Los turistas y el níquel hacen de Canadá uno de los principales sustentos del régimen cubano
La Isla exportó mercancías por apenas 2.170 millones de dólares, mientras gastaba 9.833 millones de dólares en importaciones
Madrid/Lejos de ser el año de la recuperación tras la pandemia, los datos del comercio exterior en 2022 dejan constancia una vez más de la catastrófica situación de las cuentas cubanas, cuyo déficit aumentó en 1.198 millones de dólares con respecto al año anterior. En total, la Isla exportó mercancías por apenas 2.170 millones de dólares, mientras gastaba 9.833 millones de dólares en importaciones.
El déficit de 7.663 millones de dólares de la balanza comercial se compensó en gran parte gracias a la exportación de servicios. Solo las misiones internacionales de médicos reportaron a las arcas del Estado más de 4.800 millones de dólares, superando en más del doble el valor total de las exportaciones de bienes del país. En total, Cuba se embolsó 7.063 millones de dólares en concepto de exportación de servicios, siendo alojamiento, comidas y bebidas, es decir el turismo, el segundo apartado por ganancias, con un volumen de 878 millones, pero muy lejos de los ingresos proporcionados por los médicos.
El principal hándicap para la economía nacional sigue siendo el fuerte desequilibrio en el comercio de mercancías, con la alimentación como gran talón de Aquiles. Cuba invirtió 2.024 millones de dólares en adquirir alimentos en el exterior y el detalle por producto pone números al drama de los ciudadanos en bodegas y mercados de toda la Isla. Hubo que invertir más de 624 millones en carne, de los que 481 corresponden a las aves, fiel reflejo de que el pollo ya es un manjar y el cerdo quedó en otra vida. Los cereales se llevan el mayor bocado del presupuesto, con más de 700 millones, aunque en su caso se debe más al encarecimiento del producto que a la cantidad, que decrece con respecto al año anterior.
Cuba invirtió 2.024 millones de dólares en adquirir alimentos en el exterior y el detalle por producto pone números al drama de los ciudadanos en bodegas y mercados de toda la Isla
El caso del trigo y el maíz son significativos, ya que la cantidad importada se ha desplomado en los últimos tres años (de 717.000 toneladas en 2019 a 400.000 en 2022 para el primero y de 873.000 a 342.000 toneladas en las mismas fechas para el segundo) sin que el gasto haya disminuido muy significativamente. En la calidad del pan (o su ausencia) está el rostro de estos datos. Los lácteos tampoco se quedan atrás, con más de 220 millones de gasto, de los que 146 se invierten en la leche en polvo.
Especialmente revelador es el dato de la importación de azúcar, que salta de poco más de 9 millones de dólares a 52 millones en solo un año y deja muy claro el agujero que supone en las cuentas nacionales la debacle de la industria azucarera cubana, que se distinguió por ser la gallina de los huevos de oro antes de 1959 y, posteriormente, hasta los años 80, cuando el fin del subsidio soviético supuso el principio de un colapso que, a juzgar por la progresión de las zafras y el estado de los ingenios, aún puede batir récords.
Mientras invertía en comprar azúcar a otros países, Cuba exportó el mismo producto por valor de 60 millones de dólares, aunque el volumen en toneladas vendidas fue de 150.000 toneladas, la mitad que en 2021.
También resulta llamativo, en el apartado de la alimentación, el volumen de importaciones de piensos para animales, cuyas cantidades se han reducido casi a la mitad en los últimos tres años, un dato que el economista cubano Pedro Monreal ha destacado en un análisis de estas cifras, publicadas en el Anuario de Comercio Exterior 2022, unido al del cereal, consumido también por estos. "Indica un gran escollo para levantar la producción nacional de cárnicos en el corto y en el mediano plazo".
La maquinaria, los productos manufacturados, los químicos (fertilizantes muchos de ellos) o los aceites son otros de los apartados que consumen mayoritariamente el presupuesto nacional, aunque el gran misterio está en los combustibles, de los que no se ofrece cifra correspondiente al año del informe. En cambio, sí aparecen los números de 2019 a 2021, ambos con un costo en el entorno de los 2.600 millones de dólares, y el de 2020, que con 1.600 fue muy inferior, presumiblemente por la pandemia.
