Martí, censurado en el aeropuerto de Santa Clara
Santa Clara/Pocos días antes que Mario Félix Lleonart regresara a Cuba junto a su esposa, el Partido Comunista realizó un acto en el que se atacó públicamente al conocido pastor bautista en la tabaquería del poblado San Antonio de las Vueltas, en Villa Clara. El vapuleo continuó en la Escuela Secundaria Básica Rubén Martínez, ante cuyos estudiantes se repitieron las descalificaciones. Lleonart cuenta a 14ymedio cómo vive esas constantes agresiones contra él y su familia.
Pregunta. ¿Qué pasó el 27 de marzo a su llegada al aeropuerto Abel Santamaría de Santa Clara?
Respuesta. Como suele ocurrir cuando regreso de un viaje al exterior del país, mi esposa y yo estuvimos retenidos en el aeropuerto por espacio de cuatro horas, sometidos a un riguroso escrutinio de todo lo que llevábamos en nuestro equipaje.
P. ¿Le confiscaron algunas propiedades?
R. La emprendieron contra la literatura que importábamos. Casi la totalidad de los libros y revistas que traíamos fue incautada.
P. ¿Llevaban algún ejemplar del libro que su esposa, Yoaxis Marcheco, había presentado la noche antes en Miami?
R. Precisamente, intuyendo que nos harían este tipo de revisión, decidimos no traer ejemplares del libro, ni siquiera de otros títulos de Neoclub, el sello editorial del libro de mi esposa, especializado en literatura censurada dentro de la Isla. Era lógico que nos estuvieran esperando.
P. Entonces, ¿qué títulos les requisaron?
R. Hojearon cada libro en nuestra presencia, buscando títulos camuflados tras las portadas, aunque este no era el caso. Prácticamente nos quitaron la totalidad de la literatura que traíamos. Nos sorprendió, por ejemplo, que nos confiscaran títulos como Martí, El Apóstol de Jorge Mañach, y también los números de la revista On Cuba de febrero y marzo que habíamos comprado antes de abordar el avión.
“En Cuba nada que sea drogas, pornografía, armas o derechos humanos es admitido”, nos explicó uno de los abogados de la Aduana
También nos quitaron la más reciente edición de Newsweek. Sin embargo, lo que más nos dolió fueron los 697 ejemplares de un folleto diseñado para la celebración del 15 cumpleaños de nuestra hija Rocío con una foto suya y una frase en la portada y, en el interior, 21 preceptos morales que vienen como anillo al dedo a nuestra resquebrajada nación.
Todo lo que se decía en aquel folleto nos parece en consonancia con la petición que algunos funcionarios, como Miguel Díaz-Canel, han lanzado a las Iglesias para elevar los valores morales de nuestro pueblo. La confiscación ha causado una enorme tristeza a nuestra hija y nos ha obligado a posponer la fecha de la celebración, a la espera de los 30 días con que cuenta la Aduana para devolvernos o quedarse con lo confiscado.
P. ¿Es posible que el motivo de la retención sea la elevada cantidad de ejemplares?
R. No lo creo. Este evento familiar justifica la importación de tal número de folletos, por cuyo transporte ya habíamos pagado en el aeropuerto de Miami, donde no hubo problemas.
P. ¿Terminó ahí la censura bibliográfica?
R. Ni siquiera se salvó la Agenda Latinoamericana Mundial 2015, a pesar de haber sido publicada por la Editorial Caminos del Centro Martin Luther King, de La Habana. Pero tenía un defecto imperdonable: estaba dedicada a un tema tabú en Cuba, Derechos Humanos. Como ya en otra oportunidad nos explicó uno de los abogados de la Aduana, "en Cuba nada que sea drogas, pornografía, armas o derechos humanos es admitido".
P. El día que arribaron se iniciaba la 24 edición de la Feria Internacional del Libro en Santa Clara: promueven libros por un lado y los confiscan por el otro... ¿Cuán cercano se siente a la literatura?
R. ¡Totalmente! Antes de estudiar Teología, hice una licenciatura de Información Científico-Técnica y Bibliotecología en la Universidad de La Habana. Me considero un difusor de la literatura. Es una de las misiones que vinculo con mayor placer a mi trabajo pastoral. Independientemente de que ser pastor bautista ya me convierte en un promotor del libro más famoso del mundo, la Biblia; es habitual que de vez en cuando realicemos el lanzamiento de algún libro como parte de la biblioteca Luz y Vida de nuestra Iglesia. También organizamos la Feria Independiente del Libro en Caibarién, el pasado 24 de enero.
P. ¿Entonces, porque esa agresividad hacia los libros que ustedes trajeron?
R. Se trata de un acto de hostilidad, un ajuste de cuentas por nuestro activismo de promoción literaria, y el mensaje me resulta claro. En Cuba, la literatura sólo puede estar en manos del Estado.