"No cumpliré ninguna de las medidas impuestas por el tribunal comunista"
El líder de la Unión Patriótica de Cuba conversó con ‘14ymedio’ sobre sus días de encierro y sus planes inmediatos
La Habana/En las últimas 12 horas el teléfono de José Daniel Ferrer no ha parado. Desde que fue excarcelado, este viernes, tras pasar más de seis meses en prisión, el líder de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu) responde llamadas de familiares y activistas, además de conversar con 14ymedio sobre sus días de encierro y sus planes inmediatos.
Pregunta. En las imágenes que han circulado en internet tras su excarcelación se le ve muy deteriorado y delgado, algo que contrasta con la versión oficial sobre su estado físico. ¿Cómo se siente?
Respuesta. Todavía no me he visto en un espejo y temo mirarme porque todo el que me ve me pregunta si vengo de Auschwitz o de cualquier otro campo de concentración, pero siempre le digo que "lo mejor del huevo no es la cáscara" y por dentro vengo con más energía que nunca, con más fuerza que nunca para tumbar la tiranía y alcanzar la libertad y la democracia junto a muchos buenos cubanos.
Siempre les dejé en claro [a los oficiales de la Seguridad del Estado] que me pueden condenar a 100 años de prisión, me pueden matar incluso pero rendirme les es imposible
P. ¿Recibió muchas presiones para abandonar el activismo?
R. Siempre les dejé en claro [a los oficiales de la Seguridad del Estado] que me pueden condenar a 100 años de prisión, me pueden torturar, me pueden matar incluso pero rendirme les es imposible, eso no está a su alcance así que lo siento, perdieron.
P. ¿Cómo fueron los momentos previos a su excarcelación?
Este viernes me pusieron cadenas en pies y manos y me llevaron, junto a los otros tres activistas, para lo que ellos llaman tribunales, pero en Cuba no hay tribunales. Allí nos leyeron la sentencia y dijeron que éramos culpables. A José Pupo lo condenaron a cinco años, a Fernando González a tres años con ocho meses y a Roilán Zárraga a tres años y seis meses más un año que le fabricaron por otro falso delito, por lo que serían cuatro años y medio. En mi caso la condena de cuatro años y medio de prisión.
Nos dicen que el tribunal había decidido que esa sanción de prisión se hiciera bajo la condición de "limitación de libertad" por el mismo término de tiempo, lo que llaman prisión domiciliaria, así que estamos sujetos a las reglas que este tipo de medida implica. Tenemos que presentarnos una vez a la semana en el tribunal, no podemos salir del municipio sin permiso, no podemos participar en ningún tipo de actividad que sea constitutiva de delito. Según eso, no hay activismo posible porque si nos revocan la sanción, volvemos a prisión. Pero advierto que no cumpliré esas medidas en nada, no cumpilré nada de lo que el tribunal comunista impone.
P. ¿Le entregaron la sentencia por escrito?
R. Cuando llaman a los otros tres activistas le entregan una copia de la sentencia y una citación para ir al tribunal el 22 de abril próximo y les dicen que tenían que firmar por la entrega de esos documentos. Cuando a mí me dicen lo mismo les digo que no voy firmar absolutamente nada y les advierto que tampoco voy a acatar ninguna medida del tribunal. Por negarme a firmar no me dan la citación, pero tampoco me dan la sentencia. A los otros activistas sí se lo dan pero cuando llegaron de vuelta a la prisión se las quitaron por la fuerza. La policía política mandó a los guardias a que les quitasen la sentencia.
P. ¿En otros casos se hace así también?
R. El juez, como buen instrumento de la tiranía era bastante torpe, cuando va a empezar la lectura dijo que eso de conducirnos al tribunal (normalmente mandan la sentencia a la prisión) para comunicarnos la sentencia de manera verbal se hizo por la connotación internacional que había tenido nuestro caso.
P. ¿Le permitieron hablar frente al juez?
R. Pude satisfacer algo que en 2003, cuando fui condenado durante la Primavera Negra, no pude hacer porque me quitaron la palabra. Esta vez, aunque me interrumpieron muchas veces, hablé -de pedacito en pedacito- y terminé diciéndoles que "aquí quien acusa soy yo".
P. A la buena noticia de la excarcelación se le ha sumado la triste novedad de que una parte muy importante de los miembros de la Unpacu ha emigrado.
R. Los activistas Carlos Amel Oliva y su esposa Kata Mojena han salido hacia Estados Unidos debido a una serie de complicaciones que el enemigo creó. Amel tomó esa decisión con la familia, pero dijo que solo salía si podía antes conversar conmigo. Le dieron siete minutos en los que tuvimos que hablarnos al oído. Entendí que sí, que lo mejor era que salieran porque corrían grave peligro, también los acompañó su hermano Ernesto Oliva. Siguen siendo parte fundamental de la organización y confío en que van a seguir trabajando desde donde estén.
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