Mientras invertía en comprar azúcar a otros países, Cuba exportó el mismo producto por valor de 60 millones de dólares, aunque el volumen en toneladas vendidas fue de 150.000 toneladas, la mitad que en 2021
Vale la pena fijarse en las exportaciones cubanas, muy reveladoras todas, azúcar aparte. La gran mina económica de Cuba es, precisamente, esa: los minerales naturales (níquel y cobalto, explotados y comprados por Canadá), que dejan cerca de mil millones de beneficios, lo que supone casi la mitad del valor del conjunto de sus ventas al exterior.
Los pocos productos que la Isla consigue colocar significativamente, al margen de ese, vuelven a ser el alcohol (264 millones), el tabaco (229 millones), en su mayoría gracias al torcido; y los productos medicinales y farmacéuticos (101 millones). El único producto alimenticio que exporta, y con muy buenos rendimientos, es el pescado y marisco fresco o congelado (langosta, camarones y algunas otras especies), del que apenas vende 2.380 toneladas pero por más de 62 millones de dólares.
Otra mirada interesante sobre el sector exterior la ofrece el quién. El documento desglosa por continentes y países las relaciones comerciales de Cuba, que dejan pocas sorpresas, aunque algún movimiento llamativo.
El intercambio comercial más cuantioso lo tiene con América, sobre todo gracias a la relación con Venezuela, con 2.053 millones de dólares, un fuerte salto respecto a los dos años anteriores (1.200 millones de media), pero en línea con los precedentes. Con Caracas es muy llamativo el desplome de las exportaciones, 40 millones frente a 103 el año anterior. En cambio, las importaciones ascienden a 2.013 millones, también cantidad muy superior a la de 2021, con 1.245 millones.
Sin embargo, un país que deja un dato a destacar es Canadá. El intercambio con este país es de 945 millones de dólares, pero llamativamente la inmensa mayoría son a favor de Cuba, que gracias a los negocios que mantiene con el país en las minas de níquel y cobalto exporta por más de 734 millones de dólares e importa solo 210.
Estados Unidos, por la especial relación, resulta destacable. El intercambio asciende a 391 millones de dólares, casi todos resultantes de las importaciones, ya que las ventas de Cuba a su vecino del Norte son casi nulas y se derrumbaron de 185.000 dólares en 2017 a 2.000 dólares el año pasado.
Moscú, que sigue ascendiendo como socio de La Habana, muestra un aumento exponencial de su intercambio comercial, que pasó de los 434 millones de dólares en 2017, a 846 millones en 2022, casi el doble
En cuanto al resto de los principales socios, poco nuevo. China se coloca como segundo país en intercambio comercial, con 1.146 millones de dólares en importaciones (frente a 972 millones el año anterior) y 409 millones en exportaciones. Y la sigue España, principal socio aún en Europa, con un intercambio superior a 1.360 millones, de los que 347 millones son exportaciones de Cuba y más de 1.013 millones corresponden a importaciones desde España, que crece respecto a los 841 millones que vendió a la Isla el año anterior.
Por último, Moscú, que sigue ascendiendo como socio de La Habana, muestra un aumento exponencial de su intercambio comercial, que pasó de los 434 millones de dólares en 2017, a 846 millones en 2022, casi el doble. Este último, Cuba compró a Rusia mercancías por casi 844 millones y vendió por valor de unos 2,3 millones.
El Anuario, publicado este agosto, también ofrece datos de la deuda externa, pero solo actualizados hasta 2020. Según estas cifras, Cuba debía aquel año 19.743 millones de dólares entre la deuda oficial, la bancaria y la que mantenía con proveedores. De esa cantidad, 13.618 millones (casi el 70%) son a pagar en el medio y largo plazo, mientras que en el corto se debe reembolsar 6.125 millones de dólares.
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