agencia estatal china Xinhua el museólogo e historiador Víctor Echenagusía, quien asegura que muchos viajeros provenientes de ese país se acercan a la villa por su atractivo histórico. “Trinidad es patrimonio en ese sentido y ostenta la categoría de Ciudad Artesanal del Mundo y Ciudad Creativa”, insistió.
Según explicó Echenagusía, la ciudad es casi un destino obligado y de “altísimo” valor para los turistas chinos, que buscan experiencias más sociales y culturales a la hora de elegir sus destinos vacacionales. Los edificios coloniales, las calles empedradas y la cantidad de artesanías que se venden en la villa –en especial los tejidos “típicos” del lugar que menciona el historiador, pese a que se fabrican en toda la Isla–, resultan atractivos para el turista chino.
Según explicó Echenagusía, la ciudad es casi un destino obligado y de “altísimo” valor para los turistas chinos
El museólogo también romantiza la ciudad y su “bien conservada” arquitectura, pese a que los viejos edificios de Trinidad sufren desde hace décadas el descuido de las autoridades, que hacen pasar capas de pintura por “reparaciones”.
En cuanto a cifras de turistas y resultados concretos, Echenagusía no mencionó ninguno, aunque asegura que el turismo chino, en Trinidad, entra en los planes gubernamentales –hasta ahora rezagados– de llegar este año a 3,5 millones de viajeros. Se trabaja “para recuperar la industria del ocio en el país a través de la promoción de sus atractivos históricos y tradicionales”, añade Xinhua.
La Habana, cayéndose a pedazos, y Trinidad, en condiciones similares, son quizás los últimos bastiones reales del turismo patrimonial en la Isla, pese a que Echenagusía insiste en que Cuba aún mantiene su “variedad y la perfecta conservación de sus urbes patrimoniales”. Intentar venderlos como un “referente de obligada participación”, no es más que la última de las medidas desesperadas que ha tomado el régimen en los últimos meses para atraer a los turistas chinos.
Antes se implementaron cambios en los hoteles –el acomodo de habitaciones según los estándares asiáticos, variedad en la dieta, entre otros–, se establecieron acuerdos de promoción entre operadoras turísticas de ambos países y el aumento del turismo chino a la Isla se incluyó en la agenda bilateral tanto de Pekín como de La Habana.
La aerolínea Air China, que llevaba años sin volar a Cuba, inauguró una ruta entre las capitales de ambos países, con escala en Madrid
Más recientemente, la aerolínea Air China, que llevaba años sin volar a Cuba, inauguró una ruta entre las capitales de ambos países, con escala en Madrid. La conexión, no obstante, parece ser más utilizada por los tramos que por su destino final. Es decir, muchos de los viajeros que vuelan desde Pekín terminan quedándose en la capital española, y buena parte del vuelo hasta La Habana transporta cubanos y europeos.
Cuba también anunció el pasado mayo la exención de visado para los turistas chinos, una política que no encontró reciprocidad por parte de China. Al día siguiente de tomar la medida, las búsquedas de paquetes vacacionales a la Isla aumentaron un 40% en las plataformas del gigante oriental. Esto, sin embargo, no ha sido suficiente para el régimen cubano, que intenta sustituir a toda costa –a través de sus aliados, como Rusia o la propia China– el turismo europeo que ha ido en picada desde la pandemia de covid-19.