"La Cuba que me toca es libre porque la veo desde el humor"
El dibujante Alen Lauzán, residente en Chile, señala que sus colegas en la Isla están sometidos al control del Departamento Ideológico del PCC
Salamanca/Cuando un grupo de historiadores alucinados propuso nombrar a Fidel Castro "quinto descubridor de Cuba", el humorista gráfico Alen Lauzán (La Habana, 1974) afiló el lápiz. Si en su país, que abandonó en el año 2000 para irse a vivir a Chile, la realidad se empeña en ser lo más absurda posible, ¿qué no puede lograr la sátira? Su versión descarada e hilarante de la historia de la Isla no se hizo esperar.
En sus dibujos llegan a la costa tropical en 1492 tres nuevas carabelas –La Chiva, La Moringa y la Santa Federada– y al verlas los indios-balseros huyen en desbandada. Los conquistadores salen del yate Granma con arcabuces y cara pícara; Colón repite el gesto de Fidel Castro en Playa Girón y se baja de un tanque de guerra; y un conjunto guajiro –con morrión y armadura– le canta una oda a los "descubridores": "El primero, navegante, / naturalista el segundo, / el tercero era sabio, / el cuarto saltó una peña, / el quinto nos hizo leña".
Nadie se salva con Lauzán, a quien la Isla de los mercenarios en Ucrania y los ministros utópicos mantiene muy ocupado. Los cubanos comparten y conocen bien sus caricaturas, que se han ganado un lugar privilegiado en la prensa independiente. Aprovechando que una obra suya acaba de ganar un premio especial en la World Gallery Of Cartoons (Macedonia), 14ymedio conversa con el creador de la república imaginaria de Moscuba.
Pregunta. ¿Cómo es su método de trabajo? ¿Qué medios lee para inspirarse?
Respuesta. He tenido varios métodos, no me impongo ninguno. Se me van dando según el ritmo, la cantidad de trabajo e hijos en el tiempo, la estación del año... Ahora mismo leo de todo, escucho mucho y veo bastante: noticias, música, cine, series o memes, ya sea para dibujar sobre Chile o Cuba. En estos momentos estoy trabajando el tema cubano más que nunca y leo todos los medios independientes cubanos. Sigo a buenos analistas políticos, interesantes tuiteros –¿o equiseros?–. Todo me inspira: la verdad, el más profundo análisis, la talla más absurda, el comentario más guataca en Facebook o el meme más sublime.
P. ¿Qué temas prefiere abordar? ¿Qué clase de humor haría si no fuera cubano?
Me gusta el humor político y hoy todo sobre Cuba es insoportablemente político. Mañana no sé, pero hoy no me veo haciendo solamente otro humor sin hacer sátira política
R. De vez en cuando hago humor blanco, absurdo o filosófico. Si no trabajara para medios de temas cubanos, lo haría (como hice antes) con temas chilenos, que aunque los trato eventualmente, la prioridad es Cuba. Me gusta el humor político y hoy todo sobre Cuba es insoportablemente político. Mañana no sé, pero hoy no me veo haciendo solamente otro humor sin hacer sátira política. Si no tratara el tema político, sea cubano, chileno o universal, estaría pintando telas al natural en bosques o playas, en vaquerías o zoológicos.
P. ¿Quiénes son sus maestros? ¿Cuál es, por decirlo así, su "tradición"?
R. Han desfilado varios referentes, guías de mi formación. Los dibujantes Roland Topor, Tomi Ungerer, Rius, Saul Steinberg, Siné, Ronald Searle, Jean-Jacques Sempé y Antonio Prohías, además de la revista británica Punch, las cubanas Zig Zag y Dedeté –con los caricaturistas Tomy, Ajubel y Manuel, por supuesto–, la francesa Charlie Hebdo y la española Hermano Lobo. Todos y todo han creado una tradición, que es la del dibujo desde la sátira, ya sea política o social.
P. ¿Cómo valora el estado actual del humor gráfico entre los artistas del exilio cubano?
R. Se están abriendo varios espacios, se juntan dibujantes, se crean publicaciones y redes sociales. Lo mejor es que muchos medios independientes están valorando a los dibujantes de humor político. Hay que entender la importancia del humor político en la prensa y darle el espacio que merece, importancia que viene desde los primeros diarios impresos y hasta hoy se mantiene. Se puede informar, educar y transformar la sociedad desde el humor. Si es bueno o no ese humor es decisión de cada cual. Ojalá sigan naciendo espacios como Matraca de El Toque, en la que participo, o Mazzantini, de la Foundation For Human Rights In Cuba, que edito y ya va por su cuarta edición.
¿Se puede escribir y dibujar humor en las condiciones actuales de Cuba? "Debe ser muy difícil dibujar sobre algo a sabiendas de que no estás de acuerdo"
P. ¿Cómo cree que funcionan los dibujantes afines al régimen? ¿Se puede escribir y dibujar humor en las condiciones actuales de Cuba?
R. Tienen que hacer lo mismo que sus editores, y a su vez los directores de estos y los dirigentes de la Unión de Periodistas de Cuba: lo que el Departamento Ideológico del Partido Comunista les orienta o les deja hacer. Así ha funcionado siempre y así seguirá siendo mientras existan leyes contra la prensa independiente y cero libertad creativa. Al final, lo único que queremos los dibujantes es eso, dibujar y publicar. Después verá cada cuál si desea más libertad o si quiere seguir creyendo en lo que dibuja. Debe ser muy difícil dibujar sobre algo a sabiendas de que no estás de acuerdo.
P. ¿Cuál de sus libros publicados prefiere? ¿En cuál de ellos cree que se sintetiza mejor su visión del mundo?
R. Depende. La pasé muy bien dibujando Montaña Bazofia, uno de los dos cómics –el otro se llama Mburu– que hice para 31 Minutos, el programa de títeres chileno. Ambos son desopilantes. ¡Pero Montaña Bazofia es desopilantemente delirante! En cuanto a visión del mundo, creo que Insanos, que además de ser el primero recopila dibujos de mis últimos cinco años en Cuba y mis primeros cinco en Chile. Pero mi visión del mundo hoy es otra, así que ese libro sintetizador aún no sale.
Ahora, si la pregunta es con cuál aprendí más, el que me enamoró y representó un desafío –no solo por el tiempo de realización, también por el nivel de investigación– es Emilia, de la oscuridad a la luz (Anaya, 2021). Es un cómic sobre la escritora española, romántica primero, naturalista después, Emilia Pardo Bazán. Una vida cautivante y una obra impresionante. Dibujarlo me hizo conocer mucho de esa época. Me hice adicto a dibujar investigando y aprendiendo, y esa es mi síntesis para una mejor visión del mundo.
P. ¿Cuál es el valor del humor crítico en una sociedad tan poco habituada a la democracia como la de Cuba? Cuando Cuba sea libre, ¿qué rol espera que jueguen tus dibujos?
R. No pienso en esas cosas, ni en una futura Cuba libre y mucho menos en el rol de mis dibujos. Pienso que ya la Cuba que me toca es libre porque la veo desde el humor, y los dibujantes satíricos ya están jugando ese rol hace rato. El valor del humor crítico es ese: dibujar la Cuba de pasado mañana, donde se pueda crear y publicar sin ir a la cárcel o exiliarse. Antonio Prohías, por ejemplo, dibujó, en los años 60 del siglo pasado, la Cuba de hoy. Quizás mis dibujos realmente se entenderán y tendrán realmente valor en 2080. Ya veremos, si llego a los 106 años.
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