"Detesto todo lo que está sucediendo en la actualidad en Cuba"
"El panorama político y económico ha frustrado tantos sueños" en la Isla, asegura el actor Rafael Ernesto Hernández
México/Rafael Ernesto Hernández llegó a México desde Cuba hace casi nueve años y, de la mano del ahora fallecido actor Enrique Almirante, se inició en el mundo de la televisión con la serie de aventuras El conde de Montecristo.
Luego, llegaron otros proyectos también de manera fortuita, según cuenta a 14ymedio, como su primera película, Mañana. "No sé si esto les sucede a otros actores, pero en mi caso, en vez de ir encontrando las oportunidades, ellas me han encontrado a mí", cuenta a este diario el actor, nacido en Sancti Spíritus hace 36 años.
Además de la actuación, ocupan su tiempo la pintura, la realización de videoclips, la edición y la posproducción y la fotografía, un medio de expresión que lo impulsó a abrir un estudio en la capital mexicana. Sin embargo, Rafael Ernesto reconoce su preferencia por el cine y el teatro.
En la conversación con 14ymedio estuvo siempre presente la palabra de cuatro letras: Cuba. "No es que todos los días piense en volver a la Isla, pero hay algo de forma inconsciente, como una gota que cae a cada rato, que siempre me menciona a mi país de una forma u otra", confiesa. "Siempre está presente la añoranza de vivir allá, pero no puedo bajo las condiciones y las circunstancias actuales", explica, y dice tajante: "No quiero que mi tiempo se pierda en colas para comprar un poco de aceite y esas banalidades de la vida, no puede ser posible. Hasta que esas cosas no cambien no regresaré a Cuba".
Pregunta. ¿Por qué dejó la Isla, donde es conocido y tenía una carrera estable?
Irme de Cuba fue una ruptura bastante difícil. Tenía una carrera muy bonita y me sentía orgulloso de ella, había hecho cinco películas, novelas, series, teatro
Respuesta. Irme de Cuba fue una ruptura bastante difícil. Tenía una carrera muy bonita y me sentía orgulloso de ella, había hecho cinco películas, novelas, series, teatro. Yo era de provincia y no tenía la entrada económica para poder consolidar mi vida en La Habana, aparte de las limitaciones legales que existían antes de irme, como por ejemplo comprar una casa. Por otro lado, influyó el ego y me lo planteé como un reto a mí mismo. Sentí que había llegado al límite de las cosas que podía hacer allá y me dije: "voy a probarme en otro país".
P. ¿Qué es lo que más añora de Cuba y lo que más aborrece?
R. Añoro muchísimas cosas, desde mis amigos y mi familia hasta todos los momentos que vivía allí, mi país, mi tierra. ¿Qué detesto? Todo lo que está sucediendo en la actualidad: el panorama político y económico que ha frustrado tantos sueños, tantos anhelos; la situación de desolación y soledad que se vive. Y si te soy sincero, también el calor [risas]. No soporto esas temperaturas de más de 30 grados, es insufrible el clima allá.
P. Hace muy poco dijo en sus redes sociales que cada quien lleva un pedazo de patria a cuestas y tiene derecho y responsabilidad sobre ella. "Quien cree que un partido político y sus intereses son más grandes que la patria tampoco la valora, por tanto, no la merece". ¿Cuál cree que es su derecho hacia Cuba?
R. Mi derecho de estar en mi patria, donde idealmente me gustaría vivir o poder regresar para realizar mi vida. Llevo casi nueve años viviendo fuera de la Isla y he podido experimentar qué es ser un extranjero. Uno nunca va a acabar de pertenecer a ninguna parte. Por muy bien que ese lugar te acoja, nunca vas a terminar de pertenecer ahí, porque tu país es tu patria, tu cultura, tu nación, es un arraigo que has heredado de generaciones y te imanta fuertemente a ese pedazo de tierra. Uno siempre vive con esa nostalgia, preguntándose: ¿Qué habría sido de mí si me hubiera quedado en Cuba? ¿Qué será de la vida de tal amigo? Siempre se fantasea con esa vida alternativa que hubieras podido tener en tu país.
P. ¿Y su responsabilidad?
R. Hacer esa patria a nuestra medida. Colaborar con una realidad que se te ajuste a ti y a todos. Cuba necesita del criterio de todos y tenemos que aprender a consensuar los razonamientos y a buscar el espacio para cada pensamiento. Debemos entender hacia dónde queremos direccionar nuestra patria, pero donde todos tengan voz y voto.
No estoy conspirando contra Cuba, contra mi patria. Si toman mi manera de manifestarme como un agravio o lo que sea, es problema de los gobernantes. Solamente me pronuncio con lo que pienso, diciendo lo que es más que obvio. Ni siquiera cuento con el Gobierno, simplemente estoy haciendo un llamado a que todos tenemos que participar.
Un partido, llámese como se llame, no puede ser más importante que la nación en sí y las personas que la componen
Un partido, llámese como se llame, no puede ser más importante que la nación en sí y las personas que la componen. Han tenido más de 60 años para probar la efectividad de su ideología política y han tenido un respaldo incondicional de un pueblo entero para poder desarrollar un país, pero han fallado, han fracasado, por las razones que sea. Ya es hora de reconocer ese fallo y permitir que los que están detrás intenten hacer el trabajo que ellos quisieron hacer y no pudieron.
P. ¿Cómo fue el encuentro con el mundo artístico mexicano?
R. Nadie me dijo "ven para acá que aquí tienes trabajo". Agarramos, mi esposa y yo, nuestras cuatro prendas de ropa y vinimos a probar suerte. Emprender de esa manera una aventura ofrece pocas garantías y te vas a encontrar con muchos dolores de cabeza. Pero México ha sido una escuela tremenda para mí, me abrió los ojos de que existe un mundo diferente. Este es un país muy noble y ofrece muchas oportunidades, es un buen nicho para crecer pero, en la actuación como en muchas profesiones, hay mucha competencia y desarrollar una carrera es bien difícil. Sin embargo, entre muchos otros proyectos, hice la que considero la mejor película en mi carrera, Marioneta, donde siento que hay una madurez actoral. Ha sido el premio gordo de mi trabajo aquí en México, y de todo el sacrificio que hemos hecho mi esposa y yo.
P. Como proyecto personal, en breve llegará uno que le atrapará por completo: ser padre.
R. Esperemos que cuente con todo el valor para enfrentarme al miedo que es ser papá y lo que significa tener un hijo. Mi esposa y yo vamos a ser padres por primera vez y eso trae consigo muchas inquietudes. Santiago Ernesto debe nacer ahora en marzo y espero no ser un padre tirano [risas]. Espero ser uno democrático, respetar profundamente los deseos de mi hijo y ser orientador, no impositivo ni dictatorial, porque eso se llama ser sabio en la vida.
Las cosas deben tener su propio desarrollo individual y no depende exclusivamente de nuestra voluntad. Tenemos más bien que velar por que ese desarrollo de un hijo se produzca de forma natural, legítima, saludable, es lo único que tenemos que hacer los padres, porque de lo demás se encarga la vida. Y pienso que en alguna medida eso es lo que le sucede a Cuba también. Hemos tenido un tutor demasiado dictatorial y no nos ha permitido desarrollarnos, no ha confiado en nosotros, en nuestro potencial como nación y patria.
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